Espacios Desconocidos [Libro 1 Saga EsDes]

Cap 33 - Un juego de palabras e intenciones

Cuando desperté y miré alrededor, el miedo rápidamente comenzó a apoderarse de mi mente.

Sola en medio de una sala plateada y al frente de una mesa del mismo metal, me encontraba sentada en una de las tres sillas hechas del mismo frío y duro material. Pero no estaba libre en absoluto. Mis muñecas estaban restringidas por correas negras y el olor a sangre era el segundo indicio más inquietante de un terrible interrogatorio, después de las manchas en la mesa.

Al darme cuenta de aquello, casi como acto reflejo, traté de liberar mis manos de las correas oscuras, sin embargo, al hacerlo sentí mis manos pegajosas y me di cuenta de que donde me apoyaba había hilillos de sangre de quien sea que hubiesen interrogado antes. Era como si alguien hubiese hincado sus propias uñas en su carne para resistir el dolor.

Tuve una horrible sensación en mi estómago, pero mi mente me decía que no podía simplemente apagarme frente al miedo. Dunn quería información, y eso era exactamente lo que tenía que darle si quería sobrevivir.

Esperé por largos minutos de incertidumbre, con el zumbido de las luces blancas de fondo acompañándome, hasta que entonces oí el clic de la puerta.

Dunn entró en la sala, y se sentó tranquilamente en la silla vacía al otro lado de la mesa. Por instantes en los que me ignoró completamente, observé cómo pasaba un pañuelo de seda por sus manos, cuyos nudillos estaban enrojecidos y salpicados de sangre.

— Tráiganlo — dijo de manera fría y brusca, mirando más allá de mí a quién asumí que estaría escuchando el interrogatorio.

Al siguiente instante, vi a Jasper en el umbral cuando abrieron la puerta. El me miró serio una sola vez y luego lo amarraron a la silla a mi lado de la misma manera que a mí. Por supuesto, si él estaba asustado no lo mostraba, pero sabía que esa era su forma de evitar que yo me asustara también.

Aun en esta situación te está protegiendo, vino un pensamiento desde el fondo de mi mente. Sin embargo, lo bloqueé antes de reaccionar, y me mantuve firme y seria, al igual que él.

Dunn nos miró a ambos y de pronto sonrió, como si hubiese estado esperando con ansias este momento.

— Ah, ¿quién iba a pensar que dos de los favoritos del público terminarían aquí? — dijo, y dejó sin cuidado el pañuelo sangriento sobre la mesa metálica.

Jasper y yo lo observamos, pero ninguno se inmutó. Si Dunn quería asustarnos, no iba a ser fácil.

Lo miré con desdén, tomé un respiro, tranquila, para luego hablar.

— Wow también me preguntaba lo mismo. ¿Quién sería tan estupido para hacer algo como esto? — dije con falsa inocencia y moví mis manos restringidas, para enfatizar — ¿Quién iba a pensar que habría tan pronto un ataque a la Alianza?

Dunn dejó de sonreír, sin embargo, la expresión de arrogancia permaneció en su cara.

— Tal vez alguien pensó que los miembros de la Alianza ya no eran necesarios — respondió.