Pretty Ꞝ Sahyo

treinta y siete¡!

Era una suerte que en ese momento sus papás no estuvieran en casa porque de haber sido así, Sana no hubiera soportado la idea de ver a sus padres con la emoción al tope por encontrar a su "novia" en casa.

Después de verse al espejo por quinceava vez para arreglar su, algo grisáceo, cabello, el timbre hizo eco en su hogar, posiblemente anunciando que Jihyo había llegado y de ahí se irían a comer, con algo de prisa tomó su teléfono y al guardarlo en el bolsillo trasero de su pantalón, bajó corriendo las escaleras, que por cierto, casi se cae.

—Hola Sana— recibió un saludo una vez que abrió la puerta —¿Ya estás lista?

—Claro, ¿Nos vamos ya?— habló sin pizca alguna de nervios y seguido de ello cerró la puerta con llave, fue entonces que caminaron hacia su destino.

Miles de pensamientos rondando en la mente de Sana. Su mente extrañamente divagó a la primera vez que tuvieron una cita de juegos, había sido en casa de Jihyo, cuando ambas tenían 6 añitos apenas y fue justo una semana después de aquel incidente que las unió como amigas, había sido divertido.

Corriendo y gritando por doquier, jugando con bloques y a las escondidas, comieron galletas y vieron dibujos animados, no tuvo noción del tiempo pero de repente su padre estaba en la puerta esperándola, detrás suyo se asomaba la brillante y redonda luna sobre el cielo y solo tuvo que decir adiós para darle fin a su visita.

Sintió que alguien la jaló bruscamente de la mano, entonces volvió a la realidad donde estaba la calle enfrente suyo y un auto pasaba de largo, alejándose.

—¿Estás bien?— al voltear vió a un preocupada Jihyo de 19 años que tomaba su mano, logrando salvarla de un accidente por no cruzar bien la calle.

—S-si... No me dí cuenta del auto, lo siento.

—No pasa nada. Crucemos, ahí está el local— y así, se encaminaron hasta el otro lado de la vereda, sin soltar sus manos.

Una vez estuvieron sobre la banqueta, caminaron hasta el lugar y entraron con la intención de buscar una mesa, entonces se percataron de sus manos entrelazadas y al instante se soltaron.

Después de haber hallado un sitio tomaron asiento frente a frente, hicieron su pedido y solo fue cuestión de tiempo para esperar a que la comida estuviera lista.

—Me gustas, Sana.

—¡¿Cómo dices?!— puso sus palmas sobre la mesa.

—Que me gusta el lugar, Sana— dijo la pelinegra con una sonrisa —¿Qué escuchaste?

—Ah... No fue nada, cosas mías— aclaró y jugó con el salero entre sus manos —También me gusta el lugar.

—Gracias por venir conmigo, aunque la verdad no pensé si tenías cosas que hacer, seguro te interrumpí en algo.— expresó mientras veía las manos de Sana jugando con el pequeño recipiente.

—Ah, no, nada de eso. La verdad no estaba haciendo nada emocionante, solo revisaba las tareas que me faltaban hacer.— Sana alzó la mirada pero no logró hacer contacto visual con la  contraria entonces volvió a prestar atención al objeto frente suyo.

—Pero entonces sí estabas haciendo algo.

—Sabes que la tarea no es para mañana, no tengo urgencia por terminarla hoy— Jihyo dejó de prestar atención a lo que hacía Minatozaki para levantar la vista hacia su rostro, el cual estaba en su máxima expresión de calma. De un momento a otro recordó la conversación que había tenido con Dahyun la última vez y se planteó nuevamente la situación donde ella solo se convertía en una molestia para su mejor amiga.

—Lo siento, Sana. No hablo de la tarea, hablo de ésto, de que finjamos ser pareja, yo sé que lo aceptaste por ayudarme, pero no pensé que podría estar interviniendo en cosas personales tuyas.— La pelinegra llevó su cabello hacía atrás con una mano. —Por ejemplo, con tus padres y con todo ésto de Nayeon que hizo que se enterara toda la escuela, se supone que todo quedaría entre nosotras, ni siquiera sé si con todo ésto afecté tu reputación en la universidad o si se arruinaron tus planes, no sé si— La chica de cabellos rubios la interrumpió.

—No has afectado nada, Hyo. En serio, y tal vez mis padres se sorprendieron con la noticia de que estuviéramos "saliendo".— hizo comillas con sus dedos —Pero no es algo con lo que no podría vivir, mis padres son entusiastas. Además, lo de Nayeon solo fue un accidente, no es como si me importara mucho la reputación que tenga, aunque... ¿De qué planes hablas?— ladeó la cabeza confundida.

—Ah, sobre cosas... Con alguien, ya sabes... ¿A tí te gusta alguien, Sana?— cuestionó.

Sana creyó tener la sensación de que una expresión de sorpresa inundó su rostro al igual que un sonrojo. —¡Ah! ¡No! ¡Bueno, sí, pero...! Lo que quiero decir es... Que no es importante.

—¿Sabes qué? Finjamos una ruptura.

—¡¿Qué?!

—Sana a ti te gusta alguien y yo estoy estorbando, lo mejor será que le digamos a la escuela que terminamos y así te quitas un peso de encima— dijo Jihyo creyendo que tenía la solución perfecta.

—¡No! Digo... Como quiera no es como si fuera a corresponderme, además, ¿Quién asegura que será algo para largo? Haremos un drama por nada, es más, es simple atracción lo que siento— se apuró a decir.

—¿Estás segura?— Sana asintió frenéticamente. —Pero no puedes asegurar que el chico— fue interrumpido nuevamente.

—¡Estoy segu...! ¿De qué chico hablas?

—¿Del que te gusta...?

—Yo no dije... Claro, lo que sea.

—¿No es un chico?— Sana negó tímida. —Ah... Perdón es que... Pensé que—

—No te preocupes. Pero no te mortifiques, Jihyo, vamos a llegar a esa cena de fin de año como una verdadera pareja, ya verás— sonrieron y justo llegó la mesera con el pedido.

Así, continuaron en lo suyo. Sana comiendo despreocupada y Jihyo, extrañamente, sintiendo un alivio total.