O7.

54 8 0
                                    

Gunwook se dió cuenta de que Gyuvin había cambiado. Aunque su amigo siempre había sido una persona amorosa, era muy obvio como desde hace unas semanas se volvía cada vez más directo con su afecto hacia él, y aunque internamente Gunwook encontraba esas muestras de cariño encantadoras, también lo dejaban sintiéndose indefenso.

La vulnerabilidad que experimentaba al ser el centro de la atención de Gyuvin lo desconcertaba. Aunque quería creer que estas demostraciones eran solo gestos amigables... Una parte de él no podía evitar considerar la posibilidad de que fueran algo más.

Gunwook se sentía enredado, por un lado, estaba la comodidad y la familiaridad que siempre había tenido su amistad, y por otro, los recientes sentimientos que Gyuvin le provocaba.

Si era posible, Gunwook comenzó a sentirse más confundido, e incluso aterrado, no sólo era la idea de que Gyuvin podría estar coqueteando con él, sino también los sentimientos que eso generaba en Gunwook. Sintió miedo, entonces rechazó la idea cada vez que asomaba en su mente, simplemente no podía permitirse eso.

Gunwook se levantó esa mañana con una resolución firme. Había pasado noches en vela, cuestionando sus sentimientos, y decidió que tomaría distancia de Gyuvin para poner en orden sus pensamientos.

Gunwook pensó; quizás la distancia entre ellos podría ayudar a poner en orden sus sentimientos. Incluso si en su corazón, sabía que ignorar a su mejor amigo sería algo complicado.

Al llegar a clase, evitó la mirada de su amigo y se sentó en el rincón más alejado del aula. Durante la primera hora, Gyuvin no pareció molestarse por la distancia. Pero al sonar la campana del receso, se acercó a Gunwook con su habitual sonrisa.

— ¡Gunwookie! ¿Quieres ir a la cafetería? —preguntó Gyuvin, ignorando la actitud de Gunwook.

—No, gracias. Tengo cosas que hacer —respondió Gunwook, sin mirarlo a los ojos.

Gyuvin se quedó perplejo por un momento, pero no se dejó desalentar. Se sentó junto a él, y a lo largo del receso intentó varias veces iniciar conversaciones con Gunwook. Le habló de la nueva película que quería ver, del examen próximo y hasta del partido de fútbol que habían jugado el fin de semana anterior. Cada intento era recibido con monosílabos y evasivas.

Para Gunwook, cada interacción era una lucha interna. Quería responder, quería sonreír y reír con Gyuvin como siempre, pero se recordaba a sí mismo la necesidad de aclarar sus emociones. "Necesito este espacio", pensaba cada vez que sentía la tentación de ceder.

Sin embargo, la persistencia de Gyuvin no disminuía. Durante la última clase del día, Gyuvin se sentó junto a Gunwook y le susurró:

—Sé que algo te está molestando. Podemos hablarlo cuando quieras, ¿sí?

Las palabras de Gyuvin perforaron las barreras que Gunwook había construido. Con un suspiro profundo, Gunwook finalmente levantó la mirada y vio la preocupación genuina en los ojos de su amigo.

—Lo siento, Gyuvin —dijo en voz baja—. No quería hacerte sentir mal. Solo... necesitaba pensar.

Gyuvin sonrió, aliviado. —Podrías haberme dicho eso. Estoy aquí para ti, siempre.

Gunwook sintió una oleada de culpa. Había subestimado la fuerza de su amistad y el impacto de sus propias inseguridades.

—Gracias, Gyu. 

Gyuvin acarició su mejilla con una mirada cariñosa. — No te preocupes, está bien ahora.

Al final del día, Gunwook no pudo ignorar a Gyuvin, la preocupación y el cariño que su amigo le mostraba eran genuinos, y el pensamiento de herirlo por pensamientos que él mismo consideraba exagerados lo llenó de culpa.

Gunwook tenía mucho que reflexionar sobre sus propios sentimientos y cómo manejarlos sin poner en peligro su relación con su mejor amigo. Pero comprendió que, aunque estaba lidiando con emociones confusas, no quería lastimar a Gyuvin.


ᓚᘏᗢ

si tan sólo fuese tan fácil

be | gyuwook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora