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—Hasta que te dignas aparecer y recuerdas que tienes casa.

—Madre...

—Agradece que tu padre no está y que no haya notado tu ausencia.—se levantó con dirección a la cocina.

De manera lenta la seguí, la casa estaba en total silencio lo que me daba a entender que mi padre no se encontraba en casa.

—¿Dónde está papá?

—Se fue temprano a trabajar, y ayer llegó muy tarde, tuve que hacer maravillas para que no suba a tu cuarto y note que no estabas.— eso era bueno, al menos una preocupación menos.—Ayer hablé con el chico ese.

¿Chico ese? Volvió a hablar al ver mi cara de confusión—. El hijo de los Lee.

Mis ojos se agrandaron, eso era nuevo y no daba buena espina—. ¿Para que?

—Estaba preocupada, se dieron las doce y no había ningún rastro de ti, ni siquiera un mensaje. Así que llamé a la madre de Minho y me pasaron con él, tuvimos una linda conversación—, cuando me lanzó una graciosa sonrisa, me preocupé.

—¿Qué le dijiste?—apoyé mis manos sobre el mesón, estaba serio.

—¿Por quién me tomas?—me miró y apuntó con el cuchillo que tenía en sus manos en ese momento, quizás no debí endurecer mi voz, al notar que mi mirada se relajó volvió a cortar los vegetales—. Solo le pregunte donde estabas, porque la última vez que te vieron fue con él. Me dijo que te dejo en casa de Felix y bla bla, todo eso.

—¿Le creíste?—era clara su respuesta: No.

—Al principio no pero llamé a la mamá de Felix y me dijo que, efectivamente, estabas en su casa. No tuve otra opción que creerle.

—¿No armaste un escándalo?

—¿Quién me crees? ¿Tu padre?—dejó las cosas y se puso a mi costado—. Ji, que sea la última vez que nos desobedeces y te vas sin decirnos nada, no vuelvas apagar tu celular y avisa que no podrás llegar, porque para la próxima no voy a cubrirte y tendrás que lidiar con tu padre. Y sabes lo psicópata que es con estos temas.

—Está bien—. Me crucé de brazos con mal humor.—entonces..., ¿no estoy castigado?

Ella se acercó y me dio un beso en mi cabeza, algo de esperanzas tenía—. No tienes permiso para nada, de la casa a la universidad y de la universidad a la casa. Tendrás que acompañarnos a cada reunión que tengamos y nos tendrás que hacer caso. Sólo Felix podrá entrar y salir de aquí, nadie más, ¿entendiste?

—Prometido.—crucé mis dedos en mi espalda, estaban locos si iba a seguir sus absurdas reglas.

—Manos al frente.—esperó a que lo hiciera, de mala gana lo hice—. Ahora, hijo, espero cumplas lo prometido porque si no anda despidiéndote de tu guitarra y tu padre tendrá las llaves del cuartito.

—¡Pero no pueden hacer eso!—me quejé -grité- en voz alta, mi madre respiró para calmarse por el ruido, no debí gritar de esa manera.

—¿Qué te dije sobre gritar? Y claro que podemos.— se alejó sin dejar que respondiera, al ver que no daría su brazo a torcer me fui a mi cuarto y al estar en la comodidad de mi habitación grité sobre la almohada.

Ya tenía suficiente problemas con mi saliente para sumar problemas con sus padres.

Ya tenía suficiente problemas con mi saliente para sumar problemas con sus padres

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Rain Kisses || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora