Luego de caer del edificio del que De la Cruz lo había arrojado, Miguel es "salvado" por un extraño ente. Sin embargo, no tarda en darse cuenta de que quizás su ayuda no era más que un castigo que se forjaría con el tiempo.
Hiro Hamada trataba de so...
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En una esquina de la habitación, el moreno se encontraba sentado en el suelo, ocultando su rostro entre sus rodillas y nuevamente abrazando sus piernas como cada vez que lo hacía cuando se sentía avergonzado por sus propias acciones.
Por otro lado, Hiro se encontraba de pie. Observándolo fíjamente de manera incómoda. El silencio era pesado y se notaba la tensión que cubría todo el sector en el que estaban.
El can no se encontraba por ningún lado, puesto que se había ido cuando notó que su presencia estaba de más en el lugar.
Hiro consideró por un momento que lo mejor sería irse, pero descartó la idea casi de inmediato. Quería explicaciones de qué diablos había sido eso que había ocurrido y es que para su mente aún era imposible la idea de que algo sobrenatural sucediera justo en frente de su nariz. Sin embargo, tampoco sabía como iniciar la conversación por lo que la incomodidad no hacía más que extenderse.
En un momento, Hiro intentó apoyar su espalda contra la pared para descansar un poco su cuerpo tenso. Sin embargo, al sentir el choque recordó que aún tenía la guitarra rota colgada en su espalda.
Algo nervioso, consideró la idea unos segundos antes de acercarse con paso lento y temeroso al más joven. Una vez a un lado suyo y sin decir nada, se quitó la guitarra y la colocó con suavidad a un lado suyo.
El pequeño ruido tan cerca de él hizo que Miguel reaccionara y levantara un poco su cabeza para ver con extrañeza que hacía el extranjero.
Hiro se dio cuenta de inmediato y se quedó congelado por unos segundos, observando sus ojos. Cuando se dió cuenta de esto apartó la mirada de inmediato mientras sentía el calor subir hasta su rostro.
- I just... I thought... I-I mean the guitar just... Flew away..? From here...? [Yo solo... Creí... Q-Quiero decir la guitarra simplemente... ¿Salió volvando...? ¿Desde aquí..?]
Trató de hacer unas señas pero se movía muy nerviosamente y balbuceaba demasiado. Supo que no había funcionado ante la cara de desconcierto del moreno.
- ¿Qué...? Oye, ¿Te sientes bien?
Preguntó preocupado. Hiro solo pudo suspirar antes de sentarse a un lado suyo, con la guitarra en medio debido a que esta seguía sobre la pared.
Ninguno de los dos supo que decir nuevamente y Miguel extendió su mano para tomar la guitarra destrozada por su propio arrebato. No era mucho para él, podría areglarla con un poco de magia pero cuando estuvo a punto de hacerlo miró incómodamente al otro. No había que ser vidente para saber que no era alguien acostumbrado a observar cosas así por lo que lo dejó para después.