Lunes, 27 de diciembre
Me desperté a las seis de la mañana y salí a correr un rato. No podía dejar de darle vueltas a lo que había escuchado la tarde anterior.
¿En qué estaba metido? ¿Es por eso que siempre está desaparecido? ¿Porque estaría amenazado de muerte por ello? ¿Por qué no me habría dicho nada si estaba en peligro?
Eran preguntas que se repetian alrededor de mi mente, y el no logar dar con ninguna explicación me estaba matando. Estaba claro que si le preguntaba me mentiría, no era la primera vez que lo hacía.
Toda esta situación, el hecho de volver a estar aquí, el que mi madre nisiquiera apareciera por casa y la situación de mi hermano. Todo era muy exraño, estaba claro que algo estaba ocurriendo, y al parecer yo era la única que no se estaba enterando, pero no había nada que pudiera hacer, porque si de algo me he dado cuenta en estos últimos meses es que solo puedes contar y confiar en ti misma.
Después de un buen rato corriendo, me senté en uno de los bancos del jardín, todo estaba en silenció, solo se escuchaba el viento golpear contra las ramas de los árboles, y en medio de todo ese silencio y tranquilidad, hasta que el caos se volvió a adueñar de mi mente.
Los recuerdos volvieron a mi mente, pero esta vez trayendo consigo emociones intensas y vívidas imágenes.
Habían dos niños de siete años, uno rubio con ojos de color gris y la otra con ojos marrones y un pelo castaño que le llegaba por debajo de los ombros, corriendo por los jardines. Estaba lloviendo, pero a ellos no les importaba porque se lo estaban pasando muy bien. La pequeña Clarissa se adentro dentro del laberinto para esconderse, ya que estaban jugando al escondite, los padres de los niños siempre les habian dicho que nunca entraran solos al laberinto, pero en ese momento no pensó en eso, se adentró y siguió corriendo sin rumbo alguno.
El pequeño Draco la siguió lo más rápido que pudo, pero acabo desviandose, quedando los dos en direcciones distintas. La lluvia se convirtió en una tormenta, y los niños seguian corriendo sin rumbo por el laberinto.
Narcissa, habia salido a buscarlos por todas partes, pero no había rastro de ellos. La pequeña Clarissa llego al centro del laberinto donde había una espécie de cementerio, esta sintió intriga ya que nunca les habían hablado de la existencia de este. Había una tumba que le había llamado la atención, ponía; ''Riddle 1905 - 1943'', y encima de esta había una estatua de una parca, la niña empezó a sentir miedo y intentó retrocer cuando de repente chocó contra algo, o mejor dicho alguien.
- ¿Qué haces aquí Clarissa? - preguntó Lucius
La pequeña Clarissa no supo que decir ya que el miedo había invadido todo su cuerpo. ¿Cómo era possible que no hubiera visto a Lucius cuando había llegado, o mejor dicho, que estaba haciendo él ahí, Lucius cargó con la pequeña y mediate polvos flú volvieron al interior de la mansión. Para la sorpresa de Clarissa, el pequeño Malfoy estaba allí llorando con su madre, y cuando la vió llegar fue corriendo a abrazarla. Narcissa al igual que su hijo, estaba muy preocupada y cuando la vió llegar con Lucius fue a abrazarla.
- No me vuelvas a hacer esto jamás, porfavor - dijo mientras abrazaba a Clarissa
~~~
Me levanté y fui hacia la cocina, ya que había empezado a llover y hacia frío fuera. Mientras me servía un vaso de agua, alguien entró.
- ¿Qué haces despierta Clary? - preguntó Draco mientras se frotaba los ojos, se notaba que hacía poco que se había despertado.
- No podía dormir, ¿y tú?
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Bloodline | Mattheo Riddle
Fanfiction''Que nuestros padres sean aliados no nos convierte en amigos, Riddle'' La historia de Clarissa Lestrange no hace nada más que empezar cuando vuelve a su antigua escuela Hogwarts, donde los errores del pasado le pasaran factura, entre ellos el conoc...