I. El incentivo correcto

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-Puedes usar tu boca esta vez? -propone Steve.

- Qué?! -se sorprende Ally-. No Steve. No puedo hacer eso.

- Por qué no? -pregunta con desconcierto ya que desde hace un minuto el joven de piel marrón no ha soltado su miembro en ningún momento.

- Simplemente porque no -responde con poco convencimiento en la voz, sin verle a los ojos-. Creo que sería llevarlo demasiado lejos.

La mirada de Ally está concentrada en las partes íntimas del otro. Steve lo mira. El joven de ojos lila acaricia lentamente la cabeza de su miembro con la yema del pulgar. El de cabello negro estira el cuello para acercarse al oído del otro joven.

-Hazlo -le susurra al oído-. Solo por curiosidad...

El joven lo piensa. Steve nota que no ha tocado el tema del dinero en esta ocasión.

- Mmm. Cómo lo hago? -se decide finalmente.

- Lo mismo que con tus manos, solo que esta vez usarás la boca -explica Steve.

- Es seguro? ¿No te haré daño?

- Solo evita que tus dientes lo toquen y estaré bien -Steve mira la cara de consternación de Ally-. Te daré tres esmeraldas -dice para convencerlo.

Ally se inclina lentamente sobre su ombligo para acercar su rostro al miembro de Steve.

-Ahora que lo veo más de cerca -aún lo sostiene con la mano-. Creo que es del mismo tamaño que el mío, pero mucho más grueso. Está palpitando otra vez. -lo pega muy cerca a su boca-. Debería apresurarme. Dime si algo te molesta.

Al principio solo introduce la punta. La sensación es extraña. Algo en su mente le lleva a mover la lengua y lamer aquella parte. No sabe si lo hace bien, pero cuando Steve se recuesta nuevamente sobre el sofá entiende que sí. Decide aventurarse a meterlo más profundo, pero luego de varios centímetros siente que no puede respirar bien, así que lo retira enteramente. Ally se pregunta cómo podría mantener aquella cosa dentro de su boca por más tiempo. Steve deja de emitir más sonidos. El joven de rasgos finos se siente un poco mal por no saber como hacerle una mamada a Steve.

En ese momento, Ally recuerda que él le había dicho que sería lo mismo que hizo con su mano. Así que lo intenta. Otra vez introduce el miembro de Steve dentro de su boca y luego lo retira, pero no del todo esta vez. Repite el proceso tres veces más. La respiración agitada de Steve le incita a continuar el proceso más veces. Steve lleva su mano derecha esta vez hasta coger el trasero de Ally y lo aprieta. Lo cual le sorprende y provoca que este introduzca el miembro de Steve entero dentro de sí, provocándole pánico pues siente como su boca estaba completamente llena por el joven. Se retira violentamente.

-Hjaa, hjaa -respira Ally con dificultad.

- ¿Estás bien, Ally? -se preocupa Steve.

- Sí, hjaa, sí. Me tomó por sorpresa. Eso es todo -Ally lo mira a los ojos- ¿Tú estás bien? ¿Te hice daño?

- No, por el contrario. Se sintió estupendo. ¿Crees que puedas hacerlo de nuevo? Meterlo hasta el fondo me refiero.

Ante la pregunta, Ally dirige su mirada al miembro palpitante de Steve. Se sorprende que todo eso cupiese en su boca.

-Lo intentaré -Ally vuelve a su posición anterior y comienza a introducirlo poco a poco, pero cinco centímetros antes de la base se retira porque no aguanta más. Sigue intentando otras tres veces, pero es inútil. Su instinto de no querer asfixiarse puede más y le impide introducirlo entero. La otra vez, fue la sorpresa lo que lo hizo posible.

-No puedo. Es muy grueso. Siento que me voy a atragantar -se disculpa mientras lo masturba con la mano-. Lo siento.

-Tampoco te apenes tanto -le consuela Steve-. Mmm. Tal vez podrías hacerlo por el incentivo correcto -Ally presupone lo que dirá a continuación-. ¿Qué te parece si te doy veinte gramos de pólvora si llegas hasta la base?

Los ojos de Ally se llenan de estupefacción, pero intenta guardar su compostura y utiliza sus habilidades de negociador.

-Treinta gramos si lo consigo -se detiene un momento-. Y otros 10 gramos por cada vez que lo repita. ¿Es un trato? -Steve sonríe y acepta-. Muy bien -Ally lo sujeta con firmeza y acerca su cara-. Aquí voy.

Una vez está dentro de su boca, Ally baja lentamente hasta la base. Esta vez más decidido a terminar. Vuelve a sentir el impulso de retirarse, pero se mantiene firme. Cuando está a punto de llegar a la base, percibe que su propio miembro se sacude dentro de su ropa y arroja un líquido. Finalmente puede meterlo todo dentro de su boca. Steve suelta un largo gemido. Se mantiene allí un par de segundos y se retira lentamente. Más orgulloso de sí mismo de lo que esperaba estar y tal vez más de lo que debería.

Cuando lo saca, un poco de baba chorrea de su boca y gira hacia Steve. Sonríe al verle totalmente relajado sobre el sofá. Esto le hace sentir a Ally que ahora es él quien tiene el control y eso le gusta más de lo que le gustaría admitir.

-Bien -Ally regresa a su posición-. Ahora a por el resto de gramos de pólvora.

Ally vuelve a su actividad, esta vez logra llegar hasta el fondo con menos esfuerzo, aunque aun así le cuesta un poco. Las primeras dos veces lo hace con los gramos de pólvora en mente, pero luego ese pensamiento empieza a desvanecerse y el calor que recorre su cuerpo se apodera de él junto a la excitación que siente en su parte baja.

Intercala los movimientos donde llega hasta lo más profundo con otros donde no llega tan profundo, pero los hace más rápidos. Por momentos solo se detiene en la punta y la saborea con su lengua haciendo círculos alrededor. Sube y baja una y otra vez mientras que la percepción de su mundo se reduce cada vez más solo al miembro de Steve, los sonidos que este emite y los suyos propios.

Luego de unos minutos, que se sienten como horas, percibe que el miembro de Steve se agita al igual que lo hizo cuando lo masturbó con la mano. Así que vuelve a llevar su boca hasta la base una vez más para darle el estímulo que necesita, haciendo que Steve suelte todo lo que tiene adentro. Ally apenas puede apartarse a tiempo y aún así son varias las gotas que lo alcanzan incluido en el rostro.

Ambos están rendidos. Ally recuesta su cabeza sobre el regazo de Steve pues no quiere moverse mucho.

-Perdí la cuenta de cuantas veces llegué hasta el fondo. No sé cómo podré cobrarte -dice Ally de forma entrecortada-. Tal vez fueron ocho o nueve veces. De lo único que estoy seguro es de que me duele la mandíbula.

-No importa. Te daré 150 gramos, 200 mejor -Steve pasa una mano por su frente e intenta reincorporarse-. Nunca había experimentado algo así. Las chicas de los pueblos son más...tímidas -Ally se levanta para sentarse y mirar de frente a Steve con el ceño fruncido-. Disculpa, quería hacer un cumplido.

Ally aparta la mirada y sonríe.

-Te disculpo. Debo admitir que yo también lo pasé bien -gira a ver a Steve, pero este se encuentra mirando por la ventana.

-Ya es muy tarde. No creo que sea bueno que viajes estando tan oscuro. Puedes quedarte a dormir si... -Steve voltea a ver a Ally en ese momento. El joven lo mira serenamente con sus hermosos ojos lila como contemplando a quien tiene al frente. Steve hace lo mismo. Observa que su ropa tiene manchas de su fluido, incluyendo el rostro. La luz de la luna, que se filtra por la ventana, alumbra su rostro por momentos.

Nota que una mancha ha caído sobre su mejilla. Steve alarga su dedo índice y la remueve sin alejarlo mucho de su cara. Ally observa la escena como en un estado de trance. Mira como el dedo de Steve se desliza por su mejilla y pasa frente a su rostro. Fracasando en controlar sus impulsos coge el brazo de Steve por la muñeca y la conduce aún con el dedo estirado hacia su boca. Introduce el dedo una y otra vez hasta que lo limpia completamente ante la mirada atónita de Steve. Esto produce que su miembro se ponga rígido una vez más. El movimiento atrae la atención de Ally y lo saca de su trance.

-Es en serio Steve? -Ally lo toma con las manos-. Que sepas que tengo la boca cansada e incluso me duele la muñeca. No sé cómo podré ayudarte.

-Bueno, aún existe otra opción que no hemos explorado -Ally lo mira intrigado-. Vamos a mi cuarto y te muestro de lo que hablo.

El vendedor ambulante (inspirado en el mundo de minecraft)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora