VI. Relajo en la playa

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A la mañana siguiente, Steve está sentado al borde de la cama, alistando las cosas para pasar el día en la playa. Por otro lado, Ally se termina de cambiar.

En los anteriores cuatro días que han estado en el pueblo, se dedicaron a conocer a los lugareños y cualquier sitio turístico que pudieron visitar, además de pasar dos o tres horas en la playa todos los días.

Partirán a casa al día siguiente, antes del mediodía, por lo que decidieron pasar el día entero que les queda, en la playa.

-Cómo te queda el traje de baño? -pregunta Steve mientras mete unos libros en su bolsa- Me sorprendí cuando pediste que te hiciera un traje de baño con esas características.

-Todo bien de momento -le responde desde el cuarto de baño de la habitación donde se hospedan.

Normalmente Ally, siendo un chico, no debería preocuparse por cubrirse el torso cuando va a la playa. Sin embargo, los toqueteos y otras cosas que Steve comenzó a hacerle en esa zona desde que empezaron a salir, provocaron que se vuelva más reacio a mostrarlos en público. Es por esto que pidió a su pareja que le hiciese un bikini blanco. El top es de tipo triángulo y la parte de abajo del tipo tanga con dos tiras de tela negra muy delgadas que unen la parte delantera con la trasera, que son de color blanco.

-Me avisas si necesitas ayuda -le dice Steve.

En ese momento, Ally sale del baño sujetando dos extremos de una toalla azul con decoración de flores tropicales blancas, rodeando su cintura.

-Me das una mano? -dice el de cabello gris mostrándole los extremos de la toalla. El joven de cabello negro camina hasta donde está sin verle a la cara. Toma los extremos y empieza a hacer el nudo arriba de la pierna derecha-. Gracias -el de ojos pardos está muy cerca, así que Ally escucha su respiración profunda-. Estás sonrojado? -pregunta juguetonamente-. Tan bien me queda?

-El que no pueda verte a los ojos es suficiente respuesta creo yo -responde su enamorado. Termina de acomodar la toalla, pero no se mueve de su sitio. Con una mano recorre la tela hasta llegar a zona genital y se mantiene allí, masajeando la zona con el pulgar-. Qué hay de estar parte? Agregué más tela de la usual, pero no sé si será suficiente para contenerlo.

-Tiene suficiente espacio, pero será un problema si es que tengo una erección -coge la mano de Steve con delicadeza-. Así que debes contenerte tú un poco.

-No prometo nada -dice Steve-. Ya tengo las cosas listas. Vámonos.

La casa donde se hospedan no es muy grande. Cuenta con dos pisos con cuatro habitaciones disponibles en total. Ellos se encuentran en el segundo piso. Bajan hasta el primero donde la dueña de la casa tiene una pequeña recepción.

Ally camina hasta allí y apoya los codos en el mostrador para conversar con la dueña, de quien se ha hecho muy amigo en estos días, sobre algunas cosas mientras Steve espera a su costado. El de cabello negro observa con detenimiento y lujuria cómo la tela de la toalla sigue el contorno de su trasero y cae abruptamente hacia el suelo cuando lo termina.

Con tranquilidad, el de ojos pardos se apega más a su pareja para evitar que la dueña vea lo que piensa hacer. Lleva una mano hasta el trasero de Ally y le da un buen apretón, hundiendo sus dedos en la tela. Su enamorado se sorprende y le mira de reojo con los ojos bien abiertos.

-Mgh. Disculpe, señora Keyla. Steve está ansioso por ir a la playa desde que nos despertamos -entrelaza su brazo con el de él-. Luego seguimos conversando -la señora responde con amabilidad de que no hay problema y les desea un buen día. Cuando ambos salen de la casa, Ally se dirige a su pareja con voz baja-. El apretón fue porque estabas aburrido o solo estabas caliente?

-Lo segundo -responde Steve sonriendo con picardía. El de ojos lilas le devuelve la sonrisa y se aferra a su brazo mientras caminan.

La pareja llega a la playa y alista el lugar donde pasarán toda el día. Estiran dos toallas, plantan una gran sombrilla y colocan dos sillas reclinables de playa. Luego se meten a nadar por al menos dos horas hasta que se cansan y deciden descansar mientras el sol se acerca a su punto más alto.

El de cabello gris se acuesta boca abajo sobre una toalla. Reposa la cabeza en sus manos entrelazadas. Por su parte, Steve coge un libro de su bolsa y se sienta en la silla, que es suficientemente larga como para estirar las piernas, mirando hacia el mar al igual que su pareja. Ally voltea a verle sin levantar la cabeza.

-Qué lees? -pregunta. El de ojos pardos cierra el libro y direcciona la portada hacia su enamorado-. Un libro de encantamiento? Entiendes lo que dice? Además, creía que no era necesario entender el encantamiento para que afecte a las armas.

-Tienes razón sobre lo último. No lo necesitas para eso -responde-. Pero lo que estoy buscando es crear mis propios encantamientos -estira el brazo para alcanzarle una hoja de papel sin tener que levantarse de la silla. Ally lo recibe y ve que tiene algunos grupos de símbolos dibujados-. Hay algunos símbolos que se repiten en varios libros de nuestra estantería.

-Se ve muy complicado -dice mientras le devuelve la hoja-. Te importaría dejarlo un rato para echarme el aceite de almendras que compré, por favor?

-Seguro -el de cabello negro deja el libro en la silla y se pone de pie.

-Ten -le entrega un frasco de vidrio con un líquido color amarillo claro-. Espárcelo por todo el cuerpo.

Steve se pone de rodillas a un lado de Ally y comienza a untarle el aceite en las piernas. Tiene una textura ligera y suave, por lo que es sencilla de aplicar y sus manos se deslizan a través de la piel de su pareja. Se toma su tiempo mientras masajea los grandes muslos y el de ojos lilas se relaja.

Cuando acaba con esa parte, pasa una pierna por encima de Ally y se sienta justo antes del trasero. Deja caer un poco del aceite en su espalda y continúa masajeando de arriba abajo.

-Mmmmm. Esto es muuuuy relajante -dice el de cabello gris medio adormilado. Nota que la playa se ha ido llenando-. Me sorprende ver tal cantidad de turistas.

-No es así en Pico Escarchado?

-No, mi pueblo no es muy turístico que digamos -responde. Las manos firmes de Steve se detienen por el cuello y le dan un masaje-. Mmmmm. Que hay del tuyo? Dónde vivías de niño me refiero.

-Umm -desliza las manos hacia abajo, hasta el trasero-. Vivía cerca a una ciudad, así que las calles eran bastante concurridas, pero la gente no iba a hacer turismo precisamente.

-Ya veo -el de ojos lilas se relaja mientras los dedos de Steve se deslizan y hunden ligeramente en su firme retaguardia. El de cabello negro masajea la zona a conciencia. Cogiendo firmemente las nalgas de Ally y moviéndolas de un lado a otro. Es bastante minucioso, pues incluso pasa el aceite en medio de ellas y lo esparce-. Nngh -siente un dedo introducirse lentamente en la parte de atrás-. Tranquilo, cariño. Hay mucha gente en la playa. No puedo tener una erección con lo que traigo puesto.

-Estás boca abajo. Así que no hay problema. Además -vierte un poco de aceite sobre su trasero. El contraste brillante con su piel le fascina-. No puedes pedirme que no haga nada con estas vistas -habiendo dicho esto, continúa frotando el aceite en la misma zona haciendo círculos.

-Ah, sí? Es por eso que siento el frasco de vidrio entre tus piernas? -broma, pues sabe que no es el frasco. Por dentro, Ally también le ha cogido el gusto a coger con la chance de ser encontrado por alguien. Voltea a verle de reojo y le propone en voz baja-. Crees que se den cuenta?

-Esperemos que no -dice Steve y se baja el short.

El vendedor ambulante (inspirado en el mundo de minecraft)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora