14. El sabor de la gloria infernal

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—¿De verdad creíais que os podíais librar tan fácilmente de mí? —Esa sonrisa. Ese sarcasmo arrastrado. Esa manera de esconderse. Esa voz ronca. Ese pelo tan negro...

El vello de mi cuerpo está tan en punta que la saliva se me atasca en la tráquea. ¿Me estoy meando? Sí, eso parece, porque Poe me está sujetando como puede.
Él ha cogido a Padme. No puede ser él, ¿verdad? ¡Yo mismx le clavé aquel cuchillo! ¿Cómo es posible?

—Amigo, suelta a Padme —dice el rubio a mi lado sin soltarme. Se niega a hacerlo.

—Oh, Poe Verne, te has enamorado.

Un calor se incrusta en mis mejillas sonrosadas por el llanto de hace unos minutos u horas. Ahora, ese calor se ha mezclado con la ira que siento hacia ese fantasma, mejor dicho al muy vivo Damián.
El rubio está pálido. Lo miro como si hubiese roto un plato, pero él no me devuelve la mirada.
De improvisto, Padme se gira y le dice algo al oído, algo silencioso, que provoca que el pelinegro abra mucho los ojos. Me acerco detrás de ella y entonces observo como un cuchillo la traspasa. Y justo ahí lo recuerdo: «Sólo yo puedo matarte». Esas fueron las palabras exactas que Damián le dijo hace tiempo a ella, y que yo leí en su historia. Ahora el cuchillo estaba en la mano de él. Él la había matado. Él la sujetaba sin creerselo.

—Tú... —le tiembla la voz, su coraza se ha venido abajo—. Tú la has matado Poe Verne, ¿me oyes? Tú. Sólo tú.

Poe lo miraba todo ausente.

El pelinegro amenaza peligrosamente con su mano derecha, llevando consigo el cuchillo.

Como si fuera un acto reflejo, me pongo entre ambas. Frío. Gritos. Un guantazo. Más gritos. Negro. Thanatos o su hermano, Morfeo, me reclama. Ya da igual, si él está bien.




















Vaya... Eso no me lo esperaba. ¿Y tú? ¿Qué crees que pasará ahora entre ambos amigos? ¿Y con Padme?

DAMIÁN & TÚ 💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora