Luego de caer del edificio del que De la Cruz lo había arrojado, Miguel es "salvado" por un extraño ente. Sin embargo, no tarda en darse cuenta de que quizás su ayuda no era más que un castigo que se forjaría con el tiempo.
Hiro Hamada trataba de so...
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Era otro nuevo día en México y el enfoque estaba sobre un edificio el cual fue abandonado luego de un incendio ocurrido hace bastante. ¿Importa ese dato? No mucho, pero ayuda a entrar en ambiente.
Al acercarse y entrar a uno de los muchos departamentos dañados por el fuego, una figura de rojo se encontraba acostada en el suelo, respirando con tranquilidad. Al parecer, Miguel se había quedado dormido allí nuevamente.
En la otra esquina, alguien más dormía. Dante, el perro callejero y fiel amigo del "humano" se encontraba calmado hasta que despertó de manera brúsca, con una única necesidad: salir del lugar.
Antes de darse cuenta, el joven castaño ya no tenía los ojos cerrados por el sueño.
- ¡Ow! ¡¿Pero qué-?!
Miguel despertó sobresaltado al sentir un repentino golpe en el estómago mientras dormía. Se sentó en el suelo brúscamente para observar al perro que ahora se encontraba a un lado suyo, sacudiendo la cola alegre mientras lo observaba expectante, como si no acabara de pasarle por encima como a un tapete.
- ¡Dante! ¡Te dije que no hicieras eso para despertarme!
Le dijo con tono molesto mientras se frotaba la zona del estómago donde había sido pisado por el canino. Dante simplemente ladró en respuesta mientras continuaba mirándolo atentamente, como esperando algo.
Miguel borró su expresión irritada y giró los ojos con una sonrisa divertida, no importaba que hiciera, aquel perro era la mejor compañía que podría tener después de todo lo que había ocurrido (Aunque eso no quitaba el hecho de que detestara estas acciones tan malditamente agresivas). Cuando escuchó otro ladrido simplemente se puso de pie mientras hacía aparecer algo de comida para que su compañero pudiera almorzar.
- Me despertaste solo para eso, ¿Verdad?
Preguntó alegremente mientras acariciaba su cabeza antes de alejarse, dejando al otro comer tranquilo.
Caminó hasta una ventana rota donde pudo ver su reflejo, aún cubierto por la pintura corrida después de llorar. Suspiró y simplemente movió ligeramente su mano para corregir el maquillaje antes de agarrar su guitarra.
Vió más allá de la ventana para observar el lugar en el que se encontraba. No era realmente la zona más linda de la ciudad pero a él le encantaba por todo lo que conllevaba desde su punto de vista.
- ¡Wow!
Antes de darse cuenta sintió un pequeño tirón en la manga por parte de Dante el cual empezó a ladrar y dar vueltas tratando de expresar sus deseos de salir.
- Am... No lo sé Dante... ¿Crees que sea buena idea...?
Preguntó el joven comprendiendo con rapidez lo que trataba de expresarle el canino. No solía salir mucho (A menos que sea de noche), y la idea hacerlo de un día para el otro no le gustaba demasiado.
