CAPÍTULO 25 | PUERTO RICO

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▫Queen Castillo▫

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▫Queen Castillo▫

Una vez dentro me guío a una salita, donde estaba el sistema de cámaras.

—¿Se sabe algún teléfono de memoria?

—Creo que lo tengo apuntado —abrí mi mochila, en un movimiento rápido, saque un spray difusor, lo rocíe sobre su rostro, haciendo que cayera inconsciente—

Salí de allí y me asomé a la entrada, con la linterna que cogí del guardia alumbre a la parte donde estaba Dylan, a los pocos segundos apareció entre toda aquella vegetación.

—¿Qué le has hecho? —pregunto cuando se puso a mi par, lance el spray, que aún sostenía en mi mano, al aire y lo atrapé de nuevo—

—Lo he rociado con esto

—¿Y eso qué es?

—Cloroformo

—Madre mía —murmuró—

—Podrás cuestionar mis métodos, pero no mis resultados

Volvimos a entrar a esa salita, Dylan desactivo las cámaras y borro el clip de hace unos minutos.

—¿Cuánto dura el efecto de eso?

—Tenemos dos horas, para sacar el cargamento

—Vamos —lo seguí y él me guiaba por el almacén, hasta llegar al corazón de todo—

Empaquetamos la cantidad necesaria que el cliente quería, lo metimos en cajas de un tamaño mediano, cuando ya estaba todo listo, lo guardamos en el compartimento oculto de la Mercedes G. Nos ocultamos entre la vegetación, Dylan volvió dentro y activo las cámaras, después de eso subió al volante y arrancó alejándose de allí.

A decir verdad, mi instinto no estaba tranquilo, todo estaba saliendo demasiado bien para ser verdad.

La autovía estaba solitaria, pero por algún motivo no estaba tranquila, me distraje mirando en mi teléfono, pero esa sensación no desaparecía.

—Joder —escuché decir a Dylan—

—¿Qué pasa? —levante mi cabeza y unas luces azules bañaron el interior del coche, un control policial—

Dylan se detuvo cuando se lo indicaron, uno de los agentes se acercó y golpeó ligeramente la ventanilla para qué la bajará.

—Buenas noches —saludó el agente—

—Buenas noches, ¿Hay algún problema?

—¿Hacia dónde se dirigen?

—Al aeropuerto —respondió Dylan de manera tranquila—

—Déjeme la documentación del vehículo —Dylan me miró y apuntó la guantera, la abrí y saqué una carpeta que había—

—Tranquila princesita —me susurro, cuando me estire para darle la carpeta. El agente se retiró revisando los papeles del coche, unos minutos más tarde volvió hacia nosotros—

LA BANDA. NUEVA VERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora