Año 2025, 25 de Noviembre, martes.

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Es increíble lo que hace un par de botellas de alcohol en días de la semana. Me fui relajando de a poco después de todo ese drama de la última vez que escribí. Es que hay tanto que contar aún y es todo tan intenso… que a veces necesito la ayuda del alcohol para intentar terminar de contar todo esto. así que aquí voy de nuevo,  Después de comer crepas, todo el resto de la tarde fue así, llena de coqueteos, sonrisas y risas. Me encantaba verlo sonreír, de hecho me encantaba buscar temas de conversación que fueran entretenidos, que lo obligara a pensar y replantearse algunas ideas, o que simplemente fueran lo suficientemente simples para que yo pudiera bromear con ello y hacerlo sonreír con mis ocurrencias. Así que pronto estábamos jugando a las preguntas que venían con miles de respuestas a veces en serio o a veces absurdas de nuestra parte y ahí fue cuando surgió aquella excelente idea.
-Ok ok -sonreí luego de un momento de risa- siguiente pregunta, ¿qué actividad te gustaría hacer de aquí a 10 años?
-Tu dices, en la tierra?
-En donde sea.
-Bueno -pensó el angel- pienso que hay partes que me gustaría volver a visitar…
-Como cuales?
-la muralla china
-Vaya!
-Si…
-Qué más?
-Tal vez escocia
-Por qué?
-Es lindo y me gusta el acento escocés.
-De verdad debe gustarte mucho-dije sonriendo coqueto pensando que mi acento favorito para usar en tierra era el escocés.
-Me encanta -me sonrió él mirándome directamente, haciéndome sonrojar
-Genial y algún otro lugar?
-Mi librería.
-¿No habías ido allá antes de venir?
-Nunca es suficiente.
-Entiendo- sonreí curioso.
-Y a ti?
-En realidad me gusta hacer cosas que están en el borde de lo prohibido, tú sabes…
-Sí, lo sé, eres un demonio, no me extraña nada…
-Sí por supuesto -sonreí de medio lado

Aziraphale me miró con curiosidad y luego desvió la vista nervioso.

-Ya pregunta lo que…
-¿Cómo qué se te viene a la cabeza? -dijo interrumpiendo.
-Muchas cosas-sonreí coqueto- pero ahora mismo, que la noche está encima, me gustaría volar.
-Volar?
-Sí… la libertad de sentir el viento en tus alas otra vez… pasamos demasiado tiempo fingiendo humanidad escondiendo una parte de nosotros… pero volar… es algo que solo nosotros podemos hacer
-Pero si nos ven…
-Exacto, en el límite de lo prohibido.
-Creí que hablabas de…
-Vaya, ángel, parece que fueras tú más lujurioso que un demonio…

El rostro de Aziraphale se volvió completamente rojo. Sonreí, porque soy un idiota y amaba ver cómo mis palabras le hacían sentir.

-Qué dices, angel? Volamos?

Le tomé de la mano y le besé el dorso. El color rojo manzana de Aziraphale me volvió a tentar, pero entonces me miró determinado y me sonrió de esa manera que llenaba de luz mis días más oscuros, donde parecía que hasta sus ojos brillaran…

-Sí, Crowley, sí quiero.

Mi corazón humano latió con una fuerza que me sorprendió, ah él siempre lograba eso en mí. Le sonreí de vuelta.

-De acuerdo. -dije y sin soltar su mano, salimos.

Era tarde en la noche, las luces alumbraban la ciudad pero no nos importó, ambos sacamos nuestras alas sintiendo la relajación que eso implicaba. Apreté su mano y le sonreí. Sin previo aviso alcé el vuelo, mis alas negras casi no se veían en el cielo nocturno pero él, todo de blanco y brillante como siempre, parecía un fragmento de la misma luna sonriendo y disfrutando, dejándose llevar por el frío viento que nos acunaba en su viaje. Subimos hasta que la ciudad se hizo pequeña, Aziraphale desde abajo me gritaba que le esperara, que hace mucho que no hacía esto y yo no podía evitar reírme, estaba feliz, demasiado feliz. Me acerqué a él y sus movimientos trataron de coordinarse con los míos y antes de darnos cuenta, de alguna forma, parecíamos danzar en medio de la noche, le tomé de las manos y giramos hacia arriba y abajo, luego yo lo seguí a él y él a mí. No se en realidad cuando tiempo volamos, solo sé que en ese momento éramos libres, sin reglas de ningún bando, sin preocupaciones, sintiendo que nadie nos detendría y que no existía nadie más que nosotros y nuestra felicidad…

Claramente era un estúpido, dejándome llevar por todas las tonterías que a uno se le ocurren cuando estás con ese ser con quien uno piensa que está bien y tranquilo. Pero realmente no es así, me gustaría creer que, que ese era nuestro modo pero entonces recuerdo lo que tantas veces me dijo “no hay un nosotros”, tan real, no existía un nosotros, nunca fue así y por eso no entiendo por qué seguir aferrándome a él aún después de escucharlo decir… Incluso ahora, reordar esa felicidad es… simplemente doloroso y me hace sentir un idiota, un idiota enamorado y perdido en alguien que obviamente no iba a darme lo que yo estaba dipuesto a dar.

Esto es todo por hoy, no puedo así, la noche continuó después de eso y a pesar de lo completamente ridículo que pueda sonar, aún quiero revivir todo esto…. pero no hoy.

Atte. Anthony J. Corwley

El Diario de Anthony J. CrowleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora