III. Baya luminosa

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Ally distingue que alguien sortea las rocas en lo que llega a la entrada de la cueva. Un haz de luna le hace pensar que es Steve.

Decide seguirle. Baja con cuidado por las rocas y se adentra en la cueva. Todo está muy oscuro, por lo que avanza con cuidado pegado a las paredes. No hay rastro de Steve. Camina en silencio. Se detiene varios metros más adelante cuando cree haber descendido un gran tramo e intenta distinguir alguna luz o escuchar algún ruido que le diga por dónde se ha metido aquel sujeto que aparentemente es el joven de cabello negro.

Sin embargo, lo primero que oye es el gruñido de un zombi a su derecha. Presa del miedo, desciende más rápido. Los comerciantes suben y bajan montañas muy a menudo durante sus viajes por lo que no debería costarle mucho, pero la oscuridad juega un rol importante. Escucha más ruidos de monstruos mientras desciende. Sigue bajando hasta que divisa una luz al otro lado de una esquina. Va corriendo hasta ella sin pensarlo mucho hasta que se estampa contra alguien. Ambos caen al suelo.

-Ally? -dice la voz que está debajo de él-. ¿Qué haces aquí?

-Steve! -se alegra de que sí sea él. Lo ayuda a ponerse de pie y sacude la suciedad de su pantalón-. Te vi entrar a la cueva y decidí seguirte.

-Pensé que estarías mucho más lejos de mi casa para este momento -responde Steve-. Esta cueva está a dos o tres horas desde allí.

-Sentía dolor al caminar. Luego te explico -toca su brazo-. Tenemos que movernos. Los monstruos me persiguen.

De pronto escuchan un sonido particular detrás de Ally, el sonido que hace la TNT antes de estallar. Sin pensarlo, Steve rodea con sus brazos al joven y lo aparta del lugar justo a tiempo. La explosión hace un gran hoyo en la pared y destruye la antorcha que había clavado en ella. Este último se recompone primero y clava otra antorcha. Ayuda a Ally a levantarse.

-Estás bien? -lo había protegido con su cuerpo, pero aun así se preocupa.

-Sí, gracias por cubrirme más bien -Ally ve la pared de piedra toda destruida-. Me pareció ver un destello en la pared cuando venía hacia aquí. ¿Qué estabas minando?

- Mena de oro -responde Steve. Los ojos de Ally se abren como platos.

- Lo siento mucho. Si no hubiese atraído al Creeper... Te lo compensaré de alguna manera. Yo...

-Tranquilo -Steve aprieta un dedo contra sus labios y luego lo retira-. No bajé a esta cueva por oro. Me lo encontré de paso y decidí minarlo.

-Entonces a qué viniste?

-Acabando esta cueva está la entrada a una cueva aún más grande a una profundidad aún mayor. Allí me dirijo -explica apuntando con un brazo hacia la más completa oscuridad-. ¿Quieres venir conmigo? -Ally acepta y ambos descienden-. No suelo dejar las antorchas por si alguien me sigue, pero esta vez las dejaré por ti.

-Te lo agradezco -Steve le ayuda a bajar un gran nivel de rocas-. ¿Qué hay en esa cueva que buscas?

-Un cristal violeta -responde sin detenerse-. Un amigo, maestro de herrería, me pidió que le llevase unos cuantos. Está convencido que con ellos podrá hacer cristal que no deje pasar los rayos del sol -encoge los hombros-. Pagará un buen dineral, así que yo cumplo lo que pide.

Caminan por varios minutos. Steve tiene que matar a varios monstruos mientras bajan con ayuda de su pico y apoyándose en la armadura ligera que lleva. Por fin se encuentran con una abertura en medio de varias rocas de donde proviene algo de luz.

-Estamos muy por debajo de la superficie -Steve se acerca al agujero y empieza a descender por el-. Baja con cuidado después de mí. Yo te recibiré.

Y así sucede. Steve lo coge por la cintura mientras Ally baja. La cueva es mucho más grande de lo que imaginaba. El techo se encuentra a varios metros por encima de ellos. Ve destellos de minerales por todos lados. También hay bastante vegetación en el lugar donde están de pie. Steve saca un plano de su bolsillo que empieza a desdoblar. Mientras tanto, Ally se acerca a unas dianas, que cuelgan del techo de la caverna. Tienen unas cosas redondas y luminosas color ámbar colgando de ellas.

-Qué son estas cosas? ¿Frutas? -pregunta al tiempo que arranca una y se la acerca a la boca.

-Son bayas luminosas -responde Steve-. Puedes usarlas para decorar el jardín o como iluminación, pero poca gente las compra. Además que no es bueno comerlas porque... -se detiene cuando gira al ver que Ally sostiene una muy cerca de su boca y mastica un pedazo de la fruta.

-Po-por qué dices que no deberían comerse? -pregunta Ally asustado-. ¿Son venenosas?

-No, no, tranquilo -Steve se acerca-. Es solo que causan un efecto particular en las personas -Ally siente como su cuerpo gana calor. Comienza a salivar más que antes y siente pulsaciones abajo de la cintura. El joven llega hasta donde está-. Es un afrodisiaco básicamente.

Ally cae de rodillas sobre el pasto, jadeando. Siente las piernas débiles. Su respiración se hace cada vez más agitada. Sus piernas tiemblan al igual que sus manos. Cierra los ojos.

-Tiene cura? -pregunta con desesperación.

-Mmm -piensa Steve-. ¿Qué hice la primera vez que comí una? -coge su mentón-. Creo que tuve que ir a un pueblo y...

Ally no espera más. Mejor dicho, no puede esperar más. No puede pensar y sus manos se mueven por sí solas. Por más que intenta reprimir sus deseos, le es imposible. Lleva sus manos hasta la cintura del pantalón de Steve, que está a pocos centímetros de él y lo baja. El miembro del joven se libera, pero aún está flácido. Eso no le importa a Ally, que lo coge con una mano cerca a la base. Lo lame desde allí hasta la punta y lo mete en su boca. Comienza a sacarlo y meterlo hasta que se pone duro.

Esto agarra por sorpresa a Steve, quien tiene que recostarse contra una pared de piedra que no está muy lejos. Ally lo succiona con fuerza. Metiéndolo y sacándolo varias veces. Siente el fluido preseminal que sale de la punta de Steve luego de un rato y lo usa para lubricar todo su miembro usando solo su boca. Aprovechando que está duro, vuelve a utilizar su lengua para lamerlo.

No es suficiente. Ally lleva sus manos hasta detrás de Steve para sujetarlo con fuerza de las piernas y meter su miembro con más rapidez dentro de él. Aún no se calma. Lo succiona una y otra vez hasta que tiene que sacarlo de su boca para tomar una bocanada de aire, después de lo cual continúa con su labor. Luego de unos minutos el joven se aparta y respira agitado.

- Te sientes mejor, Ally? -pregunta Steve, que aún se mantiene apoyado contra la pared. El joven de ojos lila niega con la cabeza-. Ahora yo tampoco -dice y coloca ambas manos detrás de la cabeza de Ally para volver a meter el miembro en su boca.

El joven de ojos pardos mueve sus caderas para entrar varias veces dentro del otro mientras este lo recibe con la lengua afuera. El de cabello gris aprovecha que tiene las manos libres para masturbarse.

-Nnngh! -se le escucha decir cada vez que llega hasta el fondo.

Steve lo usa para satisfacerse hasta que al cabo de unos minutos deposita todos sus fluidos dentro de Ally mientras que este también eyacula. Lentamente lo separa de él y le deja descansar. Ambos se quedan jadeando en sus mismas posiciones. Uno rescostado contra la pared de piedra y el otro de rodillas descansando sobre el pasto.

El vendedor ambulante (inspirado en el mundo de minecraft)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora