Puas en la lengua | 16 años

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Hacía tiempo había descubierto que eres mi omega predestinado, lo supe luego de darme cuenta de que por alguna razón tu aroma era el único que me resultaba atrayente, pero al parecer aún no te habías dado cuenta (o no del todo).

Comenzamos a salir hace algún tiempo, nada formal todavía, en realidad estamos viendo si esto funciona antes de formalizar la relación. Aún no me dejabas marcarte y menos acostarme contigo, pero esa atracción por ti y tu aroma tan jodidamente delicioso aún estaba ahí. Sin embargo la idea de si realmente me percibías como tu predestinado o no me seguía inquietando bastante, tanto que sentía que en algún momento iba a volverme loco.


Seguí investigando al respecto en un intento por calmar mis nervios y parte de la inseguridad sobre esta relación. Entre tantas cosas que había leído descubrí que había una manera de saber si realmente eras mi predestinado o no, pero necesitaba estar al lado de ti así que esperaría al fin de semana para poder comprobarlo, te invité a pasar el sábado comiendo pizza y viendo una película en mi casa y tu aceptaste.

Ese día decidimos comprar helado para comer durante nuestra cita viendo películas, fué ahí cuando decidí aprovechar el momento y al ver que te había quedado una mancha de helado de fresa cerca de tu mejilla no dudé en acercarme y lamer esa zona.

- ¿Que carajo haces? - aunque si bien parecías confundido tu tono de voz delataba que estabas conteniendo tu risa - ¿es una especie de caricia o algo así?

Fué en ese momento cuando lo supe: no estaba equivocado. Al investigar leí que los alphas suelen lamer a sus omegas para limpiarlos, algo así como lo hace un gato, con la diferencia de que el omega destinado lo sentirá como una caricia y no como una sensación dolorosa. No dije nada pero en su momento me causó muchísima felicidad.
















- ¿Vas a seguir haciendo eso?

- Te dije que sí, eres mi omega después de todo.

En la actualidad es algo que sigo haciendo, pero no me culpes, es inevitable para mi no querer lamer tu cuello y mejillas a modo de gesto amoroso, más aún porque así me dí cuenta de que tú también ya lo sabías: estamos hechos el uno para el otro.

































































The story that won't end | omegacember 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora