Capítulo 4: Frentes abiertos

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¿Donde esta nuestra Queen B?

Bianca Barclay ha desaparecido del mapa. Lo único que se sabe de esta sirena es que está disfrutando de las playas italianas, mientras los demás nos refugiamos como podemos del gélido clima de Jericó.

¿Envidia?

¿A caso no se nota?

Aunque la extrañamos, una colmena no funciona sin la abeja reina y el puesto sigue vacante. ¿Quién conseguirá el mando de Nunca Más? ¿Alguna sirena continuara con su legado o dejaran que los vampiros retomen el lugar que les fue arrebatado?

Pero, si estamos especulando, podemos ponernos creativos. Los peludos podrían ser un cambio interesante y convertir esta colmena en una manada. ¿Alguna gorgona querrá seguir los pasos hacia el estrellato como Medusa? ¿O tendremos una vidente que pueda ver el futuro de los Nuncamasínos?

Las candidatas son todas y espero que para este día de San Valentín, nuestra nueva abeja reina sea coronada.

- Estas mejorando - dijo Merlina a espaldas de Enid. La chica sonrío, casi saltando sobre su asiento - Una guerra abierta, sádico.

- ¡Lo sé!

- Espero que se derrame sangre.

La mueca de Enid solo duró un par de segundos, antes publicar y cerrar su computadora.

- ¿Sabes? Podrías ser tú.

- No me interesa, ya te lo dije.

- ¿No quieres un ejercito que este a tu entera disposición?

- Prefiero trabajar en solitario.

Merlina se colocó su chaqueta y Enid pareció saltar de su silla.

- ¿Vas a Jericó? Te acompaño, hemos quedado en el veleta con el resto.

- Vaya suerte - murmuró Merlina, saliendo de la habitación.

Enid no había tardado en encontrarla y el resto de los chicos estaban avanzando hacia el portón. Xavier la saludó con una sonrisa forzada y Ajax pareció palidecer al verla, tomó a Enid por los hombros apresurando un poco el paso.

Los veinticinco minutos de caminata fueron interminables, Merlina se mantuvo al final del grupo. Escuchó las charlas animadas sobre la fiesta que pensaban hacer y como habían encontrado finalmente un lugar. Podía ver como la mirada de Xavier se clavaba en ella cada tanto y como parecía querer hablar, pero luego cerraba su boca y miraba al frente.

Patético. Pensó.

Cuando finalmente llegaron al café, los chicos se sentaron en una larga mesa del centro y Merlina caminó hasta su lugar habitual. Sacó un pequeño libro y continuó su lectura de Fausto.

El pacto con Mefistófeles apenas podía captar su atención mientras lanzaba miradas a la ventana esperando ver a Tyler llegar. A su espalda escuchaba la charla de sus compañeros y podía apostar que mas de alguno no sacaba sus ojos de su nuca. Pero no solo eso. Los meseros del Veleta parecían desconcertados de verla ahí. Las miradas no eran muy discretas, aunque sus cuchilleos no llegaba a entenderlos. Al parecer Tyler era el único trabajador decente de aquel lugar. Que mas podía esperar de adolescente promedio.

Como todos los viernes, el chico tenia que firmar en la comisaria por lo que habían cambiado su lugar habitual en el bosque por una apropiada cita en el café. La medida correctiva, Merlina no la entendía. No es como si firmar un libro lo frenaría de matar a alguien en la siguiente media hora, estaba Dahmer como ejemplo. Pero, para ella, las acciones de los policías normalmente constituían un autentico sinsentido.

Los oscuristas #Wyler Saga: Mundo Oscuro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora