Cap 24 - Honestidad inesperada

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JASPER

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JASPER

La luz de la mañana me despertó, cuando atravesó las ventanas sobre el domo de la gran sala del planetario.

Mientras los demás permanecían dormidos, repartidos en los grandes sillones, me quedé unos segundos mirando hacia el cielo azul afuera de los cristales.

Hace un ciclo había estado en esta misma posición, recostado sobre mi espalda, mirando hacia el cielo, pensando si volvería a levantarme, o si volvería a sentir algo más que el vacío. El oscuro y amargo vacío.

Mi padre había muerto, personas inocentes que debíamos transportar habían muerto, y yo casi les había seguido.

Luego de la explosión, había perdido la conciencia, y en ese lapso solo recordaba estar sentado junto a una laguna y sentir un frío intenso que parecía venir de mi propio interior. Si hubiese querido, podría haberme quedado allí y rendirme, ir a la luz al final del camino, sin embargo, sentí que no estaba solo.

De alguna manera percibí la presencia de algo que no era del todo Circeliano o material siquiera, y al volver el calor a mi cuerpo, también volvió la vida, porque entonces volví a respirar, y abrí los ojos en el momento en que todos los sistemas de la nave comenzaban a fallar. Apenas tuve tiempo de arrastrar a mi padre hacia la cápsula, solo para que en el último momento él me obligara a subir antes de que todo colapsara.

Por supuesto, sobreviví, pero solo para recibir un golpe más. La mujer que había llamado mi pareja, había roto mi confianza y mi corazón , y pensé que desde el final de todos esos acontecimientos, no volvería a sentirme realmente vivo por mucho tiempo.

En ese entonces había estado solo, rodeado de un silencio sombrío en un hospital Circeliano, pero ahora, al mirar a mi alrededor estaba acompañado de mis amigos, antiguos y nuevos, y el silencio era tranquilo.

Quién habría imaginado que de todos los planetas iba a terminar en la Tierra, encontrando más paz que la que tuve en Circelus. Y sabía que era extraño sentirse de esa manera en medio de circunstancias como las que nos habían traído a este planetario, pero no podía ignorar el hecho de ya no me sentía muerto por dentro.

De pronto oí a Asteria acomodarse a mi lado, y entonces la vi abrir sus adormilados ojos oscuros y observarme de vuelta, sin decir nada.

Me moví solo un poco para quedar sobre mi costado, ahora mirándola de frente. Cuántas cosas le había dicho sobre mi verdadero sentir, que nadie más sabía, cuánto había confiado en ella a pesar de que me había propuesto en el pasado no volver a confiar en nadie nunca más.

Un día te diré cómo fuiste tú quien sin querer me ayudó a empezar a sanar, pensé.

– Hey, buenos días Tierra – murmuré.

– Buenos días Cielo – ella respondió también en voz baja, y no había duda ni ironía en sus palabras.

– Entonces, ¿a dónde vamos primero?

Espacios Desconocidos [Libro 1 Saga EsDes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora