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Me puse los cascos y acomodé el libro que tenía en mis manos, me senté mejor en la arena y tomé un sorbo del café que él me había comprado esa tarde. Me relajaba estar aquí; la pequeña brisa, el sonido de las olas al chocar entre ellas y lo mejor de todo era que había poca gente alrededor.

La salida a la playa fue de improviso, él solo llegó y me sacó de casa, por ende no me dio tiempo de hablar con mis padres y avisarles pero con un mensaje bastaba, eso creía. Mis padres no estaban de acuerdo que saliera con Lee por muchas razones y una de las principales era que este tenía en su poder una moto de último modelo ¿donde está lo malo? Que mis padres son demasiado conservadores por no decir que son muy a la antigua. Lo bueno es que el amor que me tienen es mucho más grande, por lo cual decirle que me gustan los hombres fue medianamente sencillo.

Padres anticuados aceptan que eres gay pero no a tu pareja, que irónico.

Escuché pequeños murmullos justo a mi costado pero decidí ignorarlo para concentrarme mejor en mi lectura pero no podía, estas personas empezaron hablar más fuerte que se me hizo tedioso y, tras respirar, las miré con disimulo para entender el porqué de su bulla.

Tres chicas de buena estatura y buen cuerpo estaban ahí paradas, las tres con su ropa de baño. Por curiosidad seguí su mirada y ¡Oh! Sorpresa, estaba viendo al chico de cabello rojizo, quien venía corriendo con su tabla en mano. Regresé la mirada y pude ver como las otras dos amigas estaban alentando a la del medio, quizás para que se le acerque hablar o comérselo, todo era obvio por como lo miraba.

—¿Qué tanto miras?— volteé mi rostro al sentir unas pequeñas gotas caer sobre mi piel descubierta, y ahí estaba él.

Se encontraba en cuclillas completamente mojado, su largo cabello recogido con una simple coleta que le hice antes que se meta al mar, el torso completamente descubierto y con esa sonrisa del sueño que hacía suspirar a cualquiera. Lee Minho, el claro ejemplo de hombre perfecto; cara tallada por los mismos dioses, cuerpo bien formado y bien portado.

Claro, esto último no lo sabían mis padres.

—Tierra llamando a Jisung, ¿hoola?—parpadeé ocultando mi sonrojo, otra vez fantaseaba con él.— ¿Tengo monos en la cara?

—No, pero si de idiota— sonreí.

—Ja, ja. Que gracioso, ¿comiste payaso o que?

—¿Comer en qué sentido?—no pasó mucho y ya había agarrado un poco de arena para tirarmelo.

—¿Me bajaría muchos puntos si te lanzo esto?—alzó su mano—.¿O sería muy mal novio?

Creo que jamás me acostumbraré a las malditas mariposas.

Mordí mi labio inferior mientras me calmaba internamente, no soy alguien que recibía este tipo de afecto constantemente y cuando lo hacía me sentía extraño, pero con Minho era completamente diferente. Si, me sentía descolocado por momentos pero no era nada incómodo. Nada con él es incómodo.

Minho acercó su mano seca a mi rostro, queriendo captar mi mirada. Para ese instante mis mejillas estarían rojas—. Min...

—¡Hola!—. Y la burbuja se destruyó gracias a una voz chillona.— Lamento interrumpir... ¿no estoy interrumpiendo, verdad?

La verdad si estas interrumpiendo.

—No, tranquila. No interrumpes—. ¿Qué? ¿Acaso dijo lo que creo que dijo?

Y ahí me tienen, aguantando como una chica modelo estaba tratando de ligar a mi novio. Bueno, no éramos novios oficiales pero nos tratábamos de esa manera, él no quería ponerle una etiqueta y yo acepté.

Rain Kisses || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora