Año: No lo sé, 2025, tal vez

81 7 0
                                    

Llevo borracho no sé cuantos años… todo se ha ido al demon… al cielo se ha ido todo, en realidad, malditos, por eso estoy donde estoy. Se fue a la basura, todo. Me he quedado sin nada, han logrado quitarme todo lo que tenía a excepción de mi Bentley y mis bellas plantas… Y este libro, que no sé por qué sigue aquí, no sé cómo ha sobrevivido a todo esto, al desastre… Además, jaja, es muy gracioso como lo he descubierto, se me ha caído en la cabeza, dentro de mi auto, no sé ni cómo pasó… llevo borracho demasiado tiempo, creo que por la forma en que desperté de alguna forma, caí dormido con la cabeza bajo el asiento trasero del Bentley y este libro, me cayó en medio de la nariz y me despertó. Leer estos garabatos escritos antes fue un golpe bajo para mí, debo admitir. Creo que era feliz en esos tiempos y ni siquiera pude darme cuenta, estuve a punto de borrarlo completamente, de eliminarlo, era cosa simplemente de quemarlo con la rabia que tenía pero no pude… Aquí tengo todo lo que me queda de Az… del ángel… Y por eso me decidí a escribir. Creo que si no lo saco, pasaré el siguiente siglo de nuevo durmiendo, no por placer, y no estoy seguro de querer eso, debo estar alerta por si… no… por si tengo que salir de una vez por todas al luchar… espero que no, pero ya no puedo esperar nada en realidad, de nadie.
Pero no estoy aquí para quejarme, estoy aquí para contarles mi visión de la historia, la mía personal, la que tiene que ver con el ángel, mi última confesión y cómo todo se fue al… a la basura esa que llaman Cielo. Jamás he hablado de esto y espero que si alguien lo encuentra, sea motivo suficiente para acabar conmigo de una vez por todas.

Todo comenzó antes del comienzo. Conocí a Azir… al ángel, cuando yo todavía era uno aún, cuando eché a andar las fantásticas nebulosas. Recuerdo que ahí se presentó, yo no, no me preguntó. Pero sí me felicitó por mi trabajo… recuerdo que ahí comencé a hacerme preguntas, y hacerle preguntas para ver si él podría contestarlas. Ahí es donde me dijeron que todo esto acabaría, por qué? Para qué tanto trabajo si ni siquiera se podrá desarrollar completamente? Era tan bello todo y sólo por “la gente”? y para qué si iba a acabar con ellos de todos modos, no tiene sentido… Pero recuerdo que Aziraphale, el ángel, me dijo bien a tener cuidado con preguntar… tenía razón, y caí por mis preguntas junto con todos los demás.

Luego vino la creación, debo admitir que sí estaba admirado con la dicha “gente”, me dijeron entonces que causara problemas, y como mis preguntas lo hicieron una vez, fui a preguntar algunas cosas del famoso Jardín, ¿qué tendría de malo saber lo que es bueno y lo que no? Pero nuevamente, el Mas alto me sorprendió con su rudeza, y los echó… Cuando vi que el ángel de la puerta del este era él, no lo podía creer, y me arrastré como correspondía a mi estado terrenal en esos tiempos hasta él. Ja! Pero él también me sorprendió, no? Les había dado su espada… no es esa una forma de decir que sí era un poco injusto lo que el Mas alto había hecho? No se lo pregunté, pero sí me causó gracia que nuevamente mis preguntas sobre por qué él lo había hecho lo incomodaran tanto… recuerdo que fue la primera vez que sonreí después de la caída. Supongo que ahí comenzó todo.

Desde ahí lo perdí de vista hasta que me avisaron de Noah y su Arca. Debía hacer desmanes, soy bueno en eso en realidad, pero ah! qué magnífico trabajo, la intención era salvar a la humanidad cuando sabía que no se salvaría, me resultaba divertido y fui más que nada a reírme de la situación. Ahí estaba el ángel de nuevo, con esa cara de alegría como si todo estuviera bien. Amé cada pregunta que formulé para hacerle sentir incómodo, y es que para tratar de responder siempre sonreía forzadamente y trataba de explicar con lógica de ángel borrego, el gran plan. Todo estaba solucionado, me dijo, según recuerdo. Pero y entonces para qué? ¿Cuál era la idea? Acabar con la humanidad descarriada, bueno, así es como lo intentó con nosotros y no le estaba funcionando. Bueno, ahí la conversación fue pequeña, pero divertida para mí. Recuerdo que ahí comenzó a divertirme su cara de preocupación, pero no fue hasta Job, aah que buen momento de la historia! En ese momento es cuando logré que Aziraphale me mirara con esa cara de desaprobación que me dedicaría tantas veces desde ahí en adelante, recuerdo su preocupación al verme consumir vino, “eso trae la embriaguez humana” Ah, que diversión, si tan sólo hubiera sabido lo que yo había visto en otros pueblos…

En fin, recuerdo bien cuánto me sorprendí de verlo intentar detenerme, cuando me econtró a punto de "destruir" las cabras de Job, y cuánto se debatió consigo mismo con respeto al “el gran plan”, supongo que esa duda fue lo que me motivó a llevarlo al siguiente nivel, recuerdo su resistencia pero también su cara de placer al momento de comer esa carne… la del buey, obviamente. Pero también recuerdo su angustia luego de mentir frente a sus hermanos… eran mis trucos, mentir ya era parte de mi vida cotidiana pero no la de él y le afectó muchísimo. Pude ver su rostro triste, angustiado, realmente afectado por no ser parte de esa idiotez que él llama Cielo… Ah… ahí me di cuenta que de alguna forma, no quería verlo convertido en uno de los míos, y me aseguraría que no pasara, me aseguraría de cuidarlo, de cuidar ese corazón bondadoso… nadie lo había hecho por mí, pero me di cuenta que jamás me perdonaría si él cayera conmigo…

Vaya, estos recuerdos han sido más pesados de lo que pensaba. Ya no estoy borracho y aún tengo ganas de escribir… Pero ahora me resulta un poco tortuoso, y si bien estoy completamente a favor de las torturas, en este momento no puedo conmigo mismo…

Atte. A. J. Crowley

El Diario de Anthony J. CrowleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora