Encuentro Repentino

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La tranquilidad de la noche se había interrumpido en ese momento, la calma se había disipado y el silencio que traía esa hora del día se había esfumado. El ruido incesante de los ladridos de los perros pertenecientes a los vecinos protagonizaba ese momento, antagonizándolo, se encontraban sus dueños, cuyos gritos, silbidos y aplausos poco hacían poco hacían para tranquilizar a los caninos.

Todo había comenzado en ese momento, el preciso momento en que Nanao había sujetado el objeto que había entrado repentinamente. A través del cristal transparente cubierto por la fina tela de las cortinas. Un pequeño objeto de proporciones asimétricas, forrado por una fina capa de papel que lo rodeaba en su totalidad, apenas sujetado al objeto duro por un delgado trozo de cuerda.

Nanao acudió al lugar del sonido tan rápido como pudo. Se movió hacia la sala y al llegar observó como el pequeño objeto yacía sobre los tablones del suelo. Sin siquiera acercarse para analizar qué había ocurrido comenzó el fin de la tranquilidad de la noche.

La tranquilidad silenciosa que se había visto repentinamente fue regresando al paso de un rato. Los perros se fueron calmado y por ende los dueños también lo hicieron.

A pesar de haber de que ese lugar había vuelto a la mundana tranquilidad, el ambiente del lugar en donde se hallaban solo había empeorado.

Soltando un suspiro con pesadez mientras sus manos sé arrastraban por su cara, posteriormente sus codos se apoyaron en la mesa mientras sus manos entrelazadas por sus dedos ahora a reposar su mentón. Su mirada se volvió a dirigir hacia la hoja arrugada que habían conseguido tras retirarla de la roca en la que venía envuelta.

La bruja de cabellera castaña se limitó a mirar a Nanao, luego miro a Kawa y por último bajo su mirada hasta la mesa, observando la hoja de papel que ahí yacía.

- No tengo nada que decir - El comentario de Nanao rompió el silencio que se había formado.

– Esto ya no es una simple broma – Sus ojos cafés se cerraron por un breve momento, su cabeza se recargo en el respaldo de la silla y su única mano sana se dejó caer en la madera del mueble.

– Sea quien sea, te conoce – La seriedad de su mirada se dirigió brevemente hacia la preocupación del rostro del azabache antes de volver a mirar hacia la nota.

– Siento que tengan que pasar esto por mi culpa – Habiendo soltado un leve suspiro bajo brevemente su mirada antes de mirar directamente hacia la sala.

– No tienes que preocuparte por eso – Volviendo a juntar sus miradas tras esas palabras gracias al comentario de Nanao el trio se volvió a mirar.

– Esto ya no solo es por ti – Volteando su cabeza hacia la sala su mirada se enfocó plenamente en la ventana – Si alguien te amenaza a ti, nos amenazan a todos – Su mirada decidida se enfocó nuevamente en sus amigos tras esas palabras.

– Akko tiene razón – Reafirmó Nanao tras un asentimiento – Ahora tenemos que enfocarnos en otro asunto. Como pasaremos la noche.

– Honestamente no creo poder dormir después de ver la nota – Apoyando su mano contra su palma Kawa negó nuevamente.

– Yo tampoco – Continuó Akko.

– Eso sería lo más irresponsable. Dormir ya no es una opción – Apoyando sus manos se levantó de la mesa y procedió a caminar hacia una de las alacenas donde empezó a rebuscar.

– ¿Qué haces? – Cuestionó Akko.

– Busco el café – Respondió Nanao mientras sacaba un frasco de la alacena – Estoy algo oxidado en el arte del desvelo.

Deku el VigilanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora