❤️‍🔥CAPITULO 10❤️‍🔥

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Miró por la ventana y cierro el libro cuando la puerta se abrió de golpe. Giré la cabeza para ver a una pareja con un bebé pasando el umbral de la entrada.

-Regina, a tu habitación- habló Damon de repente sin apartar la vista del libro que sostenía entre sus manos. Él estaba sentado en el otro extremo del sillón donde yo estaba

-No seas aburrido, Damon. Deja a la niña- hablo la mujer mientas se acercaba para tomar mi muñeca, pero el italiano la detuvo.

-No la toques-gruñe el hermano interferir para separar a su pareja de su hermano, la mujer sale de la habitación, el hombre señala su esposa, lo miró unos segundos para finalmente seguir a la mujer

-Me da mucho miedo que le dé un ataque de ira- susurra cuando llegamos a la otra habitación. La agarré del cuello y saqué un cuchillo de cocina que había guardado, pero ella no se inmutó, lo que me hizo sentir un escalofrío.

-Anda, mátame o úsame de rehén para salir de aquí, pero no podrás, Regina. Los hombres que están afuera idolatran a Damon y harían cualquier cosa por él. No vas a salir viva-aconsejó. Miré a mi alrededor y ella parecía muy tranquila, levantó las manos en señal de rendición.

-No soy tu enemiga-aseguró, niego con la cabeza mientras bajabo el cuchillo. Luego, me sonrió y tomó mi mano para llevarme a la cocina.

-Me alegra que no haya hecho nada. Lucían estaba muy preocupado. Solo hace falta un detonador-habló mientras comenzaba a sacar cosas de la despensa.

-Ya se acabaron los alimentos. Ahora mismo enviaré a alguien por provisiones- siguió divagando mientras yo simplemente la miraba.

-¿Qué se te antoja?- preguntó, pero no respondí. Ella continuó hablando, pasando por alto mi indiferencia.

-Niña, Morgan, tengo que hablar contigo- entró el hermano mayor de Damon, y eso fue todo lo que dijo antes de darse la vuelta y caminar escaleras arriba.

-Andando, Regina, yo estaré haciendo galletas- me levantó el pulgar cuando me puse de pie. Era una mujer muy peculiar.

-¿Qué quieres?- hablé con hostilidad cuando se detuvo frente a una habitación y la abrió entra y me mira pidiéndome que hiciera lo mismo. Cada músculo de mi cuerpo se tensó de miedo y di un paso hacia atrás.

-Anda, no te haré nada, lo juro- segundos después lo hice. Era una habitación completamente blanca con un ventanal que ocupaba toda una pared. Lo único que la decoraba era una mesa de madera con un juego de ajedrez y dos sillas a cada lado.

-Blanco o negro- preguntó, pero me negué a hablar. Él tomó mi silencio como respuesta y se sentó en el lado blanco.

-¿Qué quieres?- volví a preguntar al sentarme. Él no sonreía, pero no estaba hostil; parecía muy pacífico, como si nada a su alrededor importara.

-Mira, no estaba en los planes que estuvieras aquí. El problema de Damon es con el ministro y la primera dama-lo interrumpí a mitad de la conversación. Mis puños se golpearon contra la mesa, y me puse de pie bruscamente.

-No saben a lo que están jugando, hijos de puta. Mis padres son intocables. O pregúntale a tu padre qué tal le fue cuando intentó matarlos- soltó un suspiro, negando con la cabeza, mientras acomodaba algunas piezas que habían caído.

-Siéntate, Regina- habló autoritario, pero me negué a obedecer. Dejó caer su espalda en la silla.

-No puedes conversar como un adulto- dijo mientras me miraba. Hice una mueca y me senté.

-No seas idiota, niña. Mira, tu situación. Estás en las garras del hombre que detesta tu apellido. Si no estás al borde de la locura y sucumbiendo a los venenos de mi hermano, es porque a Damon le queda un poco de humanidad- movió la primera pieza mientras hablaba, su atención estaba en la partida. Yo moví cuando me tocaba.

-Ya tomó más de 5 centrales. Falta poco para tomar la de Rusia y pum, el primer Morgan James muerto- tiró una de mis piezas, y cerré los ojos, imaginando a Mikaela.

-Falta poco para terminar con el reinado de tu familia, y cuando tu apellido esté en el suelo, te va a soltar. Solo no seas idiota y no lo provoques-mi boca se secó. Tomé una pieza entre mis manos.

-¿Y por qué a mí no me matan? ¿Por qué a mí sí me van a dejar?- pregunté con miedo. Una carcajada llenó la habitación, me tensé, y Lucían continuó concentrado en el tablero.

-El conejito se está preguntando por qué ella no hace parte de mi venganza- dijo Damon con burla, acercándose a su hermano.

-Y está tan equivocada. Ella es el centro de esto- respondió Lucían. Los dos me miraron.

-Tu padre empezó esto. Se ganó que lo mataran- ladro a la defensiva. Lucían se puso de pie, su mano viajó al hombro de su hermano.

-No es el momento, Damon- susurró, pero una sola mirada bastó para que el otro se alejara. Me miró por última vez antes de salir de la habitación.

-Sabes lo gracioso es que me vale que hayan matado a Antoni. Claro, lo amaba, pero así es la vida en este mundo-comenzó calmado, pero se notaba cómo cada músculo de su cuerpo se tensaba con cada palabra.

-Que estés aquí es culpa de tu madre, la cual me prometió una vida diferente. Ella me manipuló a tal punto que si me hubiera pedido que matara a mi padre lo hubiera hecho sin titubear-tomó un peón del tablero para analizarlo mientras hablaba.

-Si me pido algo, no te confundas. Me acuerdo muy bien de sus palabras. 'Cariño, necesito tu ayuda. Owen, tu hermano, sufre mucho, y cada vez que lo veo tan vulnerable no puedo ni respirar- cambió su tono de voz. Sus nudillos se volvieron blancos de tanto apretar el peón. Me miró con ojos completamente negros, fijándose en mí como si fuera una presa.

-Y el idiota prestó su ayuda y creó la cura en menos de 3 días, tiempo récord- dijo con una media sonrisa.

-Y cuando su hijo estuvo bien, me dio la espalda y me dejó a merced de los enemigos de mi padre. Christopher no es un santo, Regina-soltó una débil carcajada. Sentí cómo temblaba cada parte de mi cuerpo.

-Él sabía lo que me estaban haciendo. Recuerdo que estuvo presente en mi primera subasta- mi corazón se detuvo. Él se puso de pie y cuando pensé que se iría, levantó la mesa y la lanzó hacia la ventana, que se rompió en miles de pedazos. Me tomó del pelo y me llevó hacia el vidrio.

-Anda, déjame regalarte una cicatriz como las que yo tengo- habló lleno de enojo. Me tiró al suelo, causándome múltiples cortadas en el cuerpo. Mi mano se cerró en un puño, tomando cristales que me cortaban, pero ignoré el dolor.

-Maldita hija de perra-gritó cuando le lancé el vidrio a la cara. Logré que retrocediera, y con mi pie lo tiré al suelo, colocándome encima de él y golpeándolo en la cara.

-Muere, hijo de puta-levanté un pedazo de cristal grande y cuando estaba a punto de cortarle la garganta, un dolor abrumador se apoderó de mi cuerpo. Me dejé caer a un lado.

-Oh, conejito, tan fácil era estar en paz-me tomó de la quijada mientras me retorcía de dolor. Me faltaba el aire y sentía que la sangre me quemaba.

-Te gusta, se llama VIXOR, mi inventó, cabe aclarar. Este veneno está incrustado en cada bala de mis hombres- mis ojos se llenaron de lágrimas. Damon se puso de pie, chasqueó los dedos y un hombre entró por el ventanal, aún con el arma en la mano.

-Llévala al sótano, no quiero más comodidades. Ella es igual que su madre- dijo con asco. Aún sentía un dolor insoportable, pero me puse de pie y lo apunté con el dedo.

-Espero que cada maldita cicatriz que tengas te haya dolido. Te juro por mi sangre que te voy a matar, Damon Mascherano. Acabaré contigo antes de que le pongas una mano encima a mi familia-hice una cruz con mis dedos manchados de líquido carmesí para sellar mi juramento. Luego caí al suelo por el malestar, tratando de calmarme y cerrar los ojos para desfallecer en esta agonía.

-No te preocupes, Regina. Sentirás todo. El VIXOR tiene adrenalina y servirá para que no te desmayes. No importa cuánta sangre pierdas, estarás consciente de cada maldito dolor- se alejó, dejándome en agonía. ¿Qué demonios le habían hecho a ese niño años atrás?

GRACIAS POR LEER LOS AMOOO

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