Capítulo 3

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Me paseé con nerviosismo frente a la puerta cerrada, donde todas las cortes y los reinos estaban reunidos, conversando sobre la situación en la que nos encontrábamos

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Me paseé con nerviosismo frente a la puerta cerrada, donde todas las cortes y los reinos estaban reunidos, conversando sobre la situación en la que nos encontrábamos. Noté cómo mi cuerpo temblaba; no quería una guerra, y mucho menos con Acua. La expresión de Acua cuando mi padre le mencionó la posibilidad me atormentaba. Se había quedado pálida; aun así, mantuvo la compostura, como la reina que era. A pesar de su juventud, poseía una fortaleza que muchos reyes envidiarían. Sabía que la situación del reino de Acua no era la mejor. Después de lo que pasó con Helios, todos los reinos habían sufrido un gran declive, pues tuvimos que suministrar muchas armas y recursos a Astra.

No culpaba a Asia ni a nadie de allí. La situación de cada reino era diferente, pero aquella guerra nos costó mucho a cada uno. Pasaría tiempo hasta que nos recuperáramos. Las cortes más pequeñas fueron las que más notaron ese descenso económico. Estaban furiosos, pero ninguno se atrevió a contradecir a Holden ni a Asia. Ambos habían demostrado de qué eran capaces.

Holden destruyó su reino y Asia durmió a un dios. No eran tan insensatos para enfrentarse a ellos, no cuando mostraron que podían hacer lo que quisieran sin temor a las consecuencias.

—Tardan demasiado —la voz de Yulen sonó lejana, aunque entendía cómo se sentía.

—Las reuniones suelen alargarse —dijo Anna con una sonrisa, una sonrisa compasiva.

Me percaté de que se veía cansada. Su pelo rubio no brillaba y su piel estaba más pálida. En sus ojos se podían ver grandes ojeras, y había perdido peso desde la última vez que la vi. Su aspecto no era precisamente sano. La ropa había sido sustituida por atuendos largos y pesados, que no dejaban ver su piel, como si estuviera ocultándose de algo.

—¿Siempre has llevado ropa de la corte Vampírica? —la pregunta salió antes de que me diera cuenta.

—Es cómoda —se podía entrever en sus palabras la mentira.

—Seguro —el ácido en la voz de Yulen hizo que ladeara la cabeza.

La puerta de la sala se abrió. Varias personas de las cortes salieron con cara de pocos amigos. A pesar de que como princesa debía preocuparme por cómo se encontraban estas personas, no lo pude evitar. Busqué a Asia y Acua con la mirada. No me podía imaginar de qué habían hablado en esa reunión. Mi curiosidad era mayor y ansiaba que Acua y Asia me contaran lo que había pasado. El primero en salir fue Aston. Su mandíbula estaba tensa y se apreciaba la tensión en todo su cuerpo. Eso me hizo tragar saliva, pues Aston era el más sensato en este tipo de situaciones.

Una mirada que nos lanzó me dio a entender que era mejor no preguntarle y quedarnos callados. Poco después salió Holden, y todos se apresuraron a correr cuando el castillo empezó a temblar con gran violencia. Escuché cómo un pequeño trozo de pared se cayó, haciéndome sobresaltar. Egares, que estaba a su lado, le colocó una mano en el hombro. Para mi sorpresa, Holden se relajó un poco.

La Reina del Fuego-Segundo libro De La Saga: Elementos- Editado 1ª vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora