Mordida | 20 años

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Las temporadas de celo eran las que más disfrutaba si de tener intimidad contigo se trataba, y aunque en esos días manteníamos un especial cuidado con anticonceptivos (más del que normalmente solíamos tener) por las altas posibilidades de tener un bebé si no nos cuidamos igual disfrutaba muchísimo estar en la cama contigo: ver tu bonita cara completamente sonrojada y escucharte gemir mi nombre una y otra vez era una de mis sensaciones favoritas en todo el mundo.

Pero claro, era disfrutable siempre y cuando sucediera en un sitio en donde pudiéramos tener privacidad, pero cuando entrabas en celo estando en público era una situación bastante tensa en la que tenía que actuar rápido antes de que eso pudiera terminar mal. Como aquella ocasión en la que mientras te esperaba afuera de los baños de la universidad comencé a percibir un fuerte aroma a frutos rojos y no tardé en darme cuenta que se trataba de ti y que necesitabas ayuda, entré de inmediato y antes de que más de un alpha imbécil se acercara a querer aprovecharse de ti te cargué entre mis brazos y salí corriendo de ahí, quería llegar a mi casa lo más pronto posible y darte un supresor.

No era fácil, el tener tu aroma tan cerca de mi y tu aliento rozando mi piel suplicando que te tomara hacía difícil la tarea de tratar de contenerme.

- Eric... Por favor llévame a la cama...

- Ahora no judío, ni siquiera estamos en mi casa.

Mientras te cargaba tú te dedicabas a descubrir mi cuello en un intento desesperado por desvestirme, y al ver que no tenías resultados me mordiste en esa misma zona, dejándome una marca parecida a la de unión que yo te había dejado años atrás.

Durante todo el camino me dejabas marcas de mordidas en donde pudieras y lamías las mismas hasta que finalmente llegamos y pudiste tomar el supresor para poder relajarte entre mis brazos y sentirte mejor. Ni siquiera me molesté en querer ocultar las marcas de mordidas, porque al menos para mí era mostrarlas con orgullo sabiendo que tú eras el causante de estas.











































































The story that won't end | omegacember 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora