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Cuatro de la mañana y el proyector recién fue apagado.

La tercera película dio a su fin y recién ambos notamos que era muy tarde, Minho me ayudó a bajar de la casa del árbol y yo me quedé en el huerto a esperarlo mientras él terminaba de cerrar bien la casita.

Salimos del lugar con nuestras manos entrelazadas y me pegué a su espalda cuando una ligera ventisca pasó causándome un escalofrío, Lee se separó y de un solo movimiento se sacó sudadera y se quedó con una polera—. Tómala.

—No, así estoy bien de verdad—quise mostrarme normal pero el viento no ayudaba mucho y mis vellos jugaron en mi contra erizando mi piel.

Sus ojos eran autoritarios así que solo acaté a la orden silenciosa, me coloqué su chaqueta bajo su atenta mirada y cuando estuve listo me dejó un pequeño beso en mi frente antes de montarse en la moto. Subí en esta y rodeé su cintura y traté de brindarle algo de calor.

Manejó de manera rápida ya que debíamos llegar a mi casa antes del amanecer, estaba un poco lejos.

Cerré mis ojos y me apegué a su cuerpo con una gran sonrisa, disfrutando el momento. Después de esa confesión nos volvimos a besar y a medida que avanzaba la película me susurraba cosas en el oído y me decía lo mucho que le encantaba. No hablamos mucho del tema pero si dejamos en claro que nuestra relación iba más de una simple amistad, que sentíamos cosas mutuamente y que nuestra etiqueta era "en proceso de un bonito noviazgo".

Al final del día nosotros ya no teníamos secretos y nuestros sentimientos eran recíprocos, nos queríamos a nuestra manera y estábamos bien con eso. Por esa noche y lo que restaba del día habíamos prometido olvidarnos del resto y centrarnos en nosotros.

—Llegamos a su destino, su majestad—, Minho hizo una reverencia de noventa grados a la vez que me ofrecía su mano para ayudarme a bajar y yo la tomé gustoso.— es hora que regrese a su torre.

—Regresar a vivir con esos dragones que se dignan a llamarse mis padres y esperar que se dé el ocaso para que mi príncipe venga a mi rescate y me lleve en su gran, y monstruoso carruaje a ver las luces flotantes.

Minho sonrió ante lo último—. Podemos ir cuando usted ordene, mi príncipe. Estoy a su disposición.

Se acercó a mi rostro y sus manos subieron a mis mejillas y un delicado beso empezó, me dejé llevar y enterré mis dedos en sus rojizos cabellos. Deseaba más pero antes de aumentar la intensidad me detuve cuando recordé la hora.— Quisiera quedarme más tiempo pero debo subir, no quiero más castigos.

Minho asintió y me indicó como subirme hasta la ventana de mi cuarto sin que me lastimara en el proceso, al ya estar arriba me aseguré que todo siguiera igual y al saberlo regresé a verlo. Minho se veía chiquito desde aquí—. ¿Todo bien?

Asentí y me recosté en el marco—. Ve con cuidado, me avisas cuando llegues ¿si?

Lee asintió y me mandó un beso antes de correr hacía su moto, sonreí como un bobo y cerré la ventana.

Me cambié de ropa pero me quedé con su chaqueta puesta y me metí a la cama para disimular que estaba durmiendo, como si nunca hubiera salido de la casa.

A los veinte minutos me llegó un mensaje donde Minho avisaba que ya estaba en casa. Volví a sonreír y me quedé dormido a los segundos.

 Volví a sonreír y me quedé dormido a los segundos

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Rain Kisses || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora