Reinicio #4

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En aquel momento el tiempo pareció detenerse, al menos desde su perspectiva eso parecía, siendo uno de esos casos donde sin importar lo que pasara poco podía hacer al respecto y esta no sería una excepción.

Durante aquellos momentos donde había sido reducido a un simple testigo, un simple y vago testigo ocular cuyo propósito era observar en silencio como ambas partes se miraban fijamente, ninguna decía o hacia algo al respecto.

Aun recostado en aquella camilla solo podía contemplar en primera fila el silencioso acontecimiento que pasaba frente a sus ojos, estando en aquel hospital por algún motivo que ni siquiera sabía.

Alzando su vista hacia el techo con esperanza de huir de aquella situación cero sus ojos, aquello era algo que no le incumbía y por ende no le perjudicaría. Con ese último pensamiento cero sus ojos casi de forma involuntaria, víctima de todos los inconvenientes ocurridos durante la semana, poco había podido hacer al respecto y realmente no era para menos, había cosas que, aunque supiera perfectamente de su control igual siempre le afectarían, cosas de las que probablemente nunca podría escapar.

Dejando de lado esos pensamientos su mente se nublo, aun sin abrir los ojos o siquiera moverse su cuerpo finamente descanso, habiendo pasado, por tanto, o por tan poco dependiendo de desde que punto de vista se viera lo importante es que finalmente descansaría, su cuerpo reposaría y su mente se encargaría.

La tensión ambiental provocada por la inusual presencia de Kyoko Kirigiri la habían tomado desprevenida, aunque siendo justos también era su culpa, el solo hecho de pensar que no se entrometería después de lo que había sucedido había sido muy ingenuo de su parte, ella la conocía bastante bien, no podía ser para menos, la había apoyado e incluso se había arriesgado por ella. Ella había sido la causa de que terminara en aquella situación.

Ese momento que nunca olvidaría. Tumbada en el frio y sucio asfalto de la calle tan poco transitada en la que había caído víctima de sus heridas casi mortales para cualquier humano la habían condenado. Desesperada alzaba su cabeza, temblando del dolor y el frio contemplo atónita como era rápidamente víctima de una herida peor que las que traía.

Corriendo como si fuera incapaz de detenerse su "Mejor Amiga" huía lejos de aquel problema, casi como si todos esos momentos pasados no valieran nada para ella se alejó hacia la oscuridad de la noche, librándose del problema causado por el inconveniente que ella misma había ocasionado. Impactada ante lo que había presenciado solo pudo resignarse a morir.

Shinobu: Tu sí que tienes agallas - Rompiendo el silencio tras el indefinido tiempo que había pasado finalmente fue ella quien para variar tomo la iniciativa - ¿Qué quieres?

Kirigiri: Necesito hablar con el paciente - Respondió manteniendo el mismo tono de aquella ocasión, no estaba ahí para arreglar lo imposible, eso ya no importaba, tenía un objetivo que cumplir y esta vez no habría un sentimentalismo de por medio.

Shinobu: Lo lamento, el tiempo de visitas casi acaba y le prometí que sería para su familia, como ya sabrás, soy una mujer de palabra, así que te pediré amablemente que te retires - Kirigiri la miro con frustración casi en todo momento, como era de esperarse ella no estaría dispuesta a cooperar.

Un pequeño pero inconfundible ruido logro captar la atención de ambas, una respiración pesada casi percibida como un suspiro que rápidamente captaría su atención, confundidas ambas voltearon percatándose de algo preocupante y sorprendente a pates iguales.

Contrayendo y expandiendo sus pulmones a un ritmo cortado y lento haciendo su mayor esfuerzo por controlar la respiración dirigida hacia el suelo dado al ángulo de s cabeza agachada, apoyando aun su mano en la misma camilla de la que se había caído segundos atrás haciendo presión intentando desesperadamente levantar sus piernas entumidas.

Deku el VigilanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora