once¡!

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Kim Dahyun había crecido de la mano de la bondad y la felicidad gracias a sus dos padres, aunque algunas personas la tachaban de ser una engreída y fingir su personalidad por ser la hija del presidente, aún así, a ella no le importaba

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Kim Dahyun había crecido de la mano de la bondad y la felicidad gracias a sus dos padres, aunque algunas personas la tachaban de ser una engreída y fingir su personalidad por ser la hija del presidente, aún así, a ella no le importaba.

Tenía pocos amigos, pero en sí eran sus verdaderas amistades, no eran como la gente aprovechada que luego se le acercaba. Se llevaba de maravilla con sus primos y no solamente porque fuera la más pequeña de todos, era inevitable no amarla, incluso hasta el mayordomo la adoraba.

—¡Myung!— a pesar de que Dahyun no lo llamara por su nombre real, él cuál, decía la joven, se le hacía difícil de pronunciar; más allá de eso, Kim parecía disfrutar llamar por ese apodo al mayordomo.

—¿Necesita algo, señorita Dahyun?

—Se me acabó la plastilina verde— mostró un muy leve puchero mientras alzaba en su mano derecha el bote vacío de la arcilla del color correspondiente.

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Dahyun llegó sin mucho problema a la tienda de manualidades, cerca de ahí, cruzando la calle, se encontraba el parque de diversiones, pensó que tal vez podría ir luego con sus amigas

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Dahyun llegó sin mucho problema a la tienda de manualidades, cerca de ahí, cruzando la calle, se encontraba el parque de diversiones, pensó que tal vez podría ir luego con sus amigas.
                          
Bajó de los asientos traseros del auto negro y con todo el ánimo del mundo, entró en el local; había cosas de todo tipo, encontró cuerdas y cuentas para hacer pulseras, pinturas, pinceles y lienzos, pintura para tela y tela de manta para cuadros, también vió diamantes de fantasía y demás cosas para bisutería.
                             
Caminó a lado de la pequeña área de dulcería y tomó dos paletas de fresa para ella y el mayordomo, una bolsita de gomitas para su papá Sung y una goma de mascar para su papá Woo; seguido de eso, se dirigió a la sección donde sabía que encontraría la arcilla que buscaba, lo que no esperaba era ver los recipientes de masa verde sobre un estante que no era capaz de alcanzar.
                             
Miró a los lados para ver si había alguien cerca a quien pudiera pedirle ayuda, pero se encontraba sola en aquel pasillo, optó por hacer un intento por alcanzar el bote, así que, con cuidado, posó su pie sobre la plataforma más baja del estante y de ahí se impulsó de puntillas para estirar el brazo, sin embargo, solo logró empujar más al fondo el botecito. Hizo un puchero, quiso bajar pero sintió que resbaló su pie de apoyo y sólo pudo agarrarse de lo primero que tocó, lástima que una caja de crayones no fuera de mucha ayuda.
                            
Cerró fuertemente sus ojos y se preparó para tocar el suelo de manera brusca, pero sintió que era atrapado por unos brazos, pensó que pudo haber sido Myung, aunque no esperó que al abrir sus ojos fuera a encontrarse cara a cara con una linda chica de cabellos oscuros.
                             
—¿Estás bien?— la pelinegra solo atinó a asentir, un poco distraída en el rostro frente a ella.

                             
—M-muchas gracias— habló con un minúsculo sonrojo en sus suaves mejillas. —¿M-me ayudarías a bajar un bote de plastilina verde? Por favor.

 —¿M-me ayudarías a bajar un bote de plastilina verde? Por favor

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Pretty Ꞝ SahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora