𝕰𝖒𝖇𝖗𝖞 𝕮𝖆𝖑𝖑

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Entre Lobos y Susurros de la Noche
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La luz de la luna derramaba su resplandor sobre la playa de La Push, pintando destellos plateados sobre las olas del océano. Embry Call, un lobo metamorfo de la reserva Quileute, paseaba por la orilla, dejando que la brisa salada acariciara su piel.

—Embry, ¿puedo caminar contigo?

La voz suave y sugerente de Malaika Johnson rompió el silencio de la noche. Embry se volvió hacia ella, capturado por la intensidad de sus ojos oscuros.

—Por supuesto, Malaika. ¿Cómo has estado?

Ella sonrió, una mezcla de misterio y deseo bailando en sus labios. —Solitaria. Hasta que te encontré aquí.

Caminaron juntos a lo largo de la playa, la conexión entre ellos creciendo con cada paso. La tensión en el aire era palpable, una mezcla de anticipación y magnetismo.

—No puedo dejar de pensar en ti, Embry. —Malaika confesó, deslizando sus dedos por el brazo de Embry.

Él la miró, su corazón latiendo con fuerza. —Y yo no puedo quitarte de mi cabeza, Malaika.

Decidieron sentarse en la arena, la brisa nocturna susurrando secretos entre ellos. Embry rodeó los hombros de Malaika con su brazo, creando un abrazo cálido en medio de la fresca noche.

—Si supieras cuánto he deseado esto. —Malaika confesó, su aliento mezclándose con el de Embry.

Él acarició su mejilla con ternura. —No hay nada que desee más que estar contigo, Malaika.

La química entre ellos se volvía más intensa con cada instante. Embry sintió la urgencia de acercarse, de explorar los rincones secretos de Malaika.

—Embry... —susurró Malaika, sus ojos centelleando con una lujuria irresistible.

—Malaika... —respondió Embry, dejándose llevar por el deseo que ardía entre ellos.

Se besaron, un encuentro apasionado que eclipsó la luz de la luna. La playa se convirtió en el escenario de su encuentro ardiente, cada ola que besaba la orilla parecía susurrar su complicidad.

Las manos de Embry exploraron la piel suave de Malaika, mientras ella se aferraba a él, como si temiera que este momento fuera efímero.

—Embry, no puedo evitar sentir que hay algo más entre nosotros. —Malaika rompió el beso, sus ojos buscando respuestas en los de Embry.

Él la miró con intensidad, su corazón latiendo al unísono con el de ella. —Malaika, lo que hay entre nosotros va más allá de cualquier explicación. Es como si nuestros destinos estuvieran entrelazados.

Decidieron seguir el llamado de la noche, dejándose llevar por la pasión que los envolvía. La luna, testigo silente de su amor, continuaba su ascenso en el cielo mientras la marea de emociones los arrastraba más allá de las olas.

Al amanecer, la playa recuperó su serenidad, pero la conexión entre Embry y Malaika seguía ardiendo como una llama inextinguible. Abrazados, contemplaron el horizonte, sabiendo que aquel encuentro había marcado el inicio de algo profundo y significativo.

El sol se asomó lentamente en el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos. La magia de la noche perduraba en sus corazones, mientras la promesa de un nuevo día se revelaba junto con el amor que habían descubierto en las sombras de la playa de La Push.

𝓞𝓷𝓮 𝓼𝓱𝓸𝓽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora