Anidados | 26 años

71 11 0
                                    

Aquella noche en la que estábamos viendo televisión era tranquila, te recargaste sobre mi hombro para pedirme hacer un nido sólo porque tenías ganas. Hacía algo de frío así que era razonable que quisieras estar en un lugar más cálido tanto para ti como para nuestros cachorros, apagué la televisión y me levanté para armar junto contigo el nido.

Mientras yo estaba acostado a tu lado y abrazándote Eric descansaba sobre mi pecho y Joanne permaneció abrazada a ti y también dormía tranquilamente. Yo por mi parte jugaba con tu rizado cabello y daba besos en tus mejillas.

- ¿Estás cómodo? ¿quieres que te traiga algo?

- No... Gracias gordo.

La noche era fría y pensé que querrías que te trajera una bebida caliente como té o chocolate. De igual manera me quedé a tu lado dejando que tú y nuestros bebés se relajaran, ellos dormían y tú estabas medio adormilado al lado mío.

En esa habitación se percibía perfectamente un suave aroma a frutos rojos, tú aroma, claramente estabas tranquilo y al despedir un aroma tan suave por ese mismo estado de relajación en el que te encuentras ayudaba a que nuestros pequeños se mantuvieran tranquilos también, tanto que Joanne no tardó mucho en quedarse dormida después de comer y repetir, y yo tampoco me quedo atrás pues tu aroma también resultaba relajante para mi.

- Me gusta nuestra familia... - murmurabas mientras acariciabas las suaves mejillas de nuestra bebé y apartabas su rizado cabello de su rostro - y nuestro matrimonio también.

- A mi me gustas tú - respondí tomando tu mano y besando tus mejillas, provocando que te sonrojes.

Había sido una semana muy larga y agotadora en la que tuve mucho trabajo, pero al verte ahí a mi lado con nuestros cachorros en brazos sentía que todo eso había valido completamente la pena.









































































The story that won't end | omegacember 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora