6. La Ambrosía es la causante de mis males

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No recuerdo haber salido de fiesta esta semana, es más, no recuerdo nada de nada desde que salí de la casa de Damián hace cuánto, ¿dos días? No siento ni los pies ni las manos y la cabeza me da demasiadas vueltas. Abro los ojos unos segundos, sin ver mucho más que una nube borrosa enfrente, antes de volver a la completa oscuridad.

***

Un olor fuerte inunda mis fosas nasales. Un perfume masculino.

—Despierta, bellx durmiente. —Él. Maldito sea.

—¿Cuándo he dormido? —pregunto abriendo los ojos como lámparas encendidas. La habitación está a oscuras.

—Poco para estar en mi cama...

«Lo mato», pienso levantándome de un salto, provocando que él se dé contra mi mandíbula.

—Eso te pasa por sobón —reprocho.

Levanta las manos negando con la cabeza. Cojo un bolígrafo y lo amenazo con él para que me diga qué hago en su cama.

—Cuando te encontramos, Poe no pudo cogerte en brazos y pagar al mismo tiempo la Ambrosía que te bebiste. Llevas veinticinco horas y media aquí. Él no llegará hasta mañana.

Retrocedo un paso y bajo mi falsa arma, nada tenebrosa para lo que él está acostumbrado a hacer. «No recuerdo nada, ¿y si está mintiendo?

Un estruendo me interrumpe antes de acosarlo a preguntas. Nos miramos sin saber qué hacer, rápidamente Damián coge un cuchillo del escritorio y me coloco tras él con el único pensamiento de abrir más tarde sus cajones y sospechar posibles opciones de tortura que tenga que evitar si se le cruzan los pocos cables cuerdos que le quedan cuando no está cazando por placer.
















¿Cómo estás? ¿Qué te van pareciendo los capítulos? ¡Quiero saberlo todo!

DAMIÁN & TÚ 💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora