cincuenta y cinco¡!

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A pesar de los esfuerzos de las chicas por intentar abrirle los ojos a Minatozaki y a Park, no pudieron lograr mucho, bueno, nada

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A pesar de los esfuerzos de las chicas por intentar abrirle los ojos a Minatozaki y a Park, no pudieron lograr mucho, bueno, nada. Entonces prefirieron posponer sus cosas para después de la fiesta del cumpleaños de Nayeon, que justo estaba por iniciar.

El timbre avisó de las visitas y la anfitrina bajó las escaleras para abrirle la puerta a sus invitadas. Jihyo y Chaer fueron recibidas como las primeras invitadas, se saludaron y Nayeon se rió de ellas, porque como temática decidió aclarar que su fiesta sería de disfraces, de esa manera ella podía vestirse lo mejor posible y hacerles creer a todos que era un disfraz de quién sabe quién.

—Increíble, ¿De qué es tu disfraz?— preguntó Chaeryeong no muy convencida de la vestimenta de su amigo, mientras arreglaba las mangas de su vestido de Cenicienta.

—Es un disfraz de Im Nayeon— dijo con orgullo.

—No veo las orejas y las patitas de conejo— bromeó Jihyo, portando un extraño disfraz de un caja de leche. En eso, el timbre volvió a sonar.

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La fiesta estaba en su apogeo, el ambiente era muy agradable y todos la estaban pasando bien

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La fiesta estaba en su apogeo, el ambiente era muy agradable y todos la estaban pasando bien. A diferencia de aquella vez en la otra fiesta, Sana y Jihyo no sé separaron en toda la noche, la gente que pasaba cerca especulaba que eran pareja pues parecía ser una buena combinación la de la leche y el chocolate.

—Vamos a brindar— pidió la pelinegra.

—¿Por?

Jihyo lo pensó unos segundos. —Por nosotras, hemos pasado por mucho y pasaremos por más seguramente— ambas rieron y chocaron la orilla de sus vasos y bebieron su segunda copa.

Sin pensarlo demasiado, siguieron en una charla a la que no se le veía el final, al igual que los vasos que tomaron juntas, lo último que supieron fue que Chaer se fue de ahí acompañada de Momo, mientras que Jihyo recordaba a Sana diciendo que se irían juntas a casa, sin embargo, ese momento nunca llegó porque ninguna estaba en las mejores condiciones.

No me malentiendan, solo habían tomado sidra (que no tiene mucho alcohol por cierto) pero extrañamente habían logrado embriagarse con ella, por eso mismo a Nayeon le pareció algo graciosa la situación. Entonces después de la fiesta se ofreció a dejarlas dormir en su casa, siempre que compartieran la habitación de huéspedes, lo cual no le pareció molestia a ninguna de las dos.

Con algo de esfuerzo lograron quitarse los disfraces que tenían sobrepuestos quedando con su ropa casual y sin dudar, la castaña se aventó boca abajo a la cama, Jihyo se quejó de ella por abarcar el colchón y no vió de otra que acostarse sobre su espalda.

—Jihyo— habló arrastrando las palabras, la mencionada soltó un ruidito en señal de que lo escuchó. —Quítate, pesas horrible— lloriqueó.

Con todas sus fuerzas intentó levantarse y como pudo se volteó logrando quitarse a la chica de encima, pero al instante escuchó un golpe seco dándose cuenta de que ahora su mejor amiga estaba en el suelo.

—¡¿Por qué me tiras, tonta?!— espetó a la vez que se ponía de pie.

—¡Shh! Cierra el pico— apresuró Sana a ponerse de rodillas sobre la cama y callarla colocando su dedo índice en sus propios labios.

—No me calles— gritó en un susurro.

—No estamos para que estés gritando, tonta, vas a despertar a los demás.

—¿A quiénes?— preguntó Jihyo.

—No sé, pero alguien debe haber, así que cállate ya— justificó Sana.

—Cállame.

Sana seguía de rodillas en la orilla de la cama procesando las palabras que acababa de escuchar de Jihyo, repitiéndose una y otra vez en su cabeza mientras sus manos se colocaron en los hombros de la pelinegra

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Sana seguía de rodillas en la orilla de la cama procesando las palabras que acababa de escuchar de Jihyo, repitiéndose una y otra vez en su cabeza mientras sus manos se colocaron en los hombros de la pelinegra.

Jihyo siguió en pie al costado de la cama, pasó sus manos por la cintura de su amiga y así terminaron cerca, cara a cara y poco a poco acortando más la distancia y comenzando a sentir sus respiraciones hasta que sus narices rozaron.

—¿Lo harás?— preguntó Park.

Minatozaki jaló a la chica por el cuello de la playera y finalmente unió sus labios con los de ella, se sentía como si ambas estuvieran dando su primer beso aún cuando ambas ya lo habían dado, yendo lento ante tan esperado momento y sintiéndose correspondidas, Sana sonriendo entre el beso y Jihyo disfrutando de aquella sensación risueña para después separarse y quedarse abrazadas cuando ambas estuvieron sentadas en la cama, de manera que, vencidas por el sueño, durmieron plácidamente.

Minatozaki jaló a la chica por el cuello de la playera y finalmente unió sus labios con los de ella, se sentía como si ambas estuvieran dando su primer beso aún cuando ambas ya lo habían dado, yendo lento ante tan esperado momento y sintiéndose co...

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