Colmillos | 18 años

121 14 1
                                    

- ¿Seguirás usando esa mierda?

- Ya te dije que sí, es por protección. Y no es que no confíe en ti, solamente aún no me siento preparado.

Jamás pensé que podía odiar tanto un objeto, pero ese jodido collar me hacía perder los estribos.

Habíamos acordado que esperaría hasta que te sintieras listo para poder marcarte como mío. Nunca pensé que podría llegar a ser tan paciente con algo sin volverme loco como aquella vez en la que pedí ser congelado para no tener que esperar demasiado para poder comprar la wii. Incluso llegué a considerar esa opción nuevamente.

Por fortuna para mi no fué necesario esperar demasiado, pues aquella tarde aprovechamos la ausencia de tu familia en casa para que así pudiera marcarte al fin, y aunque al principio tu mamá no estaba para nada de acuerdo al final se resignó ya que no había nada que ella pudiera hacer para eliminar la marca que tú mismo me dejaste hacerte.

Creía que a partir de ese día nuestros encuentros sexuales irían en aumento, y contrario a lo que pensaba no tanto. Tuvimos nuestra primera vez en esa fiesta, luego tuvimos la segunda en mi casa y la tercera en la parte trasera de un cine (no me preguntes, tampoco recuerdo exactamente cómo llegamos a eso). Pensaba que después de la marca tendríamos sexo de manera más constante, pero en realidad sería con la misma frecuencia de antes, es decir, cada vez que estuviéramos a solas, tengamos ganas y el tiempo suficiente para hacerlo sin ser interrumpidos.

Aunque sí de algo estoy seguro es que a partir de que dejé mi marca en ti comenzó a gustarte sentir mis colmillos cada vez que dejaba chupetones en tu cuello y pecho, en público lo negabas pero cuando estábamos a solas me pedías que te mordiera, judío pervertido.

Fué en una de esas ocasiones en las que estaba estimuladote usando mis colmillos mientras estábamos en tu casa cuando tuvimos uno de los momentos más incómodos de los que recuerdo. La puerta de tu habitación estaba cerrada, gemías bajito mi nombre mientras yo me encargaba de morderte y usar los colmillos para recorrer tu piel, estábamos tan perdidos en el deseo y la excitación que no notamos el sonido de pasos acercándose al cuarto.


- ¿Kyle? Mamá dice qué... - sin darnos cuenta tu hermano se había acercado al dormitorio mientras tú y yo estábamos sin camisetas a punto de hacerlo y abrió la puerta, lo que pasó después fué sumamente incómodo, ni siquiera nos dió tiempo de disimular para que no supiera lo que en realidad estaba pasando ahí, cerró la puerta y salió corriendo.

- ¡No es lo que estás pensando, canadiense hijo de puta!
































































































The story that won't end | omegacember 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora