Reinicio #6

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Su vista cansada contemplaba la pálida estructura que lo cobijaba. Rodeándolo de pies a cabeza, ocultando pobremente una existencia condenada.

Un suspiro cansado salió con pesadez desde su cuerpo cansado. Apoyándose en su único consuelo casi inútilmente como cuando era pequeño. Marcando su cara con una mueca preocupada su boca arqueada acompañaba su rostro preocupado. 

Resguardado por cuatro planas paredes como único escudo viable ante su situación deplorable su mirada aparentemente perdida pero secretamente atenta lo mantenía informado, listo para contemplar a la espera de su inminente destino.

Su cuerpo temblaba y sus piernas apoyadas contra su delgado abdomen se agitaban, dando una secuencia de constantes golpeteos en la espuma donde normalmente dormía. Sus manos previamente aferradas a la superficie antes mencionada ahora abrazaban sus otras extremidades. Con una cabeza baja acompañada de una mirada cansada tras el estrés de la noche anterior que aún lo atormentaba. 

Vagos recuerdos soñados que su cerebro no había procesado habían repercutido en una lúcida pesadilla la cual probablemente nunca olvidaría. Siluetas oscurecidas apenas distinguibles, todas con aspectos parecidos, pero a su vez tan diferentes. Aun rodeados de márgenes coloridos en un piso con una secuencia infinita su aspecto sombrío lo perturbaría.

Lo que para cualquier persona cuerda pudo ser un simple sueño para él había sido diferente. En su caso las respuestas fáciles no aplicaban. En su caso la posibilidad de que eso pudiera haberse quedado como un sueño extraño se desmoronaba.

Había sido diferente a como alguna vez el siquiera lo hubiera imaginado. Aquella aparente mala noche no solo se había resignado amostrarle una secuencia extraña de la cual su cerebro se encargará cuando el despertará, en su caso no era así.

 Casi podía confirmarlo, en aquellos momentos en los cuales su mente y cuerpo finalmente reaccionaron su presencia se vio implantada en un lugar previamente determinado.

***

Sus ojos se abrieron repentinamente tras un tiempo indeterminado, con la ayuda de sus piernas su cuerpo avanzo de forma involuntaria. Apoyando una pierna frente a otra su torso se tambaleaba, yendo de un lado a otro sin una posibilidad de descanso, su brazo izquierdo se movía en como un compás improvisado, yendo y viniendo a su propio ritmo sin la aparente intención de detenerse ante la nueva circunstancia presentada.

Su mente había regresado, después de haber salido aquella mañana tan mundana con una intención previamente fijada, momentos antes de aquel suceso aún desconocido.

Su cuerpo se mantenía en un ritmo constante, moviéndose aun ante su mirada espectarte, con su único control no solo sobre alguna parte de su cuerpo, sino de sus sentidos.

Su vista se movió de lado a lado, preocupado ante lo que le estaba pasando su primer reflejo su detenerse al instante. De una forma inesperada su cuerpo negó de forma casi automática, casi como si el realmente no fuera el que en esos momentos lo controlara.

Asustado su nueva reacción fue dirigida hacia sus labios, tan siquiera esperando soltar un grito ahogado su boca permaneció callada. Sus ojos se abrieron como platos cuando contemplo su nueva situación.

Su mirada perturbada rápidamente se vio resignada a contemplar silenciosamente ese lugar. Un lugar oscuro y desconocido, con una oscuridad tan profunda como la noche más larga jamás vivida su único rastro de no caminar por un vacío infinito era el único distintivo de aquel lugar, un piso conformado por un patrón a cuadros negros y blancos que se intercalaban. Un margen se marcaba a su alrededor, un diámetro que se iluminaba a medida que su cuerpo avanzaba.

Deku el VigilanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora