Año 2025, 26 de diciembre, Jueves.

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No sé cómo explicar lo que pasó ayer, y es que tampoco lo logro entender, qué mensaje me estaba dando ella? Por qué…? Cuál es su maldito propósito para hacer lo que hace? Estoy demasiado cansado para esto, pero es que aún ahora que estoy viendo la caja sobre mi mesa, ahí, tan inocente como parece, sigo sin saber cómo me siento al respecto, simplemente no sé qué pensar, por lo que haré una descripción de los hechos y después veré.

Me quedé en que Muriel me llamaba. Al contestar su voz sonaba extraña, como el tono de voz de “algo está mal” de Aziraphale y reprimiendo mi preocupación le dije con la mayor indiferencia posible.

-¿Qué pasa?
-Pa, es que… Necesito que vengas
-Ya me dijiste eso, para qué quieres que vaya?
-Por favor, es sólo… no sé qué hacer con esto.
-Con qué?
-Sólo ven por favor.
-Muriel? -intenté pero ya me había colgado, igualita a él- Maldición!

Enojado de la preocupación, tomé el auto y como un idiota conduje a 90 km/h en el Bentley para llegar a la librería, con una extraña sensación de deja vú, esperando no encontrarla otra vez en llamas, pero al contrario, la nieve había cubierto por completo las calles y también adornaba muy bellamente la libreria, haciendola ver completamente adorable. Entré sin embargo, sin prestarle demasiada atención a esos detalles, prácticamente gritando el nombre de Muriel, que de un salto corrió hacia mí, contenta y me dio un abrazo.

-¿Qué haces niña?
-Me alegra que estés aquí. -dijo avergonzada por su desplante de cariño tan poco acostumbrado entre nosotros.
-Qué es lo  que pasa, dime, cuál es la situación? ¿Es algun demonio, mi bando te está molestando? ¿Tu bando te dijo algo malo? Si me hiciste venir por un humano molesto, ya habíamos hablado de…
-No, no es nada de eso, pa -me detuvo pacientemente
Se dirigió a un pequeño arbolito que tenía sobre el escritorio. Frente a él una caja que reconocí enseguida
-Se trata de esto. -me alcanzó a decir
-Qué es eso, Muriel?
-No lo sé. Está dirigido para ti
-No, no lo quiero
-Sabía que no lo querrías en realidad, pero tiene el escrito de… él….
-¿Qué? -
-Venía con una nota que decía “asegurate que lo reciba” y eso fue todo.
-Ellas lo vieron ?
-No, esto… apareció una vez que ellas se fueron.
-No lo quiero. -dije caminando hacia la puerta.
-Por favor, pa, sé que no era lo que tu querías pero…

No escuché nada más. caminé hacia mi Bentley lo más rápido que pude, quería huir de ahí, olvidarme de haber visto esa caja y de saber de él, no quería nada, y cómo? Era recordarme que estaba sin él, como si se tratara  de un mal premio de consuelo. Desagradable. Pero apenas me senté en mi asiento, de reojo noté que la caja estaba ahí nuevamente, en el lugar que él usaba. Me irrité. Enojado tomé en mis manos la caja y volví a entrar en la librería.

-Pa! La caja ha…
-¿A qué estás jugando, Muriel? - le interrumpí enojado
-De qué hablas?
-Por qué la trasladaste a mi auto?
-N-no, y-yo no lo hice, de pronto, saliste y-y la caja desapareció.
-Te lo dije, no quiero esto, sea lo que sea. Y más te vale que no vuelva a aparecer en mi auto o lo quemaré.
-P-pero si y-yo no…

Otra vez, sin dejarle hablar, caminé hasta mi auto y luego de asegurarme que no estaba en ningún asiento esa condenada caja, me dirigí a mi casa otra vez. Pero apenas llegar, en la puerta, estaba ahí, la caja blanca envuelta con una adorable cinta beige.

-Maldita sea!

Tomé la caja e intenté quemarla. No funcionó y en lugar de volverme a enojar simplemente la admiré. La tarjeta decía “Para Anthony J. Crowley, querido, por favor acepta este obsequio de buenas maneras. Le he puesto un mandato divino de que no puede alejarse de ti hasta que lo hayas abierto así que ni se te ocurra alejarte, te seguirá. Tampoco lo podrás destruir, pero espero que no llegues a intentarlo… Por favor, sólo abrelo. Atte. Az”. Respiré profundamente, sintiendome un idiota, debí haber leído eso antes. Bien podía abrirlo en mi casa, pero también debía disculparme con Muriel, por lo que, con regalo en mano, volví a dirigirme a la librería.

-Pa, qué….? -me dijo Muriel apenas me vio- Oh…
-Me sigue, lo lamento, no eras tú.
-Lo siento pa, sé que no te sientes bien con estas cosas.
-En realidad -le dije mirándola con un poco de resignación-Ni siquiera sé qué pensar.
-¿Y qué vas a hacer? 
-¿Quieres ver qué hay?

La mirada de la pequeña Muriel se iluminó, era tan linda como se notaba cuando algo le emocionaba, igual que cuando Aziraphale… mierda, no importa, ya se entendió la idea ¿verdad? llevado por ese impulso de ver a la pequeña angelita contenta, abrí el regalo.

Dentro de la cajita había una libreta negra que enseguida reconocí. La abrí sorprendido y en la primera página decía: 

Querido, este obsequio es para que sigas escribiendo esta historia que amo, esa bella historia de amor... Seguro que sabes a qué me refiero, solo espero que tenga continuidad
Leí dos veces el mensaje sobre todo la última parte, claro que lo entendía. Me apoyé en uno de los libreros con la tarjeta en una mano, Muriel se me quedó mirando pero al ver mi expresión no me dijo nada. En ese momento no supe qué decir ni pensar, miré a la pequeña Muriel y sólo atiné a decirle.

-Lo siento, yo…. vuelvo luego.  

Solo puedo imaginarme su rostro cuando salí de la librería, pero es que aún ahora mirando el obsequio, la caja, frente a mí… No lo entiendo, es decir, puedo ver claramente lo que me ha querido decir, él dice… que me ama y que quiere continuar nuestra historia… Pero eso es lo que no logro entender! ¿Cómo es posible que sea así? Él… no puede llegar y lanzarme una frase como esta después de meses de perderse, de meses sin hablarme sin contactarme sin dar señales de vida, después de todo lo que pasamos juntos… él… no puede hacer esto! ¡No, no lo voy a tolerar!

Estuve a punto de tirar la caja con todo dentro. Pero no lo hice.

La tomé invadido por la rabia de querer deshacerme de todo lo que él significaba, y de la libreta cayó otro papel. Una carta. En ella me explicaba todo lo que ocurrió después de esa noche. Me contó que él se levantó temprano ese día, quería prepararme crepas con un milagro porque si bien de vez en cuando ha cocinado, quería que quedaran deliciosas. Me dijo que sólo estaba usando una bata cuando les escuchó fuera de la puerta, Miguel y Uriel lo habían ido a buscar, exigiendo que volviera inmediatamente, me dijo que los ángeles no necesitan pedir permiso para entrar a ningun lugar y entraron directamente, por lo que apenas tuvo los segundos para vestirse milagrosamente antes de que se lo llevaran de vuelta. Me dijo que arriba lo interrogaron muchísimo aun en ausencia de Metatron que quién sabe dónde andaba. Aliviado se dio cuenta de que, a falta de personas en el infierno no tenían idea que ese era mi hogar, por lo que cuando le preguntaron qué hacía allí, Aziraphale les dijo que era una persona perdida que necesitaba ayuda.  Me cuenta que lo regañaron mucho, porque no era su trabajo hacer algo así, y bueno, tienen razón. Me dijo que lamentaba profundamente no poder contactarse conmigo durante todo ese tiempo, pero que pensaba que Methatron estaba tras sus pasos y que cualquier relación conmigo era altamente investigada y que el ángel, él… quería quedarse con lo que vivimos para él mismo… sin ojos que estuvieran sobre mí ni sobre lo que sentíamos… que por favor no dudara de lo que me dijo, que esperaba que entendiera el mensaje que me había dejado, que los ángeles no lo veían hacer esta carta y por eso aquí me lo repetía más claramente “Te amo, Crowley, de verdad” escribió, con esa letra preciosa…

Apenas terminé de leer, no pude evitar caer de rodillas al piso y llorar como un niño desconsolado que extraña a sus seres queridos que, al igual que para mí, se habían ido al cielo, porque así me sentía… así me siento aún ahora, pues en este momento recordar al ángel me hace sentir… solo. Me doy cuenta que estoy completamente perdido, a los pies de un ángel que tal vez ni siquiera logra entender cuánto poder tiene sobre mí.
Esta noche recién está comenzando para algunas personas pero será hasta aquí para mí, Su ausencia me duele en el cuerpo y prefiero dormir de ebriedad que seguir pensando en esto ahora…

Atte. Anthony J. Crowley

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⏰ Última actualización: Oct 15 ⏰

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