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-Mamá, ¿no vas a pasar Acción de Gracias con Ed? -La voz de Henry sonó ligeramente enfadada por el manos libres del coche de Emma.

-Chico, hace mucho que no me tomo una semana de vacaciones y he creído que era un buen momento ahora que no tenía ningún caso pendiente. Además, no te preocupes por él que sus padres vendrán a visitarle- respondió Emma a la vez que se fijaba en que ya iba por Worcester-. Y no me regañes por dejar a Ed solo porque este año me has abandonado por Amber- habló más en broma que en serio, porque estaba encantada con que Henry hubiese empezado a salir con Amber.

-Ya, y ahora me siento culpable de que vayas a pasar el día de Acción de Gracias sola.

-Cariño, estoy bien- dijo Emma con un tono suave-, de verdad. Unas vacaciones me van a venir bien.

-¿Y dónde vas?- preguntó Henry en medio de un suspiro-. Porque como has decidido marcharte de un día para otro ni siquiera me lo has dicho...

Silencio.

Emma se sentía culpable por no ser capaz de contarle a Henry lo que le estaba pasando, pero sentía miedo de que creyese que se estaba volviendo loca. Cosa bastante lógica, por otro lado.

-Mamá, sé que me estás ocultando algo. No sé exactamente lo que es pero desde la última vez que me visitaste estás rarísima -prosiguió Henry antes de que Emma pudiese decir nada -. Y no me lo niegues porque te recuerdo que tengo 20 años de experiencia conociéndote.

Joder, ese niñato casi adulto era un sabelotodo de cuidado y, como siempre, llevaba razón.

-Henry...estoy bien, es solo que...- Emma decidió rendirse en su acción de intentar engañar a su hijo-. Mira, hay algo que me ha estado rondando la cabeza y cuando yo misma sea capaz de comprenderlo prometo que serás el primero en saberlo.

Una risa le sorprendió al otro lado de la línea.

-El primero y el último a juzgar por la gran lista de amigos de Emma Swan.

-Graciosillo- murmuró Emma.

-Mamá, te voy a dejar porque he quedado con Amber para estudiar. Estaré esperando que me llames para contarme tus secretitos. Te quiero- dijo Henry. Después la línea quedó en silencio.

Henry tenía razón, Emma no tenía ningún amigo en el cual confiar. Ni ella misma entendía el motivo por el cual nunca llegaba a entablar una relación de confianza con nadie, sí que tenía conocidos del gimnasio y colegas con los que solía compartir casos del trabajo pero nadie a quien pudiese dar el título de amigo.

Bueno, estaba Ed, pero Ed era su novio y había cosas que le gustaría compartir con alguien que no fuese ni su novio, por el que no estaba segura de lo que sentía, ni su hijo recién salido de la adolescencia.

Tras una parada a repostar y unas horas más de conducción Emma atravesó el cartel que marcaba el límite de Storybrooke, tuvo una sensación de déjà vu desde que divisó la señal de color verde.

Condujo despacio para poder apreciar mejor el lugar; se sintió impresionada por la cantidad de bosque que rodeaba la población y se maravilló cuando divisó el inmenso y gris océano.

No tenía muy claro a dónde dirigirse así que siguió el rumbo que le marcaba el GPS hacia el centro de la población. Una vez llegó, aparcó su escarabajo amarillo último modelo y levantó la cabeza para observar un reloj que coronaba el edificio que se anunciaba como Biblioteca Pública de Storybrooke.

-Buenos días, - Emma se giró y justo a su lado se encontró un coche de policía con un hombre de ojos azules asomando por la ventanilla- bienvenida a Storybrooke, ¿puedo ayudarla en algo?

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