dormir en paz

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El chico de 17 años llamado Morgan llegó a casa en un estado bastante desnutrido y sucio. Al tocar la puerta, su madre la abrió y lo abrazó con fuerza al verlo. Él respondió al abrazo y, después de un rato, se separaron. Su madre lo invitó a entrar y le sirvió uno de sus platos favoritos, que el chico devoró con tenacidad, terminándolo rápidamente. Se dirigieron a la sala, donde el chico, agotado, se quedó dormido.

Su madre llamó a la policía para informar sobre la aparición de su hijo. A la mañana siguiente, su retorno se convirtió en noticia, y la policía lo interrogó para obtener detalles sobre su captor. El chico explicó que, en un enfrentamiento en defensa propia, había acabado con la vida de su captor y escapado sin mirar atrás, corriendo directo a un puesto de comida rápida y luego hacia su hogar. No tenía idea de dónde se encontraba exactamente el lugar donde estuvo cautivo.

Después de una semana de interrogatorios policiales, el chico mostraba una apariencia más saludable, aunque algo lo perturbaba: la forma en que había acabado con la vida de su captor. No entendía cómo había logrado derribar la gruesa puerta de metal ni cómo había hecho que las extremidades de su captor... él no podía creer que hubiera sido capaz de hacer algo así. Mientras miraba el techo de su habitación, notó una araña y, de repente, por el miedo y la impresión que le causó, la araña estalló sin que se viera ningún resplandor, solo quedaron restos dispersos por la habitación.

Sorprendido y asustado por lo ocurrido con la araña, se durmió. Al despertar, se arregló y se dirigió a un lugar apartado, un campo donde había muchos insectos y animales. Se concentró en un grillo y logró hacerlo explotar, sorprendiéndose consigo mismo. Siguió practicando con otros insectos hasta que pudo entender cómo lo hacía.

Al regresar a casa, su madre lo esperaba y lo llamó para cenar.

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