CAPÍTULO 43 | DANGEROUS

27 1 0
                                    

▫Queen Castillo▫

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

▫Queen Castillo▫

No recibí respuesta de su parte, cuando alcé la cabeza. Tenía delante al hombre que siempre vestía de negro, dueño de unos preciosos ojos azules.

—¿Por qué estás enfadada?

—No estoy enfadada —solo quiero matar a alguien—

—Princesita, ¿Qué te pasa?

—No me pasa nada

—He estado mirándote durante la hora y media que has estado aquí y estás tan molesta que no te has dado cuenta

—Eso es mentira, cuando me miras lo noto, es como si me atravesarás, como si pudieras verme el cerebro

—Pues ahora veo que estás enfadada por algo que no me quieres decir —suspiré—

—¡Todas te están mirando! —dije furiosa. ¿Por qué me molestaba tanto?—. Ni siquiera estás haciendo nada y eres el centro de atención de todas esas —no tiene por qué importarme, pero me importa ¡Y mucho!—.

—Y a mí me da igual, porque el hecho de que tú me mires es un jodido privilegio —por primera vez desde que vino, lo mire a los ojos— crees que si estuviera interesado en alguna de esas chicas estaría aquí contigo —guarde silencio, el muy idiota tenía razón— no tienes por qué enfadarte princesita, la única que tiene toda mi atención eres tú —cogió mi barbilla, alzando mi cabeza para que lo mirara a los ojos nuevamente—

No sabía qué decir, Dylan tenía razón. Si realmente estuviera interesado en esas chicas, estaría allí con ellas. Mi enfado era un poco infantil, pero el ver a esas chicas cerca de Dylan, me nublaron la razón y lo único que quería era golpearlas. Puede que el alcohol tuviera parte de culpa, por no dejarme pensar con claridad.

—Tienes razón —murmuré—

—¿Qué dijiste? —cuestiono con sorna—

—Que tienes razón —volví a decir en un tono más elevado, haciendo que una sonrisa apareciera en el rostro de Dylan—.

—La única atención que quiero es la tuya y los únicos ojos que quiero que me miren son los tuyos, princesita —cogió mi rostro entre sus manos—. ¿Estás borracha? —preguntó escudriñando mi rostro—.

—Lo suficiente como para hacer alguna estupidez

—No te voy a dejar bailar en la barra de nuevo

—Tampoco me apetece bailar ahí —enlace mi mano con la suya y lo guíe hacia la pista—.

Despacito

Quiero respirar tu cuello despacito

Deja que te diga cosas al oído

Para que te acuerdes si no estás conmigo

Despacito

Quiero desnudarte a besos despacito

LA BANDA. NUEVA VERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora