Dos

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A pocos meses de cumplir sus diciocho, cada día desde hacía ya unas semanas, Jeff ansioso esperaba el correo, deseando recibir la llave que le abriría las puertas a su sueño de ser alguien en la vida.

Necesitaba superarse y dejar de ser ese pobre chico ciego, que había perdió a sus padres en un trágico accidente siendo todavía un niño.

En esos años, desde que había tenido que afrontar su nueva situación, muchas cosas habían cambiado en su vida pues había tenido que dejar el hogar en el que había vivido hasta el momento, el colegio, a sus amigos y todo lo que le era conocido.

Ir a vivir con sus abuelos a la ciudad le había supuesto muchos trastornos, ya que a parte de extrañar a sus padres y a su hermano cada día de su vida, tuvo que aprender a desenvolverse en un lugar nuevo.

Las secuelas del accidente no solo fueron físicas, sino que durante mucho tiempo, Jeff padeció estrés postraumático, que se manifestó con una frecuente irritabilidad, ansiedad y múltiples pesadillas.

En los primeros meses, le costó mucho adaptarse y conseguir aceptar su nueva condición, aunque gracias al psicólogo de la escuela y la inmensa paciencia de sus abuelos, este finalmente consiguió afrontarlo.

Lyn y Joong, hicieron todo lo posible por ayudarle y que le resultara lo más fácil adaptarse a su nueva situación y por ello lo inscribieron en un buen colegio para invidentes y allí, poco a poco le enseñaron a leer en braille, el sistema de lectura y escritura para las personas ciegas como él.

Lyn y Joong, hicieron todo lo posible por ayudarle y que le resultara lo más fácil adaptarse a su nueva situación y por ello lo inscribieron en un buen colegio para invidentes y allí, poco a poco le enseñaron a leer en braille, el sistema de lectu...

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Fue muy duro aprenderlo y sobre todo asumir que ya no podría jugar al fútbol, ni a los videojuegos, tampoco ver el cielo y caminar sin tropezarse.

Aún así logró aprender y no solo eso, sino que era un alumno descartado, aunque seguía siendo reacio a usar lentes oscuras todo el tiempo y también el bastón.

El doctor Pong, que así se llamaba el psicólogo del centro, lo ayudó en muchas ocasiones aún cuando este dejó la escuela primaria pues tenía además una consulta privada.

Fue por él que Jeff deseaba ser psicólogo y así ayudar a otras personas en su misma situación y por lo tanto ese era uno de sus anhelados sueños.

El otro era por supuesto, el volver a ver algún día y aunque había pasado ya por dos dolorosas y fallidas operaciones, no perdía las esperanzas de hallar un donante compatible.

Había sido realmente duro el hacerse ilusiones y luego tener que afrontar la derrota, sobre todo la primera vez pues tan solo tenía trece años y aún estaba en pleno proceso de superación.

La segunda fue con diecisiete y apenas habían pasado unos meses y aunque la desilusión aún era reciente, el que su cuerpo rechazara las nuevas corneas, ya no le había resultado tan traumático como a los trece.

Realmente este estaba totalmente adaptado a su vida como invidente y para mal o para bien, tenía asumido que existía la posibilidad de que jamás lograse tener su deseada visión.

Una mañana, de repente este por fin escuchó la esperada campanita que anunciaba que el cartero había llegado y con desesperación caminó hacia la puerta y salió de la casa.

Una mañana, de repente este por fin escuchó la esperada campanita que anunciaba que el cartero había llegado y con desesperación caminó hacia la puerta y salió de la casa

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Tras llegar al buzón, este lo abrió y muy ilusionado comprobó que había varias cartas.

...-Por favor, por favor- Susurró dándoles un beso-...que sea una de ellas

Con la misma destreza con la que había salido, este regresó al interior de la casa y caminó hasta la cocina donde se encontraba su querida abuela.

-Rápido, mira si está aquí-le exigió a esta-... tiene que ser una

La mujer lo acarició con ternura.

-Mi niño, no debes ilusionarte así, sabes que te hace mal...sino es en ésta ocasión ya será en otra, no debes desistir

Jeff negó.

-No, abuela...no habrá otra ocasión como esta...se trata de una beca especial y única...estudié mucho para ello y sé que mi examen era muy bueno

Lyn sonrió con tristeza pues no quería ver a su nieto volver a desilusionarse pero sabía lo difícil que era conseguir la plaza para la que había optado.

-Venga abuela, míralas ya- volvió a exigirle impaciente.

Una a una, la mujer revisó todas las cartas, hasta que finalmente al ver la última, le agarró la mano a su nieto.

-Cariño

Este sonrió entusiasmado.

-Abrela abuela, abrela ya

Tras leérsela, el muchacho muy feliz se abrazó a ella

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Tras leérsela, el muchacho muy feliz se abrazó a ella.

-¡Siiii...!...¡Siiiiii..!

-¿Qué es lo que ocurre?-preguntó extañado Joong, entrando en la cocina.

-¡Abuelo!, ¡abuelo, lo he conseguido!, ¡tengo la beca!, ¡Podré ir a la Universidad!

-Eso es fantástico, Jeff... estoy muy orgulloso de ti. Sabía que lo conseguirías-dijo el hombre abrazándolo con fuerza, mientras su mujer se sentaba en una de las sillas con la cara desencajada.

-¿Qué ocurre cariño?, ¿Por qué estás así?

Lyn le entregó la carta a su esposo.

-No creí que esto supondría que tendría que dejarnos...oh Dios mío mi hermoso bebé, se irá de nuestro lado-dijo ésta rompiendo a llorar.

Ambos la abrazaron.

-Tranquila abuela, ni notarás que no estoy aquí...además así ya no tendréis que estar pendientes de llevarme y traerme cada día y además vendré los fines de semana y en vacaciones...no llores más

-Si, tranquila cariño, todo irá bien...Nuestro querido nieto estará bien, es inteligente y algún día será un respetado psicológo como desea, eso es lo importante

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19. BarcodeJeff: Una luz en mi oscuridad TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora