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— Quiero ser honesto, pero tengo miedo de que eso cambie cómo me ves. Tengo sentimientos por ti, y no solo como amigos.

Una vez que lo dijo, Gunwook sintió como su cuerpo se tornaba frío de los nervios, pero en medio del mundo que parecía haber dejado de girar, Gunwook observó cómo la expresión de Gyuvin cambiaba lentamente. Lágrimas empezaron a llenar sus ojos, como si el dolor de Gunwook resonara en su propio corazón.

—Gunwook —, empezó Gyuvin, con voz llena de nervios. — También he estado enamorado de ti desde hace mucho tiempo.

El silencio que siguió a la confesión de Gyuvin parecía extenderse eternamente. Gunwook permaneció inmóvil, sus pensamientos corriendo a una velocidad vertiginosa, tratando de darle sentido a lo que acababa de escuchar. Cada palabra de Gyuvin resonaba en su mente como un eco interminable.

"Gunwook... También he estado enamorado de ti desde hace mucho tiempo."

El tiempo parecía haberse detenido. Gunwook miró a Gyuvin, buscando algún signo de que todo esto era real y no una ilusión cruel de su mente. Vio la sinceridad en los ojos de Gyuvin, la calidez en su sonrisa, pero aun así, le resultaba difícil de creer.

— ¿De verdad? —repitió, su voz apenas un susurro lleno de incredulidad.

Gyuvin asintió, apretando suavemente la mano de Gunwook. —Sí, de verdad.

Gunwook apartó la mirada, su mente inundada de recuerdos de todas las veces que había reprimido sus sentimientos, convenciéndose de que Gyuvin nunca podría sentir lo mismo. Había hecho tantas cosas por ese amor "no correspondido", que ahora la realidad se le antojaba surrealista. ¿Cómo podía ser posible que sus sentimientos fueran mutuos?

—No entiendo... —murmuró Gunwook, sus cejas fruncidas en confusión—. Siempre pensé que esto era imposible. Que tú y yo... —Las palabras se le escapaban, como si su cerebro aún estuviera enredado en la incredulidad.

Gyuvin lo observaba con paciencia, esperando a que Gunwook procesara todo. —Lo sé. Yo también tuve miedo de arruinar nuestra amistad. Pero no podía seguir ignorando lo que sentía, no me di cuenta que intentar acercarme a ti románticamente sin realmente confesarme, iba a causar tantas dudas en ti.

Gunwook se recostó contra el banco, cerrando los ojos por un momento. Sentía como si una nube de emociones se arremolinara en su pecho: sorpresa, incredulidad, confusión, pero también una felicidad tan intensa que le resultaba casi abrumadora.

—Esto es... mucho para asimilar —dijo finalmente, abriendo los ojos y mirando a Gyuvin—. He pasado tanto tiempo diciéndome a mí mismo que no podía ser, que ahora que está pasando... no sé cómo reaccionar.

Gyuvin sonrió, esa sonrisa que siempre había sido un faro de esperanza para Gunwook. —Tómate tu tiempo. No tenemos prisa.

Gunwook asintió lentamente, dejando que las palabras de Gyuvin lo calmaran. Sentía que su corazón se desaceleraba gradualmente, permitiéndole respirar con más facilidad. Miró a su alrededor, el parque que antes había sido escenario de sus dudas y miedos ahora parecía más brillante, más lleno de posibilidades.

—Nunca pensé que esto podía pasar —dijo Gunwook, una sonrisa titubeante comenzando a formarse en sus labios—. Siempre fue un sueño lejano, algo que solo existía en mi imaginación.

Gyuvin se inclinó un poco más cerca, sus ojos brillando con una mezcla de ternura y determinación. —A veces, los sueños se hacen realidad de las maneras más inesperadas.

Gunwook dejó escapar una risa suave, sintiendo cómo la incredulidad comenzaba a desvanecerse, reemplazada por una cálida sensación de certeza. Gunwook sintió un alivio inmenso al escuchar esas palabras. Ambos se calmaron y comenzaron a sentirse más cómodos, como si un peso se hubiera levantado de sus hombros. Lentamente, las lágrimas dieron paso a sonrisas tímidas y risas suaves.

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