Luego de caer del edificio del que De la Cruz lo había arrojado, Miguel es "salvado" por un extraño ente. Sin embargo, no tarda en darse cuenta de que quizás su ayuda no era más que un castigo que se forjaría con el tiempo.
Hiro Hamada trataba de so...
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- No lo sé Dante, todo esto es muy raro...
Murmura Miguel mientras continuaba dando vueltas en círculos como lo llevaba haciendo desde hace ya varios minutos mientras el can solo lo observaba, algo mareado para este punto.
El moreno mostraba una expresión clara de confusión y preocupación en su rostro ahora más expresivo debido a la falta de pintura. Sabía que quizás usar al perro como ayuda no era la mejor opción teniendo en cuenta su falta de respuesta pero en estos momentos le ayudaba mucho pensar en voz alta.
- Desde hace días yo... tenga esta sensación extraña. Es como... como si estuviera enfermo. -Menciona mientras se detiene por un momento y voltea a ver al canino el cual gira ligeramente la cabeza a un lado con curiosidad.- Bueno, quizás no tanto así... -Completo antes de retomar su recorrido circular.- Pero si es similar porque tengo este constante malestar en mi estómago y algo que parece ser fiebre. ¡Pero es imposible! -Grita sobre exaltado, asustando a Dante debido a las pequeñas grietas que se formaban con cada uno de los pasos del mexicano, el cual se calmó y volvió a ver a Dante.- ¿Verdad...?
Su tono denotaba el temor que crecía en su pecho ante la idea de no saber que estaba ocurriendo en si mismo. Se suponía que no podía enfermarse, jamás lo había hecho desde que recuperó la conciencia en el hogar del charro.
Miguel empezó a sentir como al pensar en aquellos síntomas, su cuerpo no solo expresaba miedo, sino también aquellas señales que alertaban que probablemente algo estaba mal con él. Estaba tan concentrado en el propio calor de su rostro que no notó que en su "casa" la temperatura aumentaba a la par.
- No lo sé, además me siento agitado como si acabara de correr por veinte calles sin detenerme y no es divertido que parezca que el corazón se me saldrá en cualquier momento.
El moreno llevó su mano a su muñeca, tratando de ver si por algún motivo divino sentía su pulso. Sin embargo, como en el resto de las veces, los latidos de su corazón acelerado solo eran producto de una imaginación muy vívida que manifestaba su cuerpo sin aparente razón.
- ¿Será posible que muera por segunda vez...?
Dante de a poco se fue alejando de Miguel, sabiendo que probablemente alguna fuerte explosión ocurriría al igual que siempre que él se ponía nervioso.
Dicho y hecho, mientras el moreno se devolvía a caminar de un lado a otro, murmurando preguntas que no podía responderse a sí mismo, la temperatura de la habitación continuó yendo en aumento. Simultáneamente, las grietas se encargaban de arruinar aún más la estructura gastada en una perfecta representación de como la mente de Miguel se quebraba por sobre pensar.
- ¿Y si algo está mal conmigo? ¿Y-y si acabo volviendo a la tierra de los muertos? ¡¿Y si ya no puedo regresar?!
El chico se apartó asustado al escuchar como detrás de él algo pareció explotar. Al observar que había ocurrido, se encontró con fuertes llamaradas anaranjada que ocupaban una pequeña esquina del apartamento.
