Año 2025, días más tarde

40 3 4
                                    

No tengo un calendario a mano ahora pero les contaré qué pasó.

El olor a té inglés, libros y perfume me despertó. Estaba cansado y ese olor me recordaba al ángel, me sentía mal, triste y decaído… ni siquiera quería abrir los ojos y solo susurré:

-Ojalá fueras tú…
-Pues espero ser "yo", si es así, estás de suerte. -me respondió su voz cantarina
-Vaya… cuanto bebi?
-Bastante en realidad -me volvió a responder su voz
-Carajos, debo estar alucinando
-No lo creo, realmente estoy aquí…
-Que…?

Abrí los ojos y ahí estaba. Tan blanco, tan rubio, tan sonriente y tan… bien vestido?

-Buenos días. - me dijo.

Sentí que toda la sangre se me iba a los pies y un torrente de emociones me embargó por completo. Me mareé y me tomé la cabeza. Tenía tantas preguntas dando vueltas que no podía concretar una sola idea. Pero estaba ahí, frente a mí, parado a los pies de la cama y yo me había desmayado de borracho anoche. No podía hacerle ver que era por él, era estúpido, pero aun asi lo único que pude hacer fue decir con la mayor de las indiferencias.

-¿Qué haces aquí?
-Bueno, siendo sincero, te extrañé.
-Ja, que buena broma.
-Crowley, siempre fuiste alguien importante para mí…
-Sí, claro. Qué quieres? Vienes a pedirme que vuelva a ser ángel, de nuevo?
-No… ya te entiendo un poco mejor. De alguna forma me lo hiciste saber…
-De qué hablas?
-Nunca me dijiste que te sentías de esta forma- dijo moviendo una libreta negra en sus manos.

La reconocí de inmediato.

-No puede ser! La leiste? -me enojé, había escrito tanta cursilería… tanto de mi…
-Si, digo, algo tenía que hacer mientras dormías.
-Podrías haberte ido! Eres bueno en eso.
-Los dos somos así, Crowley, ninguno enfrenta nada al final, aunque creo que tú eres mucho más valiente que yo…
-Qué quieres, Aziraphale? -dije abrazando mis rodillas y mirando a un lado
-Por qué nunca me dijiste todo esto?
-Habría cambiado en algo? Lo intenté, recuerdas? -lo miré- Intenté decírtelo, mostrarte…
-Lamento mucho esa situación, quieres que haga el baile de "tenias razon"?
-No quiero nada de ti. -dije volviendo a desviar la vista
-Vamos no mientas así… -se acercó.
-Y qué? Tampoco puedes darme nada de lo que quiero.
-Crowley… -caminó un poco más hacia mí.
-Ya basta. Déjame en paz.
-No puedo. -Se detuvo.
-Por qué? -lo miré, desafiante.
-Tengo… muchas cosas que decir, esperaré afuera de tu habitación a que estés listo, de acuerdo?
-Huiré.
-Y seguro te encontraré.
-Ja! -dije- sigues siendo un terco.
-Así es, pero tú ya sabes eso.
Guardé silencio y traté de mirarlo a los ojos, parecía estar mejor y me dolió verlo así, sin mí. Quería que se fuera…
-De acuerdo.

Me levanté apenas, no podía entender qué estaba pasando, sentía que él desaparecería en cualquier momento… pero no me apresuré. Miré por la ventana de mi habitación, antes quería verlo con tantas ganas y ahora que estaba aquí, solo quería que se fuera, evitar el dolor de que no sintiera lo mismo que yo, evitar sentir… Pero mi mente, mi cuerpo y en realidad todo mi ser me jalaba hacia él como un imán. De alguna forma, sentía que aunque no quería verlo y quería huir, alejarme de él lo suficiente como para creer que esto había sido solo una alucinación por alcohol, en realidad lo extrañaba tanto que nada dentro de mí me obedecería para lograrlo. Así que me vestí, tratando de despejarme el dolor de cabeza que ahora me venía tras el desmayo, me puse mis anteojos y salí de mi habitación.
Al llegar al living pude verlo sentado en el sofá individual, con una taza de té en las manos. Lo extrañaba tanto… mi garganta se sintió apretada y tuve que hacer mucho esfuerzo para parecer indiferente otra vez. Me crucé de brazos y me apoyé en una pared solo para retener a mi cuerpo de salir corriendo a abrazarlo.

El Diario de Anthony J. CrowleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora