Capítulo 10

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Jude

Domingo

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Dame el móvilLa voz de Mishel hizo sacarme de mis pensamientos

¿Por qué? Pregunté angustiado.

¡Que me des el puto móvil! Volvió a decir Mishel pero está vez elevando más la voz.

Solo dime el porqué—  Volví a decir —No te he dado razones para que desconfíes de mi.

Eres un imbecilMe dijo —Dame el móvil por las buenas, Jude.

Me lo pensé un poco pero acabé dándoselo. Mishel empezó a revisar mi móvil. Se metió en WhatsApp, Twitter y hasta en mi galería pero no encontró nada.

Después se metió en Instagram y entró al chat de Alexia Russo (Jugadora Inglesa). Allí encontró conversaciones con ella, pero solo hablábamos de futbol.

¿Por qué hablas con ella? — Preguntó señalando el perfil de la chica.

Esta en la selecciónLe hice saber.

¿Y?Dijo —¿Acaso eso te obliga a hablarle? Yo soy tu novia.

Tampoco es que tenga pensado dejarte por ella o algo por el estilo.

Mishel se salió de ese chat y buscó otro. Encontró otro de una chica de Birmingham que iba conmigo a la escuela y se metió para leerlo.

Hablábamos de nuestra infancia y de cómo habían cambiado nuestras vidas.
Noté cómo Mishel se iba enfadando sin razón alguna a medida que iba leyendo.

¿Quién es esta? Dijo mirándome enfadada y supe que ya iba a empezar la misma pesadilla de siempre.

Una chica de Birmingham, iba conmigo al colegio Le dije.

¿Y por qué te habla?Me preguntó.

Ya no me habla Dije — Tranquilizate,solo hablamos ese día.

MentirosoDijo.

Es verdadLe hice saber.

—¡Eres un puto mentiroso! Dijo para después reventar mi móvil contra el suelo.

Mishel se acercó a mi y me empujó haciendo que me alejara un poco de ella. Después volvió a acercarse a mi y empezó a pegarme puñetazos en el pecho haciendo que fuera imposible detenerla.

Esto se había convertido en una rutina los últimos meses. Se había obsesionado con que le sería infiel y ha menudo solía revisarme el móvil y eso acababa en pelea, tanto verbal como físicamente.

Sólo Arnold sabía lo que estaba pasando con ella, era un gran amigo mío. Suele decirme que me aleje de ella pero no puedo, mi corazón no puede.

Mishel dejó de darme golpes al separarse de mi. Se quedó varios segundos sin decir nada creando un largo silencio hasta que por fin habló.

El otro día— Habló esta vez un poco más calmada pero con tono dodavia alto— en el entrenamientoVolvió a hacer otra pausa pero esta vez un poco más larga —Te vi mirarla mucho, como siempre.

¿A quién? Dije mientras me llevaba mi mano al pecho debido al dolor.

Sabes a quien me refiero Dijo un poco más calmada pero eso no quitaba el enfado—A la pelinegra. La amiga esa de Arnold.

Corazón de cristal - Jude Bellingham Donde viven las historias. Descúbrelo ahora