──Estás pensando en ella, ¿verdad?── Daniel se apoyó en el marco de la puerta.
──Sé que aún estás tratando de comprender tus sentimientos, pero ¿no te parece un poco tarde para eso?──
──Ella es importante para mi── Suspiró el austríaco como si tuviera miedo de reconocer cuanto le afectaba la ausencia de __ .
──Lo que hice fue lo mejor para ella. Su seguridad siempre fue una prioridad para mí.── Agregó ──Mientras yo sea un coronel, lo nuestro nunca funcionara.──
Daniel suspiró, se apartó el cabello ondulado y arrojó algunos papeles sobre el escritorio frente a König. ──Creo que estás haciendo las cosas mal, una y otra vez. ──
EL austríaco hojeó las páginas y mientras leía entre líneas, sus cejas se arrugaron con cierto desconcierto y preocupación mientras apretaba la mandíbula.
──Esto es...── murmuró.
──He estado haciendo mi propia investigación sobre Horangi.── Declaró Daniel. ──Y algunos datos no coinciden, como la hora.──
Konig se inclinó, apoyando los codos sobre su escritorio.
──He estado estudiando ese dato, pero por mas que intento deshacer las pruebas, todo gira en dirección a él. ──suspiró el austríaco.
──Siendo sincero könig, no creo que Kim haya estado pasando información mientras esa misma noche estuvo liderando la misión contra Al-Qatala.── Defendió Daniel firmemente.
──Yo tampoco lo creo.── coincidió el austríaco.
...
Las llamas de la fogata parpadeaban iluminando el rostro de ___ mientras frotaba sus manos intentando deshacerse del frío.
Buscó al británico con la mirada pero este no estaba. ──¿Sargento?── llamó sin obtener respuesta.
Los oidos de la joven se agudizaron al escuchar un grito proveniente del exterior.
Tomó su arma sin pensarlo dos veces al escuchar las suplicas de lo que parecía ser un niño pequeño.
──¿Hola?── Miró a su alrededor mientras sus manos apretaban el arma.
──¡Ayuda por favor!── Gritó la pequeña voz entre los escombros de un edificio abandonado.
──¿Donde estás?── Ella dudó por un segundo, pero al no obtener respuesta comenzó a moverse lentamente entre las ruinas del edificio.
──¡A-aqui!── lloró.
___ apenas podía oír al niño a través de la tormenta de nieve. ──No te muevas, iré por ti.
Al encender la linterna de su arma apuntó hacía una pila de cadaveres, entre ellos mujeres, niños y militares.
ella jadeó dando un paso hacía atras mientras su linterna escaneaba el lugar frenéticamente.
──¡Ayudame por favor!── la pequeña voz gritó a lo lejos haciendo que ella corriera en su dirección pero sus pasos frenaron cuando una mano la agarro por detras, tapandole la boca.
──Silencio, es una trampa.── Susurró pesadamente el británico.
Ella frunció las cejas mientras escuchaba los alaridos del pequeño.
──solo es una trampa para que nosotros bajemos la guardia. Están usando niños como carnada para tendernos una emboscada──
Ella tragó saliva al escuchar esas palabras.
──¿Estas seguro..?── preguntó con la voz quebrada.
Él asintió con ojos frios. ──He estado aquí antes. Fue un escenario cruel, los mercenarios mataron a las familias de Verdanks y reclutaron a los niños.──
──Tenemos que regresar al refugio, la nieve cubrira nuestras huellas. Pidió ella
──Negativo, saben que estamos aquí, nos buscaran.── El tiempo se agotaba y pronto el ejercito de mercenarios les pisarian los talones.
Y sin tener opcion, el britanico cargo a ___, haciendo que esta temblara en sus brazos mientras la tiraba dentro de un contenedor de basura.
──¡Quedate aqui!── Ordenó el británico con mirada afilada.
──No, espera! A donde vas?── la joven lo tomó del brazo. ──No puedes ir tú solo, te mataran...──
──Cierra la boca, estoy intentando mantenerte con vida.── Ladró el británico.
──Soy soldado, no necesito que me trates como una damisela.── Replicó firmemente.
Pero en el fondo ella temía, no se lo demostraría a él, pero tenia miedo de quedarse sola allí y perderlo como también perdió a sus compañeros.
──No puedes irte... Tú no...── Pidió la joven sin querer soltar su brazo.
Ella suspiró mientras miraba su mano, esperando que él la soltara y la abandonara pero este se dejó caer aun lado de ella, dentro del contenedor.
──No hablaras de esto con nadie.── Ordenó el hombre mientras se acomodaba para no estar completamente encima de ella.
la tapa se cerró dejandolos a ambos en una tenue oscuridad mientras él se movía encima.
──Gracias...Ghost.── Susurró mientras su semblante se animaba.
──¿Por qué?── habló en voz baja mientras la miraba debajo de él.
──Por quedarte, yo no puedo perder a un... compañero más.── Lo miró con expresión solemne.
Y parecía que esas palabras habían tocado una fibra sensible en el británico, una fibra que no sabía que existia, sus palabras le recordaron a un viejo amigo.
Él se le quedo viendo por un rato más sin saber que decir, pero de algo estaba seguro, estaría encima de ella por un buen rato.
...
──Ciertamente parece que algo no cuadra. Es como si hubiera un error, o un detalle que todavía no hemos considerado.── suspiro könig.
Los dos habían estado buscando respuestas toda la noche.
──Iré por café.──Daniel finalmente se levantó caminando perezosamente. ──¿Quieres algo?── preguntó pero el austríaco negó con la cabeza.
Cuando cerró la puerta, könig se dejó caer sobre el espaldar de su silla, sintiendo una mezcla de cansancio y frustración.
"No podre descansar teniendo este peso sobre mis hombros" Pensó mientras se frotaba los ojos.
La palabra "cafe" solo lo hacía fantasear con la idea de ___ entrando en su oficina con un termo lleno de cafe caliente, mientras se sentaba en sus piernas mirándolo con adoración, justo como lo solía hacer.
Pero su nube se esfumó obligandose a volver a la dolorosa realidad que él mismo se buscó y de la cuál estaba consciente.
"Imbecil" suspiró.
Estuvó recostado mirando hacía un punto fijo de la habitación hasta que finalmente se levantó y caminó con paso firme a la salida.
Sus botas resobanan contra el piso mientras se detenía en la puerta de ella, estuvo parado allí por un rato en completo silencio mirando la puerta.
Sabía que ella no estaba, pero la idea de estar a unos pasos de su habitación lo hacía sentir débil.
──❀•❀──
2da temporada 🗣️
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Miss You | König
FanfictionKönig siempre se mostró frío y distante con ella. La ignoró la mayor parte de su vida mientras ella hacía todo lo posible por hacerlo sentir querido. Pero esa noche todo cambio, los papeles se invirtieron ante la llegada de un nuevo intruso.