Pretty Ꞝ Sahyo

Cuarenta y tres¡!

Sana estaba sentada en el sofá esperando a ser llamada a la mesa porque a pesar de que se ofreció a ayudar los padres de su mejor amiga no se lo permitieron debido a que ella era la invitada.

Y bueno, al final de cuentas, prácticamente todo el mundo ya sabía de su supuesta relación con Jihyo y es que Sana pensando que la castaña le había contado a sus padres al igual que ella a los suyos sobre todo ese lío, resultó que le había contado a sus tíos. Para su suerte no habían sido los tíos de Jihyo quien le habían contado a los señores Park que Sana era la novia, sino sus mismos padres, que después de que recibieron la noticia la compartieron con los padres de la chica.

Un asunto muy revuelto realmente pero resumiendo, si Sana iba a cenar con los padres de Jihyo como si fuera la novia de ella era gracias a sus padres.

—¡La cena está lista!— y esa era su señal.

Los padres de Jihyo comenzaron a comer sin la necesidad de intercambiar palabras, su hija les siguió y Sana también, aliviada de no iniciar la cena con alguna charla que lo involucrara. Sin embargo, llevando la mitad del platillo, el hombre de cabellos oscuros habló.

—Entonces Sana... Jihyo no nos había dicho que tú eras su novia, es una sorpresa que su pareja haya estado frente a nosotros todo el tiempo.— río leve al final.

—¿A-ah no? Ah, a veces somos muy tímidas señor Park. — se justificó.

—Aún recuerdo cuando se conocieron, realmente un desastre las dos, estoy tan feliz por ustedes chicas— sonrió con la madre de Jihyo con su característica sonrisa.

La conversación prosiguió alrededor de ese tema, sin embargo, Jihyo era una participante no muy activa dentro de ésta, en sí, sus padres no paraban de resaltar lo afortunada que era su hija por tener a Minatozaki como su pareja y comenzó a pensar en aquello, en lo afortunadas que han sido las personas que habían tenido a su amiga como novia.

Tenía en cuenta que lo conocía desde pequeñas, habían crecido juntas y se conocían bien o lo suficiente, siempre habían estado ahí para apoyarse y cuidarse mutuamente. Su mirada se mantenía atenta nuevamente en su perfil, recorriendo desde sus ojos y pestañas has el puente de su nariz y el final de ésta, no quiso seguir más porque la última vez que había terminado con la mirada sobre sus labios estuvo a punto de cometer una estupidez, o bueno, ella quería llamarlo así.

No todos los días estás a punto de besar a tu mejor amiga, por otro lado, ambas habían elegido no hablar de lo que había pasado desde ese día y prefirieron guardarse todos los pensamientos para sí mismas, dejando así a la ahora castaña confundida por el producto de sus acciones, principalmente porque fue una simple mirada lo que había iniciado todo, pero bien dicen que una mirada vale más que las palabras.

—Bueno, ¡Hora de levantarse! Sino nunca limpiaremos nada— anunció su papá y fue cuando salió de sus pensamientos y finalmente logró apartar la vista de la persona a su lado.

Aunque Seojoon se había percatado de la actitud de su hija y pudo encontrar el brillo con el que veía a Sana.