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El lunes, cuando Gyuvin entró al salón de clases, para Gunwook fue obvio notar la ausencia de la habitual sonrisa en su rostro. Él lo saludó como siempre mientras se sentaba, y Gunwook dejó lo que estaba haciendo de lado para prestarle atención a su amigo.

Gyuvin apoyó su cabeza en su mesa, escondiéndose entre sus brazos, además de saludarlo él no le habló mucho más a Gunwook. Pero Gunwook, que era increíblemente perceptivo cuando se trataba de su amigo, captó este cambio de inmediato.

— ¿Estás bien? — Gunwook preguntó suavemente, a lo que Gyuvin respondió sólo asintiendo con la cabeza apoyada dentro de sus brazos. — ¿Sucedió algo? — Gunwook volvió a preguntar.

— Sólo... Lo mismo de siempre, ya lo sabes — Gyuvin se levantó perezosamente, mirándolo a los ojos con una mirada apagada.

Y Gunwook lo sabía, eso significaba problemas en casa, Gyuvin siempre le decía que estaba bien, que sólo eran pequeñas discusiones o desacuerdos que él podía manejar, pero habían días como estos donde parecía que realmente podían afectarlo.

Aunque intentaba ocultar su malestar bajo una fachada de normalidad, las ojeras bajo sus ojos revelaban su preocupación y falta de sueño. El estrés estaba tallado en las líneas de su rostro.

— Estoy bien, sólo un poco cansado — Gyuvin le volvió a asegurar a Gunwook con una pequeña sonrisa.

No necesitaba que Gyuvin le explicara nada; los años de amistad habían creado un lenguaje silencioso entre ellos. Gunwook sabía que Gyuvin prefería distraerse primero, y desahogarse después, cuando sentía que el problema ya no le molestaba. Gyuvin necesitaba un respiro, algo para aligerar su carga.

Así que, después de las clases, Gunwook decidió sorprender a Gyuvin. Con una sonrisa, tomó el brazo de su amigo y le preguntó: — ¿Tienes algo que hacer ahora?, acompáñame.

Gyuvin levantó una ceja, claramente intrigado. — Bueno... ¿Dónde vamos?

Gunwook se encogió de hombros. — Sólo quiero caminar un poco.

Mientras caminaban, Gunwook intentó distraer a Gyuvin con una conversación animada, así él no se daría cuenta de dónde lo llevaba. — ¿Viste como la profesora casi se caía?, no creo que sepa caminar bien con los tacones que traía.

Gyuvin se rió. — Quizás Taerae Hyung andaría mejor con esos.

Llegando al lugar destinado Gunwook podía notar que Gyuvin se había dado cuenta de donde iban, si su rostro más animado y su sonrisa divertida le podían dar un indicio. Gunwook lo llevó en dirección a su cafetería favorita, la misma que habían visitados múltiples veces ya, pero no dejaba de gustarles ni un poco, ya que era acogedora y no estaba tan lejos. Gunwook recordaba cada detalle del usual pedido de su amigo, desde su bebida favorita hasta su postre predilecto.

Cuando entraron en la acogedora cafetería, Gunwook le dedicó una sonrisa cálida a Gyuvin. Le señaló el mostrador y dijo: — Hoy elige lo que quieras, yo invito —. Quería que Gyuvin se sintiera cuidado y especial en ese momento, que pudiera dejar de lado sus preocupaciones y disfrutar un momento de alegría, justo cómo Gyuvin lo hacía sentir todos los días.

Gyuvin miró a su amigo con gratitud en sus ojos, esa gratitud que no necesitaba palabras para expresarse. Por un instante, la pesadez que lo había estado aplastando pareció aligerarse.

— ¿En serio? Parece que hoy soy un afortunado. Gracias, Gunwook. — dijo Gyuvin con alegría, sus ojos haciéndose pequeños en comparación a su grande sonrisa. Gunwook pensó que era adorable.

— No tienes por qué agradecerme —, respondió Gunwook modestamente, — De igual manera, yo también estoy aquí para comer —, se burló un poco, lo que hizo reír a Gyuvin un rato más.

A medida que disfrutaban de sus bebidas y delicioso pastel, Gyuvin comenzó a relajarse y su sonrisa se hizo más genuina. Gunwook miró con cariño a su mejor amigo, frente a él. Gunwook no haría esto por muchas personas, pero con Gyuvin se sentía impulsivo, no dudaría dos veces en subir una montaña inmensa si eso le traería una sonrisa a Gyuvin. Incluso aunque sabía que no podía resolver todos los problemas de su amigo, esperaba que su compañía y los pequeños gestos que estaban a su alcance, fuese suficiente para recordarle a Gyuvin cómo sonreír. Gunwook no podía sentirse más afortunado de ser quién lo ayudara a mantener su cálida y hermosa sonrisa. 


ᓚᘏᗢ

todo por la sonrisa de gyuvin, te entiendo gunwook, te entiendo

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