Año 2025, 17 de Noviembre, lunes por la mañana

19 1 0
                                    

La melancolía me agarró con fuerza ayer y al final no pude relajarme, por eso hoy he tenido que salir con mi bebé a pasear, sin embargo, escuchar Good old-fashioned lover boy en el Bentley sólo me hizo pensar en él otra vez, sobretodo porque Freddie nunca entendió que se lo estaba contando en confidencialidad, y sólo por eso no le pedí el crédito correspondiente, como otras varias. En fin la cosa es que vine a Saint James y desde aquí seguiré.

Una de las razones por las que el Bentley me canta esa canción es porque de hecho, algo así pasó al día siguiente... Al despertar me di cuenta que todavía nuestras manos estaban unidas. Una sensación cálida y agradable se extendió por mi cuerpo y de alguna forma, en lugar de hacerme sentir bien, me molestó. Supongo que porque me daba cuenta que sentir este tipo de cosas por el ángel sólo me traía desgracias y que, en realidad, todavía me aferraba a él con la esperanza de que cambiara de opinión, una estupidez, claramente. Pero ahí estaba yo, mirando su rostro dormido cuando esa sensación desagradable me embargó, así que lentamente me fui saliendo de la cama y cuando iba a soltarlo por fin me tomó fuerte de la mano, obligándome a quedarme allí. 

- Así que estás despierto -afirmé más seco de lo que esperaba.
- Desde hace un rato -me dijo- adonde vas, querido? 

Me sentí pillado y nuevamente esa sensación de molestia se apoderó de mí, pero en lugar de dejarme llevar por ella, simplemente mentí:

 - Iba a prepararnos desayuno.
- Oh -abrió los ojos de golpe y sonrió con esa emoción de hacer algo que le gustaba mucho, para luego continuar- delicioso! Qué prepararás hoy?
- No lo sé...
- Permíteme tentarte con... -se detuvo- no, espera, mala elección de palabras.

La sensación de Deja vú me hizo gracia y sonreí. Aziraphale titubeó un poco, nervioso, hasta que finalmente decidió. Ese día comimos waffles con frutos rojos, y luego toda la conversación se guió por la pregunta "¿cómo disfrutamos hoy?" Entonces Aziraphale recordó mi molestia con su ropa y propuso salir de compras. Caminamos hacia el Bentley y recién entonces recordé que la mayoría de las canciones de Queen hablaban de él, así que antes de subir al auto le advertí:

- Pobre de ti que se te ocurra hacer sonar Love of my life, de acuerdo? Ya has visto lo que le ocurre a mis plantas y si bien jamás te destruiría, sabes de lo que soy capaz...
- ¿Listo Crowley? -preguntó Aziraphale desde fuera.
- Si claro. Todo listo.

Y bueno, como era de esperarse, mi bebé obedeció sin problemas y sonó la voz de Freddie sin una sola vez de esa condenada canción.

Recorrimos varias tiendas viendo qué ropa le gustaba a él y de sorpresa, también a mí. No entendía para qué las iba a querer él porque al menos yo sí la usaría, así que compré cinturones para variar y una nueva chaqueta, más informal, de cuero, me pareció una buena broma y, debo admitir, también fue por su rostro al verme con ella, parecía realmente encantado, casi embobado, aunque tal vez eso último fuera mi imaginación. Él en cambio, compró toda una tenida "nueva" en ropa usada, con tonos café, para variar el estilo celestial que andaba trayendo. Entonces volvimos al Bentley que hizo sonar "Crazy little things called love" al notar mi chaqueta nueva. Me causó gracia, pero no lo hice notar, quería llegar pronto a la casa así que como siempre aceleré, pero no contaba con que mi queridisimo auto hiciera sonar Good old-fashioned lover boy, esa condenada canción que Freddie había sacado directamente de mis fantasías, y como nunca, nervioso de ser pillado intenté que el tema de conversación no tocara la canción pero el ángel siempre sacandome de mis planes, no lo dejó pasar:

- Cenar el Ritz! -saltó.
- ¿Qué? -dije nervioso aun
- Qué tal si cenamos en el Ritz?
- Quieres...? -me causó gracia y seguí- A las 9 de la noche?
- Si! Por qué no? Podríamos vestirnos elegantes como en los 40's y beber... como dijiste tú en algún momento? Cantidades...
- Cantidades industriales de alcohol -reí- no creo que sea buena idea beber tanto.
- Yo puedo manejar de vuelta.

El Diario de Anthony J. CrowleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora