CAPÍTULO 52 | LÁGRIMAS DEL PASADO

8 0 0
                                    

▫Queen Castillo▫

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

▫Queen Castillo▫

Mañana era la boda y ya se notaba la tensión en el ambiente, las chicas estaban locas hablando de cómo iban a ir y cómo iría Katie, nadie había visto aún su vestido, excepto mi madre y mi abuela, pero estaba segura de que Katie estaría espectacular.

La llamada de mi padre diciendo que quería vernos a todos en su villa, me sorprendió, se le notaba tenso, algo había sucedido, solo espero que no tenga que ver con la boda, porque es lo último que necesitan Katie y Eizer.

Cuando llegamos ya estaban todos allí, las chicas y yo entramos y nos sentamos donde pudimos, lo que captó mi atención fue que Mila y su familia estaban ahí.

—¿Para qué nos hemos reunido? — pregunté, rompiendo el silencio—

—Os he reunido por un asunto importante —aclaro mi padre— a partir de hoy Mila, Albert, Leyla, Mateo y Sofía, pasan a ser parte de La Banda

—¿Qué? —dije levantándome de mi lugar— ¿Cómo se te ocurre hacer eso? —no quería a la víbora en mi terreno—

—La decisión ya está tomada, Queen —habló mi padre—

—Ya veo, primero te asocias con De La Rosa y ahora metes a la víbora —dije señalando a Sofía—

—¿Cómo me has llamado? —Sofía se levantó y me encaró—

—Por tu nombre, víbora —la encaré y Sofía se abalanzó sobre mí e hice lo mismo, pero antes de que sucediera nada, Albert sujeto a su hija y Emma me sujeto a mí—

—Se calman las dos —hablo Rosa elevando el tono de voz—

Alce mis manos en rendición, Emma me soltó y volví a dar un paso al frente.

—Ahora estás en mi terreno, así que ojo con lo que haces, no te pases de la raya y no habrá problemas, ¿entendido, víbora? —advertí apuntándola con el dedo—

—Siéntate Queen —obedecí a mi padre y me senté, aunque en realidad quería estrellar mi puño en la cara de Sofía— hay algo más que tengo que deciros —las palabras de mi padre causaron expectación— se va a unir a nosotros, alguien que trabajo con nosotros hace bastante tiempo, pero que tuvo que retirarse por problemas personales —sus palabras causaron intriga, ¿Quién era esa persona?— ya puedes pasar —ante el llamado de mi padre, se escucharon unos pasos provenientes de la habitación—

Una silueta alta y fornida apareció en la sala, mis ojos lo examinaron con atención, era de piel pálida, tenía el cabello castaño peinado desordenadamente, nariz respingada, un tatuaje visible en el dorso de su mano y ojos grandes grises.

Ojos grises, brillantes como dos lunas.

Fue como un click en mi cabeza, al principio no lo reconocí, pasaron muchos años, había cambiado y en mi cabeza había una realidad, que ahora que lo veía resultó que no era verdad.

LA BANDA. NUEVA VERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora