Capítulo III

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Miércoles, 8 de diciembre

Hoy era día de partido de Quidditch, Ravenclaw contra Slytherin, eso significaba que se cancelaban las clases para asistir al partido.

Marcus Flint era el capitán del equipo, sinceramente no era de mis personas favoritas, además sabia que desde hacía tiempo Draco quería ocupar esa posición.

Iba por el pasillo con Pansy hablando sobre los planes para las vacaciones mientras llegábamos al campo. 

- Yo creo que iré a casa con mis padres, puedo preguntarles para que te quedes con nosotros, no hay problema, ellos estarían encantados.

- Ya sabes que me encantaría Pansy, pero hace mucho que no veo a los míos y seguramente querrán que vaya a casa por Navidad.

- Algún día me tendrás que contar todo lo que pasó en esa academia

- Algún día Pansy, algún día.

Llegamos al campo y nos sentamos en la grada junto a James y los gemelos Weasley.

- ¿Esos no son los Carrow? - preguntó James

Miré hacia donde señalaba.

- ¿Qué demonios? Como lo han hecho para entrar tan rápido en el equipo, Flint siempre hace que las pruebas sean lo más complicadas possible para que no sea fácil entrar.

- Yo he oído que las pasaron a la primera, se ve que se les da muy bien - dijo Fred 

Estaba claro que iban a entrar, por muy difíciles que fueran las pruebas, ellos eran mejores, habían sido entrenados para ello durante años.

El partido terminó, Slytherin 60 puntos y Ravenclaw 40, así que fuimos a celebrar con los chicos al gran comedor.

- ¿Visteis como se cayó Boot? Que patético - dijo Draco

- Ha sido una victoria fácil - dijo Nott

Los chicos siguieron hablando sobre el partido, así que decidí observar el ambiente, busque a mi hermano con la mirada, pero no lo encontré, cosa que me pareció extraña, y tampoco había rastro de los Riddle. Decidí preguntarle a Pansy.

- Pansy... ¿Sabes dónde está mi hermano? - pregunté 

- No, no lo he visto en toda la mañana, tal vez está en la sala común acabando algún trabajo.

- Tienes razón, voy a ir a ver si lo encuentro, nos vemos.

Me levanté y salí del comedor. Ahora que todos estaban comiendo sería más sencillo encontrarlo, o eso pensaba.

Al llegar a la sala común, me sorprendió que tampoco hubiera nadie, así que decidí mirar en su habitación. Nada, era como si se hubiera desvanecido. 

Al salir de esta vi a alguien saliendo de la sala común, así que decidí seguirle para ver quién era.

- Sebast... ¿Tom?

Este se giró

- Lestrange 

Era la primera vez que le veía desde hace días, pero si algo sabia de los Riddles es que compartir información personal, no es una de sus fuertes.

- ¿Has visto a mi hermano? - pregunté 

- No, ¿qué haces aquí, no deberías estar celebrando la victoria del partido en el comedor con los demás? 

- Como sabes tú eso, llevas días sin aparecer por aquí

- No sé de que hablas, llevo todo el día aquí - dijo

Era obvio que mentía, algo estaba pasando y mi curiosidad aumentaba cada vez más.

- Bueno, tengo que irme, adiós Clarissa.

Tom Riddle, siempre tan misterioso.

No me quedaba otra que volver, pero para ser sinceros no me apetecía en absoluto, prefería irme a mi habitación y leer un rato.

~~~

Un rato después

- Esta sí que no te la perdono, pensaba que éramos amigas, no enemigas - dijo Pansy mientras entraba a la habitación un poco enfadada a juzgar por su tono de voz.

- ¿Qué ha pasado? - pregunté confundida

- Como puedes dejar a tu amiga ahí sola con ese grupo de inútiles insoportables

Reímos las dos

- No sabes lo mucho que te he echado de menos, Hogwarts no ha sido lo mismo sin ti - dijo Pansy mientras se sentaba a mi lado

- Y yo a ti Pansy, te prometo que no volveré a dejarte sola con ellos - dije entre risas

- ¿Qué estabas leyendo?

- Nada interesante, un libro sobre encantamientos.

Estuvimos un rato hablando y Pansy se tuvo que ir para terminar un trabajo de pociones.

Hace unos años estaba aterrada de la soledad, el sentimiento de sentirme aislada de los demás me transmitía una sensación de vacío, pero después de todo lo que ha ocurrido a veces es lo único que deseo, porque al final solo te tienes a ti misma, solo podemos confiar en nosotros mismos.

Creer en uno mismo es una disciplina que requiere un compromiso constante. Implica desafiar las dudas y los miedos que nos susurran que no somos capaces, y esto se debe a menudo porque la gente piensa que saben todo sobre nuestras vidas, cuando no es así.


Bloodline | Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora