Pretty Ꞝ Sahyo

veinticinco¡!

Después de una buena tarde en el arcade todos decidieron ir a casa, ya había empezado a anochecer y era más probable que los autobuses tardarán más en llegar aunque la buena parte es que en su mayoría iban vacíos.

Todos estaban en la estación del parque cerca de los lugares que habían visitado; en la paciente espera del camión que los dejaría en la parada de la escuela, a lo lejos venía un bus que pasaba cerca de la casa de Chaer, entonces en un rápido pensamiento decidió decirles a las chicas que ella abordaría aquel transporte a lo que las demás estuvieron de acuerdo.

Luego de que la chica se fuera, Nayeon y Momo se plantearon si debían hacer lo mismo, debido a que ellas vivían por el mismo rumbo podían tomar el camión que pasaba cerca de sus hogares también, las otras dos chicas no tuvieron problema con ello y a la llegada de dicho bus ambas se despidieron de Jihyo y Sana dejándolas solas.

—¿Cuál autobús deberíamos esperar?

—El que llegue primero está bien— dijo Jihyo, teniendo en cuenta que de igual forma ellas tenían la misma situación de Nayeon y Momo.

Se mantuvieron en un silencio agradable hasta que la mayor decidió crear charla para entretenerse. —Y... ¿Qué tal la semana? Estuve adelantando tareas pero estuvo algo pesado para terminar todo en dos días.

—¿En dos días? Increíble escuchar eso de tu parte— habló la nipona recordando que Jihyo no era un gran fan de hacer tareas. —Pues aún me faltan dos tareas pero no importa... Hoy salí con ustedes— pensó un poco más. —¡Ah! Y ayer salí con Chan.

—Oh, ¿Y cómo van las cosas con él? Van ya por los 6 meses, el tiempo pasa rápido— comentó la pelinegra.

—Sí, pasa rápido... Todo va bien, no siempre solemos salir pero cuando sucede es divertido— sonrió.

—Suena fantástico... Digo, tener alguien con quien compartir ese tipo de cosas— posó su vista en el cielo estrellado de esa noche. —¿Crees que pueda gustarle a alguien alguna vez?

—Jihyo, ya llegará el momento indicado, digo, cuando eso suceda será especial— le consoló su amiga.

—Sé que no debo presionarme, pero siento que todos tienen a alguien menos yo, sin contar a las chicas claro, ellas sí son un buen partido— habló Park refiriéndose al resto de sus amigas.

—Hey, tú también lo eres. Mira, el talento lo tienes, eres inteligente, atenta y amable, también te ejercitas y te gusta el helado de chocolate con menta y ni hablar del tremendo visual que tienes ¡Tu rostro es perfecto! Con esa linda sonrisa y unos ojos sin igual, hasta la luna tendría celos de ser tú— bajo la luz nocturna no podía notarse, pero un leve sonrojó acompañó las mejillas de Jihyo.

—Vaya... ¿Tu piensas eso de mí?— Minatozaki asintió segura. —Muchas gracias, eres la mejor amiga que pude tener— ambas se sonrieron.

Una chica de un grado mayor llamada Sunmi se había armado de valor y se le había confesado a Jihyo, sin embargo, era un amor unilateral, era la primera vez que Park vivía algo como eso y solo atinó a decirle que por el momento no estaba interesado en ella, sin saber que Lee lo interpretaría con que en un futuro podría ser correspondida tal vez.

Debido a ello se empezó a acercar más a la pelinegra con tal de halagarla y llevarle pequeños detalles, Jihyo se sentía abrumada por la insistencia de la mayor pero aún no encontraba la manera correcta de rechazarla y eso le estaba causando inquietud e incomodidad a cierta persona.

Sana se lo pensó muchas veces, todas las noches trató de descifrar sus emociones y al final, a pesar de querer negarse a la realidad, comprendió que era lo que había sucedido. Un día solo llegó y dejó desconcertadas a sus amigas con sus palabras.

—Terminé con Bangchan.