cuatro¡!

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Estaban cuatro chicas en las bancas del patio de la escuela, esperando a que la última de sus amigas saliera de su taller extraescolar, normalmente solían ir a casa, pero hoy se habían puesto de acuerdo para ir por unos helados, al fin y al cabo e...

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Estaban cuatro chicas en las bancas del patio de la escuela, esperando a que la última de sus amigas saliera de su taller extraescolar, normalmente solían ir a casa, pero hoy se habían puesto de acuerdo para ir por unos helados, al fin y al cabo era viernes.

Disfrutaban mucho de los fines de semana, les gustaba salir a divertirse y comer algo, ya saben, pasar tiempo de calidad juntas.

—¡Tienes que hacerlo hoy!

—Puede ser otro día con más calma, además hoy vamos a salir todos juntos— la chica de cabellos oscuros estaba evitando su misión.

—Pero, es que si no lo haces hoy, tendrás que esperar todo el fin de semana y capaz y Jih contacta a alguien más— Nayeon seguía insistiendo.

—Mira, no creo que sea tan estúpida como para buscar a Sunmi.

—¡No solo hablo de Sunmi! Hablo de más gente, ¿Eso no te pondría celosa?

—¿Y qué más da? No es como su fuéramos algo— la chica se cruzó de brazos y miró al frente dónde estaba la entrada del edificio.

—¡Pero tienen que ser algo!— la rubia hizo un berrinche ante la negatividad de su amiga.

—Oigan, es que, en serio, yo sigo sin comprender cómo es que a Sana le gusta Jih ¿No se supone que era hetero?— Chaeryeong tomó la palabra luego de estar dedicada a ver la conversación reciente junto a Momo.

—Pues le gusta y ya, supéralo— la pelinegra a lado de ella habló también. —Por cierto, ¿Por qué nosotras no sabíamos nada?

—Ah, es una larga historia...— Nayeon hizo memoria entre sus más remotos recuerdos.

La hora de actividad física había terminado, era la última clase del día, entonces todos tomaban una ducha sin demoras para salir finalmente de regreso a casa.

Nayeon terminaba de secar su rubio cabello con una pequeña toalla que se encargó de guardar en su mochila para lavarla más tarde en casa. Sigilosamente siguió sacando algunas cosas más del casillero en los vestidores.

—Oye, Nay, ¿Sab- una voz reconocible llegó a sus oídos causándole un susto y dejó caer una de sus pertenencias. —¿Qué es eso? Dios, es tuyo... Nayeon temió.

—¿Por qué no nos cuentas... — la castaña colocó una de sus manos sobre la boca de la azabache, evitando la conclusión de su oración.

—Por favor, que éste sea un secreto ¿Sí?— sin reclamos, Sana asintió lentamente mientras la otra retiraba su mano al mismo ritmo.

Nayeon terminó de guardar todas sus cosas en la mochila y le dió a su amiga un último vistazo, antes de irse, aunque algo lo detuvo.

—Prometo no contarle a nadie ¿Sí? Pero...

—A ver, déjame ver si entendí— Chaer procesó cada parte de la historia y continúo. —Entonces Sana descubrió un secreto tuyo y para que te sintieras más cómoda te contó un secreto, el cuál es éste ¿No?

—¿Y cuál es el secreto de Nayeon?

—¡No te lo diré!

Estaba por expresar algo más cuando vieron que Jihyo se dirigía a ellos con una sonrisa, con disimulo, la rubia miró un momento a su amiga, quien miraba a la recién llegada con una inexplicable emoción desbordando en sus ojos.

Realmente debía actuar rápido si no quería que esas dos perdieran la oportunidad de ser algo más, sin ninguna mentira de por medio.

Realmente debía actuar rápido si no quería que esas dos perdieran la oportunidad de ser algo más, sin ninguna mentira de por medio

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Nayeon, Chaeryeong y Momo se miraban entre sí mientras esperaban a qué finalmente Sana abriera su bocota y tomara la iniciativa

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Nayeon, Chaeryeong y Momo se miraban entre sí mientras esperaban a qué finalmente Sana abriera su bocota y tomara la iniciativa. Con cuidado, la chica se acercó a Minatozaki y le pegó un ligero codazo.

—Entonces ¿Vamos ya por los helados?— preguntó Jihyo estando de pie, totalmente lista para irse.

—Claro, ¡Pero antes! Sana va a decirte algo muy importante— La azabache frunció su ceño al escuchar las palabras de Nayeon, pero no pudo reclamar porque ya tenía a Jihyo, atenta a lo que fuera a decir.

Aclaró su garganta al carraspear y con mucho valor, le dijo a Jihyo lo que tenía que decir.

—Yo puedo fingir ser tu novia.

—Yo puedo fingir ser tu novia

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