11.

29 7 0
                                    

El siguiente día, Gunwook arrastraba su cuerpo exhausto por el pasillo, cumpliendo algunos deberes de presidente de clase que le habían asignado, cuando sintió a alguien acercarse rápidamente hacia él. Al voltear para ver quién era, encontró el rostro de Gyuvin mirándolo.

Quizás estaba agotado físicamente y no había dormido lo suficiente. Quizás era el dolor en su pecho al ver el entrañable rostro de su mejor amigo frente a él. Pero la mirada llena de preocupación de Gyuvin logró irritarlo. A Gunwook no le gustaba que sintieran lástima por él, él era independiente y podía lidiar con sus problemas. Era lo suficientemente inteligente para resolverlos por sí mismo.

— ¿Necesitas algo? — El tono apático salió tan fácil y rápido de Gunwook que sorprendió a Gyuvin y hasta a él mismo.

— Gunwook, entiendo que estés ocupado y estás en tu derecho de tener tiempo a solas, pero ya va casi una semana, esto no es normal—, expresó Gyuvin con una mirada herida.

— Es completamente normal. Estamos en un período en el que tengo muchas cosas que hacer. No es difícil de entender—, contestó Gunwook, sin poder mirar a los ojos a Gyuvin. El dolor de lo mucho que lo extrañaba comenzaba a lastimar su pecho.

— Necesito que hablemos. Déjame hablar contigo, no me ignores esta vez—, y ahí fue cuando el límite de resistencia de Gunwook se desvaneció. Después de tantos días y al encontrarse con la mirada suplicante de Gyuvin, Gunwook aceptó ir a hablar con él.

Caminaron juntos, manteniendo su distancia, y decidieron entrar a un salón que se encontraba vacío debido a que era la hora del almuerzo. Al pasar por la puerta, Gunwook perdió el equilibrio y trastabilló. Rápidamente, Gyuvin lo tomó del brazo para ayudarlo a levantarse.

Con la cabeza dándole vueltas, Gunwook escuchó la voz preocupada de Gyuvin: — ¡Gunwook, estás ardiendo en fiebre!

Quiso decirle que no era cierto, que él estaba bien, pero su cabeza daba vueltas y las náuseas lo distrajeron lo suficiente para que Gyuvin lo llevara a la enfermería sin que pudiera negarse o apartarse.

Se recostó en la cama de la enfermería, su cuerpo sintiendo alivio. Una enfermera le dio una pastilla y agua para tomarla, además de un paño húmedo que colocó en su frente, mientras Gyuvin se quedaba a su lado.

Cuando la enfermera los dejó solos, Gunwook se sintió incómodo al tener que mostrarse en esa situación frente a Gyuvin.

Gyuvin lo miró cariñosamente y, antes de que Gunwook pudiera decir algo, le indicó que descansara un rato y que él estaría ahí. A pesar de que una parte de Gunwook no quería, con la presencia de Gyuvin al lado se sintió lo suficientemente seguro para cerrar los ojos y descansar.

Cuando Gunwook despertó, Gyuvin seguía a su lado, absorto en su teléfono. Gunwook le dedicó una mirada mientras su amigo no se daba cuenta de que él había despertado. Observó detenidamente su rostro, todas las facciones que aceleraban su corazón cuando las veía.

Gyuvin también lo miró, y Gunwook, nervioso, desvió la mirada.

— ¿Te sientes mejor?, puedo ver que no has dormido lo suficiente. Probablemente necesitabas esa larga siesta—, mencionó Gyuvin.

Gunwook sintió vergüenza, seguramente se veía como un desastre. Sinceramente, no se había estado cuidando desde hace varios días. — ¿Me he perdido alguna clase? —, preguntó Gunwook después de un momento.

— Sí, pero está bien. Hablé con el profesor y le expliqué que estás enfermo. Me dijo que estaba bien —, le tranquilizó Gyuvin con una sonrisa.

— Tú también perdiste clases —, observó Gunwook.

— No es como si fuera la primera vez—, dijo Gyuvin riendo. Era cierto que su amigo era mucho más relajado sobre perderse clases. Gunwook recordaba todas las historias de lo que Gyuvin hacía cuando se saltaba las clases junto a Junhyeon, y las risas de su amigo eran suficientes para convencerlo de ayudarlo cuando tenía que engañar a un profesor para que Gyuvin no saliera castigado.

Gunwook también ríe con él. El sonido parecía ajeno, hacía días que no reía.

— Me preocupaste mucho, ¿sabes? — Gyuvin confesó, su voz triste, mientras miraba fijamente a Gunwook.

Gunwook se sintió mal, ver a su amigo quién solía irradiar tanta felicidad, ahora con una expresión desanimada, por su culpa. Gunwook intentó hablar, pero fue interrumpido. — No, déjame hablar primero, por favor—, pidió Gyuvin.

Gyuvin empezó, — Cuando empezaste a alejarte, quise darte tu espacio. Sé cuánto te importa tu espacio. Y quise creer que todo era sólo porque querías concentrarte en tus responsabilidades.

— Pero han pasado días, y si es cierto que es sólo eso, entonces me preocupa que te hayas esforzado tanto que te hayas descuidado a ti mismo—, expresó Gyuvin.

— Pero no creo que sea solo eso— Gyuvin dijo seriamente, mientras el corazón de Gunwook se aceleraba con nervios.

— He estado contigo desde los diez años, te conozco. Y siempre que has tenido tus momentos donde solo piensas en deberes y responsabilidades, nunca me has alejado así de ti. Por eso probablemente me he querido convencer a mí mismo de que no había un problema entre nosotros, que tú no tenías un problema conmigo. Porque en todos nuestros años de amistad, nunca hemos discutido — Gyuvin tragó fuertemente, luciendo cabizbajo.

—Pero ya no puedo estar alejado más de ti, no puedo—, confesó Gyuvin, con voz llena de determinación.

— No quiero que me expliques qué pasa ahora mismo si no quieres, pero quiero que me des la oportunidad de escucharte y estar a tu lado.

Gunwook se sintió conmovido, la manera en que Gyuvin se preocupaba tanto por él y lo entendía tanto. —Gracias, gracias por entenderme— Gunwook dijo, su voz temblando y susceptible.

Cómo con un instinto protector, Gyuvin acarició la mejilla de Gunwook. — No es siquiera algo por lo que deberías agradecerme.

Gunwook quería refutar, porque Gyuvin era muy bueno para él. —Haces mucho por mí.

Gyuvin se acercó a él, reduciendo la distancia entre sus miradas. —Es porque me importas más de lo que crees—, Gyuvin expresó con suavidad.

Sus rostros estaban cerca, más cerca de lo que ellos habían estado en la última semana. Más cerca de lo que podía soportar el autocontrol de Gunwook, cuando bajó su mirada hacia los labios de Gyuvin, intentando apartarse aunque sólo quería seguir acercándose más y más.

Cuando conectó su mirada otra vez con la de Gyuvin, esta mostraba preocupación. Miles de pensamientos desagradables pasaron por la mente de Gunwook.

Se sintió asqueado de sí mismo, decepcionado, con miedo.

Entonces, se levantó de un salto, apenas logrando articular un "Lo siento" antes de salir corriendo de la enfermería, ignorando los llamados de Gyuvin. 


ᓚᘏᗢ


la mente de gunwook: bésalo bésalo bésalo bésalo

be | gyuwook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora