Capítulo 12| Nueva York

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¡DING DONG!

El botón fue pulsado más de ocho veces en menos de un minuto, ni siquiera le daba tiempo de responder al dueño ni de que el timbre acabara de sonar. Era un dolor de cabeza para la persona de adentro. Un hombre alto abrió de mala gana con una clara aura asesina. Porta una toalla en la cintura siendo la única tela que cubre su desnudez. Gotitas de agua resbalan por sus pectorales duros creando una imagen impresionante y digna de aparecer en la primer pagina del periódico.

—¿Qué quieres, niño?— Preguntó con un tono severo al ver a Papita parado en su puerta con cara de tonto.

—Em..yo..— Papita tragó en seco, su nuez de Adán rodó de arriba para abajo por el nerviosismo.

Entre más miraba, más cuenta se daba de algunos detalles. Era evidente que lo había interrumpido en medio de una ducha, no obstante lo más llamativo de eso no era el fragante olor a shampoo, sino las marcas rojas en su piel, y los arañazos en sus hombros. Esos no son a causa del entrenamiento, es absurdo.

Papita no era ningún tonto, sabía como funcionaban los roles en su mundo. Su tan admirable Joo Jaekyung es un Alfa dominante el cual al igual que todos tiene necesidades como hombre, en especial durante su celo. Papita creyó que era uno de esos días aunque no tenía sentido porque en su opinión lucía bastante tranquilo, y lucido. No parecía un Alfa desesperado por tener sexo, todo lo contrario, se veía calmado.

¿Tal vez había tenido sexo casual?

¡No! Definitivamente a eso no se le podía llamar sexo casual porque Joo no era la clase de hombre que cancelaba el entrenamiento para pasarse el día con su pareja de cama. Incluso durante los días de su celo se inyectaba demasiados inhibidores para poder ir a entrenar, a causa de ello terminaba con fiebre alta. Era terco e impertinente con su rutina. Nunca faltaba, muchos menos accedía a darles el día libre o peor aún cerrar el gimnasio.

¿A qué se debía tal cambio? ¿Qué era mucho más importante para él que ir al gimnasio? Aún si se trataba de sexo era seguro que su compañero de cama era una persona excepcional como para provocar tal milagro.

—No tengo tiempo para ti, vete.

—No, no, espera— Detuvo la puerta.

—¿Qué quieres? Estoy ocupado con algo ahora mismo, mañana hablamos en el gimnasio, vete— Volteó a mirar hacia el segundo piso donde se encontraba su habitación, y donde lo esperaba su pequeño dancito.

Papita tenía mucha curiosidad por saber quien era la persona que se encontraba dentro de su casa.

—Venía a darte la noticia de que Heesung se fue a Nueva York.

—¿Y a mi qué me importa? Que se largue el idiota, por mi el avión se puede caer y me seguirá dando igual— Otra vez trató de cerrar la puerta pero Papita se lo impidió metiendo el pie y aprovechó para entrar de contrabando.

—También quería decirte algo que sé, me dijo que no te lo contara pero hizo algo grave y no te quiero ocultar nada.

—No me interesa, sal de mi casa— Lo empezó a empujar hacia afuera, Papita puso resistencia aunque su fuerza no se podía comparar con la del Alfa.

—¡Es sobre tu mascota!— Exclamó al ya tener ambos pies fuera de la casa.

—Yo no tengo mascota— Le cerró la puerta en la cara.

—¿Entonces el Hámster que encontró en tu casa no era tuyo?— Preguntó en voz baja, más como un pensamiento suyo que Joo alcanzó a escuchar, y de inmediato le volvió a abrir la puerta.

—¿Qué dijiste?

—Esta mañana vi a Heesung con un Hámster muy chiquito, como de este tamaño y de color vainilla— Representó con sus dedos la altura del animalito—. Me dijo que se lo encontró en tu casa.

Derríbame | JINXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora